Antes de que se inventara este modismo, un corredor llegaba el segundo, lograba el tercer puesto, ocupaba la cuarta plaza.

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Esa línea ha acogido palabras en español como “medio centro”, “centrojás”, “jases”, “volantes”, “carrileros”... Quizá eso de “medio” suene antiguo, pero el fútbol de hoy incorpora con naturalidad los términos clásicos

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Algunos se preguntarán con razón cómo podría haberse roto Sergio Ramos los huesos ajenos. Quizá el público cree que se trata de una redundancia más.

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El jugador titular es el que se alinea habitualmente en el once inicial. No tiene sentido decir que un jugador “es hoy titular”.

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La acentuación esdrújula “márchamo” no es correcta. Esta palabra procede del árabe, donde significaba “hierro para marcar”

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Los futbolistas no han de salvar ningún impedimento para salir a jugar. Una zanja que rodeaba el terreno de juego está en el origen de esta expresión.

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Se trata de un pleonasmo como “hoguera de fuego” o “aro redondo”. Es más ruidoso un pitido que un silbido, y por eso no decimos “silbada”.

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Esta expresión empezó a usarse en los años cuarenta del siglo XX. Es perfectamente correcta, pero el Diccionario de la Academia no la recoge.

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