Así los veo: previa NFL 2017 de los Cincinnati Bengals
Los Bengals implosionaron en 2016. Un año antes habían igualado su mejor récord histórico. Un 12-4 que no habían visto por esos lares desde el año 1988, en que perdieron la Super Bowl con los Niners de Joe Montana tras un drive final que ha pasado a la historia. Ese récord tiene aún más mérito porque Andy Dalton, su quarterback titular, se lesionó en la semana 13. Sin él, incluso tuvieron ganado el duelo de wild card ante los Steelers a falta de minuto y medio para el final, cuando un fumble de Jeremy Hill abrió la caja de Pandora de fatalidad que sigue instalada en el vestuario.
El año pasado comenzaron la temporada de nuevo como aspirantes. Solo fue un espejismo. A mediados de octubre ya eran un equipo sin norte, en el que se notaban demasiado tres bajas decisivas: la de Hue Jackson, el coordinador ofensivo que había construido el maravilloso ataque del año anterior, y las de Marvin Jones y Mohamed Sanu. La marcha de los dos receptores dejó huérfano a A.J. Green, que además se perdió los últimos seis partidos por lesión. Algo muy similar sucedió con Tyler Eifert, su tight end, que también se perdió ocho semanas y nunca jugó al ciento por ciento. A eso hay que sumarle que el rendimiento de Jeremy Hill en su año de rookie parece solo un espejismo. En 2016 solo consiguió 3,8 yardas por carrera. Un backfield que parecía temible con Hill y Giovanni Bernard, también lesionado seis semanas, ni siquiera mereció un aprobado. Como remate, una línea ofensiva que había sido de las mejores en 2015 fracasó estrepitosamente, permitiendo que Dalton sufriera 41 sacks, la cifra más alta de su carrera.
Del todo a la nada en doce meses
El imaginativo y explosivo ataque de unos meses antes se diluyó en la vulgaridad. Sin jugadores desequilibrantes por lesión, ni soluciones, deambuló por la NFL sin asustar a nadie. Enseguida volvieron las críticas sobre Andy Dalton. El quarterback había tenido un arranque profesional poco convincente y cada vez más voces lo dieron por amortizado antes de tiempo. Su impresionante temporada en 2015 pareció cerrar la controversia. Sin embargo, Dalton volvió a ser señalado como uno de los culpables de la debacle en 2016. Aunque si hablamos de culpables en entredicho, Marvin Lewis se lleva casi todas las papeletas. El año pasado ya vio peligrar su puesto y su temporada número 15 como entrenador principal de los Bengals puede ser la última si no reconduce la situación de inmediato.
Independientemente de las lesiones y bajas en el ataque, la auténtica implosión de los Bengals llegó desde la defensa. Ahí sí que no hay excusas. El bloque que había jugado una buena temporada en 2015 seguía en el equipo. Pero solo lo estuvo en cuerpo presente. Los Dunlap, Atkins, Burfict, Dansby, Pacman, Iloka y compañía sufrieron en 2016 un apagón de juego inexplicable y el liderazgo perdido por la marcha del SS Reggie Nelson a Oakland no fue cubierto ni de lejos por Shawn Willliams.Durante todo el año se sucedieron los errores de concentración y los fallos individuales en placajes, asignaciones e intensidad. Los Bengals entraron en un túnel de vulgaridad que les sacó de postemporada por primera vez en seis años y les hizo terminar con un triste récord 6-9-1.
En la agencia libre la OL sufrió un golpe letal
Con ese panorama, los Bengals llegaban a esta offseason con muchas necesidades y la obligación de intentar hacer algo grande en la temporada 2017, que será la de su 50 aniversario, aunque inexplicablemente siempre estuvieron a la defensiva en la agencia libre. En ella perdieron a Zeitler y Whitworth, sus dos mejores jugadores de su línea ofensiva. Lo del primero es un destrozo y será complicado que Andre Smith, recién llegado desde Minnesota, pueda reconvertirse de tackle a guard para sucederle con éxito. Lo de Whitworth tiene más sentido porque ya tiene 35 años y acabó fundido la pasada temporada. Cedric Ogbuehi se moverá al tackle izquierdo (ya lo hizo al final de 2016) y Jake Fisher al derecho. Si tenemos en cuenta las bajas, y que la OL viene de permitir 41 sacks y ser incapaz de abrir buenas puertas a los corredores, no es difícil imaginar que les espera un otoño complicado. La clave puede ser el rendimiento de Ogbuehi y Fisher. Ambos tackles fueron elegidos en primera y segunda ronda de 2015 respectivamente, y entre lesiones y malas actuaciones, hasta ahora no han respondido, ni de lejos, a las expectativas creadas.
Su otro fichaje en la agencia libre fue Kevin Minter, cuya llegada sí parece un acierto para reemplazar a Maualuga, que el año pasado fue un cero a la izquierda y ya no está en el equipo, igual que le sucede a Peko, que a partir de ahora perpetrará sus actuaciones en los Broncos ¿se han vuelto locos en Denver?
Un draft espectacular para resucitar
Hasta ahora he sido muy negativo, pero creo que en el draft se encendió la luz de esperanza que quizá no sirva para que sean aspirantes este año, pero que sí abre la puerta a que los Bengals puedan resurgir en 2018 con fuerza. En primera ronda eligieron a John Ross, un receptor que si se mantiene sano puede ser la pareja ideal de A.J. Green por su velocidad y explosividad. Sin olvidar que Tyler Boyd en su segundo año como profesional debería incrementar su aportación para que el grupo de receptores de los Bengals vuelvan a ser muy peligroso. En segunda ronda eligieron a Joe Mixon, un corredor monstruoso que habría sido elegido arriba en primera ronda si no fuera por una historia antigua de violencia machista que tiró para atrás a muchos equipos.
En tercera y cuarta ronda eligieron a Jordan Willis y a Carl Lawson, dos ‘edges’ que podrían tener un papel protagonista esta misma temporada. Sobre todo Willis, que en muchos mock estaba programado para salir en primera ronda y puede ser uno de los robos del draft. Con esos dos refuerzos defensivos, más las incorporaciones de Williams Jackson III, cornerback elegido en primera ronda en 2016 que se perdió toda la temporada tras desgarrarse el pectoral en el training camp, y Andrew Billings, nose tackle escogido en 4ª ronda en 2016, considerado un robo en su momento, y que también fue baja la campaña pasada por lesión de menisco, solo será necesario que las presuntas estrellas vuelvan a jugar a su auténtico nivel para que la defensa de los Bengals, que en 2015 había sido la segunda que menos puntos encajó de toda la NFL, se olvide del fracaso del año pasado y vuelva a estar entre las mejores de la NFL.
Los Bengals tienen un equipo prometedor, pero muchas cosas que ajustar en los próximos meses. Además pueden verse lastrados por una línea ofensiva que podría convertirse en su gran talón de Aquiles. Sin embargo, yo sí creo que Andy Dalton puede ser un quarterback maravilloso. Su gran temporada 2015 le hizo crecer mucho como jugador. Ahora sí que sabe mandar y tiene autoridad sobre el campo, encuentra soluciones como los buenos y no pierde los nervios ni toma decisiones insensatas cuando se ve desesperado. Este año debe confirmar todas esas impresiones para que nadie vuelva a dudar de su talento en los próximos años. Además, tendrá ayuda: su grupo de receptores puede volver a ser más que consistente y el backfield ha ganado mucho músculo y seguirá siendo polifacético.
Mi pronóstico
Creo que la AFC Norte está en un proceso de transformación. Los Browns deben ir hacia arriba, el proyecto de los Ravens comienza a mostrar síntomas de agotamiento y el amago de retiro de Big Ben ha despertado las urgencias en Pittsburgh. Por eso, la división será más imprevisible que nunca y en ese río revuelto pueden pescar con éxito los Bengals si recuperan la seriedad y consiguen encadenar una buena racha de victorias. Su calendario no es complicado y ni siquiera tendrán que enfrentarse a priori a demasiados grandes gallitos: pese a ello, lo normal es que en esa batalla de equipos de clase media vayan intercalando victorias y derrotas para acabar con un récord equilibrado 8-8. Pero ojito con ellos en 2018.
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