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Así los veo: previa NFL 2017 de los San Francisco 49ers

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Después de tres años kafkianos en San Francisco, se intuye la luz allí, muy a lo lejos. Durante más de 30 meses caóticos los 49ers pasaron de todo a nada en una implosión casi sin precedentes y que poco a poco, según se va despejando la niebla, parece haber un principal culpable: Trent Baalke. El general manager incendió la relación entre Jim Harbaugh y todos los estamentos de la franquicia, quiso convertir a Tomsula en su títere y terminó cayendo por su propio peso después de transformar a Chip Kelly en un zombie. Como suele suceder con casi todas las infecciones gangrenadas, el aire ha vuelto a correr fresco por Santa Clara y el equipo ha comenzado una reconstrucción coherente en cuanto Baalke ha sido amputado.

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John Lynch viene de ser jugador y analista televisivo, pero despejó bastantes dudas sobre su capacidad para ocupar el cargo de general manager embaucando a los Chicago Bears con el segundo pick del draft. Kyle Shanahan, su nuevo entrenador principal, llega con un prestigio ganado a pulso tras haber construido ataques competitivos en tiempo récord en Houston, Washington, Cleveland y Atlanta. Nunca ha sido entrenador principal, pero sus ideas y filosofía le sitúan en el grupo de entrenadores jóvenes llamados a revolucionar la NFL.

De entrada, que nadie se emocione. Los 49ers vienen de muy abajo, prácticamente no tenían jugadores competitivos dentro del caos en que se había convertido ese vestuario, y han dedicado la agencia libre a limpiar corrales y a fichar en la agencia libre sin medida gracias a un margen monstruoso contra el cap. Han llegado casi dos decenas de veteranos que intentarán mejorar todas y cada una de las posiciones, pero muchos de ellos son simples parches temporales hasta que en la próxima offseason comience la segunda fase de la reconstrucción.

Hoyer, un quarterback de circunstancias

Por eso no hay que esperar demasiado de este equipo en este primer año de Shanahan. Será suficiente con que sean mínimamente competitivos, ilusionen a sus seguidores, formen a sus novatos y consigan diagnosticar todas las mejoras pendientes. Este año han disparado postas en el mercado, intentando acertar gracias a una nube de perdigones. El año que viene dispararán fusiles de precisión con los que no deberán desperdiciar ni una bala.

Durante todo el inicio de la agencia libre se especuló con la llegada de Kirk Cousins, que jugó su mejor football bajo el manto de Kyle Shanahan. Fuera cierto o no, ese movimiento nunca se llevó a cabo y el entrenador se conformó con Brian Hoyer, un quarterback que también vivió sus mejores momentos a las órdenes de Shanahan en Cleveland. Obviamente, es una solución de urgencia, una tirita que se despegará a final de año. Podemos especular sobre si en la próxima offseason llegará Cousins o se elegirá al futuro quarterback en un draft plagado de estrellas en la posición. La realidad es que este año el quarterback del equipo será un tipo que en su mejor temporada sumó 3.326 yardas en 13 partidos como titular, 12 pases de touchdown y 13 intercepciones. Por muy profesional que sea Hoyer, no dejará de ser uno de los peores quarterbacks titulares de toda la NFL aunque, en mi opinión, mejora significativamente a Kaepernick y Gabbert. De la elección de Beathard en tercera ronda no sé qué decir. A casi todo el mundo le ha parecido un brindis al sol sin sentido ni recorrido.

Backfield ilusionante y grupo de receptores en cuadro

El backfield no tiene mala pinta con Carlos Hyde, que es muy bueno cuando se mantiene sano y el año pasado, con muy poquita ayuda del resto del ataque, sumó 4,6 yardas por intento. En la agencia libre ficharon a Tim Hightower y en cuarta ronda del draft a Joe Williams. Los tres forman un backfield polifacético junto a Kyle Juszczyk, uno de los mejores fullbacks de la NFL, llegado en la agencia libre. Del rendimiento de ese bloque dependerá gran parte del éxito de todo el ataque en este primer año.

El grupo de receptores los forman Pierre Garçon y poco más. El recién llegado desde Washington tendrá que lidiar con Marquise Goodwin, también fichado en la agencia libre, y con Bruce Ellington y Jeremy Kerley, supervivientes del anterior proyecto. También han sobrevivido Vance McDonald y Garrett Celek, que tampoco estimulan demasiado como tight ends. Con ese panorama, Hoyer no podrá darse demasiadas alegrías y tendrá que conformarse con intentar mover las cadenas sin sobresaltos.

Tampoco ha habido grandes revoluciones en la línea ofensiva. Los cinco titulares del año pasado seguirán en el equipo. Solo Daniel Kilgore, el center, puede perder la titularidad tras los fichajes de Zuttah y Tim Barnes. Están tranquilos porque la posición más importante, el left tackle, está bien cubierta por un gran jugador como Joe Staley y ese es un buen punto de partida para crecer cuando se acometa la auténtica reinvención del ataque.

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El front seven será la joya del equipo

Pero como mandan los cánones, el trabajo del nuevo staff se ha centrado por encima de todo en reconstruir su defensa. De partida sufrieron un duro golpe tras verse obligados a cortar a Tramaine Brock, su cornerback 1, insostenible tras ser arrestado por un suceso de violencia doméstica. Sin embargo, dieron un tremendo golpe en la mesa eligiendo a Solomon Thomas (DE) y Reuben Foster (LB) en primera ronda del draft y a Ahkello Witherspoon (CB) en tercera. Thomas será el tercer primera ronda del draft de una línea a la que ya llegaron Arik Armstead con una primera de 2015 y DeForest Buckner con una primera de 2016. Ambos proceden de Oregón y ocuparán los ends, Thomas entrará en un tackle y Earl Mitchell, recién llegado desde Miami, completará un cuarteto con un potencial extraordinario.

En el grupo de linebackers, una de las claves será el rendimiento de Navorro Bowman. Acaba de cumplir 29 años, pero las lesiones están marcando su trayectoria de gran estrella. En los playoffs de 2013 tuvo una gravísima lesión de ligamentos de rodilla que le hizo perderse toda la temporada 2014 y el año pasado se rompió el tendón de Aquiles y solo disputó cuatro partidos. El rookie Reuben Foster en teoría debería jugar por dentro, pero mientras esté Bowman, y en el nuevo sistema 4-3 que será habitual en 2017 desplazará a Malcolm Smith, recién llegado desde Oakland con un contrato caro y de larga duración pese a que solo será titular lo que tarde Foster en adaptarse. En el otro lado jugará Ahmad Brooks que puede ser sólido si está bien arropado. No debemos olvidar a Aaron Lynch, lesionado gran parte de la pasada temporada, y a Eli Harold, tercera ronda del draft de 2015, que completan un front seven con bastante profundidad y calidad si sus integrantes dejan de jugar como pollos sin cabeza como sucedió hace pocos meses.

Una secundaria casi inexistente

La secundaria ha sufrido dos bajas importantes con el despido de Brock y el corte de Bethea, el strong, que a sus 32 años estaba más que amortizado y no tenía hueco en un vestuario que necesita juventud. Witherspoon tendrá que ponerse las pilas en su año de rookie para ayudar a Jimmie Ward, definitivamente reconvertido en safety, Dontae Johnson y Rashard Robinson, cornerbacks titulares, que forman una secundaria más que sospechosa solo sostenida por la calidad de Eric Reid, su strong safety, que también genera dudas por sus repetidos problemas con las conmociones.

Los 49ers son un equipo en pañales que deberá sobrevivir durante 2017 en un complicado equilibrio gracias a su backfield y a un potentísimo front seven. El resto de las posiciones están pendientes de actualización y muy probablemente no será suficiente con la offseason de 2018 para completar el trabajo. Será muy complicado que puedan competir con garantías hasta 2019. Mientras tanto necesitarán que Kyler Shanahan saque su varita mágica para que su ataque, como sucedió en su etapa en Cleveland, juegue por encima de sus posibilidades y de a la afición y al impaciente Jed York, propietario del equipo, un goteo de alegrías que le permitan trabajar en un proyecto sólido a largo plazo.

Mi pronóstico

No creo que los 49ers puedan conseguir muchas más de tres o cuatro victorias.Y esas pocas pueden llegar porque se enfrentarán a equipos como Panthers, Rams o Bears, que están inmersos en procesos de reconstrucción casi tan complicados como los de San Francisco. Con los Jets haciendo todo lo que está en su mano para reunir una plantilla incapaz de ganar un solo partido, será complicado que tengan a su alcance el número 1 del draft, aunque si su entrenador fuera cualquier otro diferente de Shanahan me apuntaría sin dudarlo a esa posibilidad.

 

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