McCown ha sido capaz de sobrevivir 16 años en un mundo de gigantes con el único argumento de su entrega absoluta y a base de darle cabezazos al muro.
En Carolina ya se han puesto la venda antes de tener la herida, y Ron Rivera ha dejado claro que no le importa saber quién será el quarterback de Green Bay el próximo domingo.
El éxito de la NFL a lo largo de su historia ha sido que todos los equipos hacían cada día todo lo que estaba en su mano para ganar el próximo partido, fuera cuando fuera.
Después de más de una década en la que su forma de gobernar la NFL ha sido priorizar las cuestiones económicas sobre las deportivas, se hace necesario un cambio radical.
Pocos quarterbacks han sido tan infravalorados en los últimos tiempos como un Sam Bradford que por primera vez en su carrera lo tiene casi todo de cara.
Los Seahawks fueron peores que los Packers en el global del partido, pero la pérdida de su cornerback marcó el duelo y también podría tener implicaciones en enero.
Los Titans abandonaron su temible carrera en la derrota ante los Raiders y los Texans confirmaron que un año más siguen sin tener quarterback.
La irrupción de Dak Prescott y Ezekiel Elliott como quarterback y corredor titulares en su año de rookie, dio una nueva dimensión a un equipo que debería seguir por esa misma senda.
El comisionado de la NFL, Roger Goodell, podrá seguir en su trono el tiempo que quiera mientras consiga que el espectáculo de la NFL no decaiga.
Hasta ahora nunca tantos equipos habían dado la temporada por perdida con plantillas muy poco competitivas y, en algún caso, indignas de una liga como la NFL.
Página1