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El ‘tanking’ masivo hace peligrar la NFL como la conocemos

Después de tanto tiempo aún no tengo muy claro si la NFL es una competición deportiva o simplemente un grandioso espectáculo que se sustenta en el deporte. Porque ahí estriba su éxito: la NFL es divertidísima. El nivel medio de los partidos tiene una calidad, una intensidad y un interés muy superior al de casi cualquier otra competición a nivel mundial. De hecho, cada una de sus reglas, su estructura competitiva, su organización, están planteadas así con un único objetivo: favorecer el espectáculo y la emoción. Lo curioso es que, por el camino, la mayor parte de esas reglas y esos planteamientos también fomentan la igualdad deportiva.

Hay un axioma que me comentaron hace ya algunos años y que para mí es un buen termómetro la capacidad de un deporte para ser mayoritario: el interés del público es directamente proporcional a su posibilidad de implicación. En el caso de la NFL esa implicación es increíblemente intensa y se extiende durante todo el año. Un aficionado no solo puede jugar ligas fantasy en las que gestiona su propio equipo. De hecho, eso es lo de menos. El asunto va mucho más allá. Un aficionado a la NFL puede sentirse entrenador del equipo de sus amores. Puede preparar la agencia libre (hablo de la real), estudiando qué jugadores van a estar en el mercado, cuales vendrían bien a su equipo y de cuánto dinero se dispone para conseguirlos. Puede estudiar el draft, incluso haciendo simulaciones, para decidir a qué jugadores novatos elegiría él, e incluso quién sería la segunda y tercera opción en caso de que alguien se adelante. Luego puede analizar el estilo de juego según la plantilla conformada, debatir con otros seguidores qué fichajes de última hora serían necesarios para conseguir un equipo óptimo, valorar planes de juego según el rival, intercambios de jugadores… Un mundo infinito.

Hay quien disfruta más con la offseason

No creáis que lo que os he contado en el párrafo anterior es un tema de frikis y trastornados que viven para la NFL. Todo lo anterior es algo que hacen un alto porcentaje de aficionados, que conocen los intríngulis de su equipo y sus principales rivales al dedillo. De hecho, hay bastantes aficionados que prefieren la offseason a la temporada. Les parece una etapa mucho más divertida, llena de recovecos que les permite sentirse durante un tiempo como si fueran general managers reales.

Estoy seguro de que Robert Kraft, propietario de los Patriots, se siente mucho más orgulloso del crecimiento global que ha alcanzado la NFL en los últimos tiempos que de los cinco anillos que su equipo ha ganado en este siglo. En realidad, este invento lo forman 32 propietarios que tienen montado un circo que se ha convertido en la gallina de los huevos de oro y con el que se lo pasan bomba. Es el negocio perfecto. Un espectáculo redondo en el que lo deportivo no es muchas veces ni siquiera lo prioritario, que no para de crecer y que parece incluso sencillo de pilotar. Hagan lo que hagan, los proyectos de la NFL salen bien y se convierten en nuevos cuernos de la abundancia. Ya sean partidos en Londres o México, hacer el draft itinerante, abrir canales de televisión o retransmitir contenido casi sin editar con la certeza de que va a ser devorado por decenas de miles de aficionados, que además van a estar dispuestos a pagar por él.

No todo es tan bonito

Eso no impide que de vez en cuando haya tropezones. El caso de los Chargers en Los Angeles de entrada lo parece, aunque todo apunta a que, como casi siempre, los mandamases serán capaces de reconducir el asunto hasta encontrar una mina de oro.

Sin embargo, creo que en los últimos tiempos sí que se está abriendo un nuevo frente muy peligroso y que hasta ahora nunca había sido un problema. Me refiero al ‘tanking’ que, como todos sabéis, significa que un equipo de por perdida una temporada para sacar beneficios futuros en el draft y tener más dinero disponible en el futuro. ‘Tanking’ no significa dejarse ganar. Ningún jugador ni entrenador se dejan ganar o rinden por debajo de su nivel en la NFL. Básicamente porque eso les costaría su trabajo o reduciría su caché. Quien hace tanking simplemente no reúne una plantilla competitiva que pueda enfrentarse con garantías a sus rivales. Así de fácil. Lo demás cae por su propio peso.

El tanking empieza a ser un problema

Los amantes del football en offseason, esos aficionados que disfrutan más jugando a ser general managers que viendo los partidos, adoran el ‘tanking’. Les permite alargar sus elucubraciones incluso durante años. Pero la realidad es que el espectáculo se resiente.

El grave problema es que algo que hasta hace poco era ocasional, y sucedía tan poco a menudo que los casos se señalaban durante años (como sucedió con el mítico de los Colts de 2011 en busca de Andrew Luck en el draft), ahora se ha convertido casi en epidemia. Y ya no son casos esporádicos de equipos que se dejan llevar un año. Ahora hay franquicias que directamente dejan de ser competitivas voluntariamente durante varias temporadas. En la NFL siempre ha habido equipos malos, pero os diría que incluso los Detroit Lions de 2008, el último equipo que terminó una temporada sin una sola victoria, tenía mucha más enjundia y calidad que algunos de los equipos que van a comenzar la temporada 2017 y cuyos aficionados deberían ir al estadio con la bolsa agujereada en la cabeza desde el primer día.

Afecta a la competición y al ámbito económico

Una competición con 16 partidos en la que todos no juegan contra todos no puede permitirse el lujo de tener casi media docena de equipos que merecerían estar en una segunda división. Eso desvirtúa la competición. A día de hoy, sin haber comenzado la temporada, Patriots y Seahawks están virtualmente clasificados para playoffs salvo hecatombe, y con un récord que puede rondar el ‘bye’, simplemente porque en sus divisiones hay demasiados equipos que no han tenido la intención de ser competitivos en 2017.

Todo eso puede afectar también a la NFL en el ámbito económico. Yo no sé si alguno de vosotros (exceptuando a sus sufridos seguidores) tiene intención de ver este año algún partido de Jets o Bills, por poner dos ejemplos. Os aseguro que a mí no me van a pillar en esa. Si un equipo no hace todo lo que está en su mano para ser competitivo no puede pretender que el público le siga.

Posibles soluciones

Tal vez, el ‘tanking’ sea un síntoma de que en los últimos tiempos esté ganado peso la NFL como competición deportiva sobre la NFL como espectáculo y creo que eso no es bueno. También creo que los 32 propietarios se sentarán y analizarán más pronto que tarde el asunto para ver los pros, los contras, y sacar conclusiones. Y no me extrañaría que en dos o tres años, una vez terminada la temporada, el domingo siguiente a la Super Bowl, en esos días que no hay nada mientras se calienta la agencia libre, la NFL decide montar el ‘show del sorteo del draft’, con el formato que sea, siempre lo más televisivo posible, con una nueva fecha clave en el calendario, la atención obsesionada de todos los aficionados, patrocinadores a go-go y todos los amantes del ‘football de offseason’ haciendo simulaciones sobre qué elección hará cada equipo según el puesto que le toque.

Con una solución así, u otra similar que tal vez se os ocurra, se acabará el ‘tanking’ y aparecerá un nuevo cuerno de la abundancia. ¿Qué no os lo creéis? Al tiempo…