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AUTOS

La historia e importancia del parabrisas en los automóviles

Es, junto al cinturón de seguridad, el elemento de seguridad que más vidas ha salvado y lesiones ha evitado.

Ciudad de México
La historia e importancia del parabrisas en los automóviles
Carglass

Si bien todos y cada uno de los inventos que tienen que ver con el automóvil son de suma importancia, existen algunos que sobresalen más por haber cambiado el rumbo del automóvil.

Uno de los inventos que más ha destacado del resto, es el parabrisas laminado. Introducido por Henry Ford en la década de 1920, dio un giro rotundo en la seguridad de los automóviles, ya que resultaban ser más resistentes que los parabrisas habituales de aquella época.

No obstante que desde la creación de esta clase de parabrisas ha existido una gran evolución, el concepto básico de cristal laminado se mantiene inalterado y sigue cumpliendo su función de protección.

Antes del parabrisas laminado

En la época del nacimiento del automóvil, los conductores tenían que usar gafas para protegerse del viento, polvo y de las piedras que podían saltar de los caminos.

Al poco tiempo, esto es a principios del Siglo XX, los automóviles comenzaron a equipar parabrisas, compuestos de dos hojas de cristal horizontales desplazables-cuando la mitad superior se ensuciaba, el conductor podía plegarla y seguir adelante-.

No obstante, este elemento no estaba disponible en todos los vehículos o bien había que pagar dinero extra. Fue en 2015, cuando Oldsmobile decidió incluir el parabrisas como un elemento de serie en todos sus vehículos.

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A pesar de ofrecer protección contra el viento, los primeros parabrisas se convirtieron en un terrible inconveniente, ya que el cristal se rompía en mil pedazos.

Esta situación hacía que los pasajeros, principalmente el conductor, salieran heridos por los fragmentos de cristal que salían despedidos, o bien sufrían lesiones de gravedad tras atravesar el parabrisas de cabeza -generalizándose la expresión “un collar de cristal”-y por salir despedido del vehículo al sufrir un accidente.

Ante el miedo a subirse a un automóvil y la lluvia de demandas a los fabricantes, hizo que se comenzara a trabajar en una solución a este problema.

Un invento que nació por casualidad

Fue en 1903, cuando al inventor francés Edouard Benedictus tiró de manera accidental un vaso de vidrio, mismo que no se rompió en mil pedazos. ¿La causa? Ese vaso había contenido nitrato de celulosa, y la película seca que quedó sobre el cristal mantuvo los trozos unidos cuando este se rompió.

En Inglaterra, John C. Wood hace un descubrimiento similar en paralelo, pero es Benedictus quien presenta, en 1909, la patente de dos capas de vidrio con una de celulosa entre ellas: el cristal laminado.

Tras su descubrimiento, este invento comenzó a tener aplicaciones prácticas y fue muy utilizado en las máscaras de gas durante la Primera Guerra Mundial, pero tardó en popularizarse en el mundo del automóvil por lo elevado de su precio, complicada industrialización y porque la capa intermedia se decoloraba con el paso del tiempo, lo que hacía que el cristal fuera menos traslúcido.

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Al saber de su existencia, Henry Ford le encarga a Clarence Avery, el “genio” mecánico de Ford, que busque la manera de fabricaron cristal laminado resistente y barato.

Junto al especialista Pilkington se crea un nuevo proceso de fabricación de vidrio mucho más resistente, que se produce en la misma planta de River Rouge de Ford.

Así, a finales de 1919, empezaron a desarrollar cristales laminados para automóvil, y en 1921, comenzaron a instalarlos de forma opcional. El primer parabrisas laminado de serie lo montó un Rickenbacker en 1926.

El parabrisas laminado se populariza

Cada una de las ventajas del parabrisas laminado eran evidentes: no se rompía en mil pedazos, sino en forma de tela de araña; impedía que los pasajeros salieran despedidos, y su resistencia aportaba una mayor integridad estructural del automóvil en caso de un accidente.

Aun así, esta gran innovación presentaba un problema: su capa interior de celuloide se decoloraba, se oscurecía y se volvía frágil con el paso del tiempo, por lo que podía perforarse fácilmente.

Lo anterior tuvo solución en 1938, cuando Carleton Ellis patentó una resina sintética transparente que no se decoloraba con el tiempo. A partir de ahí, los fabricantes empezaron a utilizar el butiral de polivinilo (PVB), que hacía que el cristal laminado fuera más claro y resistente.

Otras ventajas del parabrisas laminado

Además de proteger, el parabrisas laminado mejora el confort acústico de un automóvil por su función aislante. Algunos parabrisas modernos disponen de un laminado que puede aumentar la insonorización hasta en un 30 por ciento, debido a que disminuye los zumbidos aerodinámicos, así como el ruido de la lluvia.

Aún más importante, la lámina del parabrisas bloquea más del 90 por ciento de los rayos UV, lo que protege los ojos y la piel de los pasajeros.

Algunos parabrisas también ofrecen protección térmica al incorporar una lámina transparente de óxido metálico, que refleja la radiación infrarroja y traslada menos calor al habitáculo. Eso redunda en un menor uso del aire acondicionado y, por lo tanto, en una reducción del consumo de combustible.