Su suplencia, dolorosa para la grada del Madrid y reconfortante para la cintura de Busquets, fue otro ataque más de entrenador.

Su suplencia, dolorosa para la grada del Madrid y reconfortante para la cintura de Busquets, fue otro ataque más de entrenador.
El Clásico se vio en 182 países, pero en unos más que en otros... y no me refiero al número de telespectadores. Cada uno se queda con el trozo de tarta que le resulta más familiar.
La hora a la que se jugó el Clasico se hacía extraña, pero al final fue estupenda. El 0-3 me recuerda a uno con gol de Calderé en el año 84.
Arrinconado por los éxitos del Madrid y dañado en términos de proyección mundial por el adiós de Neymar, el Barça necesitaba que el foco mundial volviese a girar hacia él.
Zidane cae en un error cuando en conferencia de Prensa justifica su empeño obsesivo con Benzema asegurando que “es el mejor” o que va a defenderle “hasta la muerte”.
Según cómo se mire, la decisión de Zidane de tirar de Kovacic en lugar de Isco fue valiente o cobarde.
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