
El objetivo culé de terminar LaLiga invicto, cosa que no había hecho nadie desde los lejanos años treinta, cuando sólo duraban 18 partidos, se ha esfumado.

La imagen de Sergio Ramos con la camiseta de Iniesta dedicada redime el lado malo del Clásico, que se resume en unas actitudes violentas y en la polémica arbitral.

56’56’’, son los números símbolo de este partido que para que nadie fue bueno, el minutaje correspondiente al momento en que Iniesta deja el campo.

La noche de Riazor empezó con un chasco: Iniesta no aparecía en la formación del Barça

Cristiano marcó en sede europea uno de los grandes goles de su historia. Messi le replicó luego con un hat trick que hizo, digámoslo, con la gorra.

Al Madrid se le escapó LaLiga hace bastantes semanas, podríamos incluso decir que meses. Le faltó Cristiano cuatro partidos y cuando regresó estuvo extrañamente negado ante el gol.

Lionel Messi, que entró en el campo para animar a los suyos, se impuso la primera de las actitudes y sacó al Barça del atolladero mayor de LaLiga.

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