La historia del mejor mecánico que ha tenido la Carrera Panamericana
Este personaje fue reconocido por el Gobierno mexicano por su trabajo en el servicio.
Aunque en el automovilismo, el piloto es quien recibe los premios y reconocimientos en cada victoria, la realidad es que todo es un trabajo en equipo, pues el equipo que hay detrás es fundamental para complementar el trabajo de quien está detrás del volante.
Así, los ingenieros y mecánicos son una pieza clave en el papel que juegan los pilotos en cada una de las carreras de autos. Por ese motivo, los grandes campeonatos de automovilismo premian a la escudería que acumuló más puntos a lo largo del campeonato, esto con el fin de reconocer el desempeño de quienes conforman el equipo.
Pero bueno, aunque no existiera este premio, queda claro que la labor de los integrantes de la escudería, es fundamental para lograr que cada piloto pueda hacer su tarea en la pista. Y es que antes, durante y después de cada carrera, los mecánicos e ingenieros se encargan de afinar cada detalle del auto y hacer los cambios de llantas y otros elementos en el momento de la acción.
El mejor mecánico de la Carrera Panamericana
Cuando se trata de elegir al mejor integrante de un equipo de carreras de autos, la tarea es sumamente complicada, pero existe un personaje que se puede decir que hacía magia, ya que hacía ganar a cada uno de los vehículos que pasaban por sus manos: Herbert Linge.
Este mecánico alemán es catalogado como el mejor, ya que en tres ediciones de la época dorada Carrera Panamericana, logró que los autos en los que trabajara se convirtieran en ganadores de su categoría.
Con esta hazaña, Herbert Linge es la única persona que ha recibido la Orden al Mérito en toda la historia del rally mexicano catalogado como el más icónico de América y el de mayor recorrido en el mundo en su género.
Participar en tres ediciones de la Carrera Panamericana y apenas alcanzar el cuarto lugar en la clasificación general no es un gran resultado para entrar en los libros de historia. Mucho menos cuando esa historia fue escrita por los mejores pilotos de la época, entre ellos Juan Manuel Fangio, Umberco Maglioli, Alberto Ascari, Louis Chiron, Piero Taruffi, Karl Kling, Jean Behra y Hans Herrmann, por solo citar algunos.
No obstante, Herbert Linge consiguió algo que ninguna otra persona pudo hacer durante la época de oro de la “carrera más exigente del mundo”, como la calificaban mucha personas que ya habían estado en la Targa Florio, la Mille Miglia y las 24 Horas de Le Mans: que los vehículos a los que prestó servicio siempre ocuparon el primer lugar ante rivales de la misma cilindrada.
Debido a que conseguir hazaña en una prueba tan exigente es absolutamente único, el Gobierno de México le otorgó el premio Herbert Linge días después de haber finalizado la Carrera Panamericana en su edición de 1954.
Nacido en Weissach en 1928, Linge comenzó a trabajar como aprendiz de mecánico de Porsche en 1943, aunque no duró mucho tiempo en este puesto, ya que poco después fue ascendido a Jefe de taller. Dirigió el servicio de atención al cliente de la compañía en Nueva York y, mientras daba clase de capacitación a otros mecánicos, recibió una llamada desde Zuffenhausen en la que le pedían que fuera a México para acompañar a los dos Porsche que el príncipe español Alfonso de Hohenlohe iba a inscribir en la Carrera Panamericana de 1952.
El inició de una leyenda
Hohenlohe, quien tenía ascendencia y ciudadanía mexicana, era el distribuidor de Volkswagen en México y, en 1952, Ferry Porsche le dio la representación de su marca para ese país. De esta forma, los dos primeros Porsche importados a México serían conducidos en “la Pana” por el príncipe Paul Alfons de Metternich (356 1500 S Cabriolet) y el conde Philipp Constantin de Berckheim (356 1500 S Coupé).
Algunos dicen que fue el príncipe de Metternich quien, en un viaje de regreso de México, le pidió a Maximilian Hoffman, importador de Porsche para Estados Unidos, que llamara a Ferry Porsche y le pidiera que Linge los acompañara en la carrera. Otros aseguran que fue Huschke von Hanstein quien hizo la solicitud. Sea como fuere, Linge aterrizó en México con su maletín lleno de herramientas.
1952
En esa época las cosas eran un poco más improvisadas que planificadas. En un cóctel organizado dos días antes de iniciar la carrera, el príncipe de Metternich consiguió que el barón Manuel Antônio de Teffé, un diplomático brasileño, accediera a participar como copiloto suyo.
Por su parte, la llegada de Linge le permitió al conde de Berckheim tener un copiloto, pues la familia de De Hohenlohe no quiso que compitiera, dados los frecuentes accidentes e incluso muertes que se producían durante los más de 3,000 kilómetros de carrera.
Más allá de los ascensos y descensos de montaña y vados, en aquella época la competencia era sumamente peligrosa debido a la gran cantidad que acudía a las carreteras con poca prudencia, las piedras que saltaban, así como los animales sueltos que había.
Ante la gran exigencia que existía para los autos, había que hacer magia para hacer las reparaciones, ya que de lo contrario se tenía que abandonar la carrera. Cuenta el mismo Linge que comenzó a trabajar en la calle, pero Alfred Neubauer, Director de Competición de Mercedes Benz, le ofreció su taller, además de su ayuda y la de su gente, ya que más que rivales eran el equipo de Alemania.
Otra anécdota es que De Hohenlohe tomó la decisión de enviar en un avión privado a Linge hasta Durango para que pudiera revisar el auto del príncipe de Metternich, lo que fue clave para el desempeño en la competencia.
En las noches y madrugadas, después de cada ruta, el mecánico alemán trabajaba en los autos, algunas veces había que desmontar el motor, por lo que los mismos pilotos tenían que ayudarle para completar la difícil tarea .
Tras el triunfo en su categoría, en las ediciones de la Carrera Panamericana de 1953 y 1954, Porsche participó con equipos oficiales de fábrica y Linge estuvo allí para cuidar de los autos o para conducirlos cuando la ocasión lo requería.
1953
En 1953, Porsche inscribió dos 550 Spyder para las parejas Huschke von Hanstein- Hans Herrmann y Karl Kling-Herbert Linge. No hubo suerte aquel año: un fallo en el eje delantero dejó fuera de juego al primer auto, mientras que el de Kling y Linge tuvo problemas de motor.
Linge, sin embargo, seguía siendo el único mecánico que había para atender a los vehículos Porsche. Así, cuidó del 550 Coupé de los guatemaltecos José Herrarte Ariano y Carlos Gonzáles, quienes ocuparon el primer lugar en la categoría Sport hasta 1.600 cc. Lo mismo hizo con el 356 S del diplomático argentino Fernando Segura, que finalizó segundo en la misma categoría.
1954
En 1954 Porsche inscribió de nuevo dos 550 Spyder con motor Fuhrmann, uno para Hans Hermann y el otro para Huschke von Hanstein y Fernando Segura. Ese año la temperatura fue extremadamente alta, lo que dificultó especialmente la conducción de un auto sin techo. Von Hanstein decidió abandonar por este motivo y le cedió su puesto a Linge. De los 150 auto que tomaron la salida, solo 75 finalizaron.
Segura sufrió mucho con el calor en la primera etapa, en la que terminó sexto de su categoría, así que le dejó toda la responsabilidad a Linge, quien condujo casi todo el resto de la carrera.
Más allá de la indeleble huella que dejó en el rallye mexicano, Linge está completamente unido a la historia de Porsche. Él fue quien propuso el terreno en donde hoy está ubicado el Centro de Desarrollo de Weissach, y además, inventó la Porsche Carrera Cup. Estuvo presente en más de 80 victorias de clase y cuatro títulos mundiales en todas las disciplinas en las que Porsche estaba involucrado en aquellos tiempos. Su última misión: ser el piloto del auto cámara de Steve McQueen en la película Le Mans, de 1970.
Entre todos esos buenos recuerdos y trofeos que atesora Linge en su hogar, la medalla de la Orden al Mérito recibida por sus servicios mecánicos en la Carrera Panamericana ocupa un lugar muy especial. La contribución de Linge hizo que hoy en día el nombre “Carrera” esté ligado al icónico 911.