El orgullo mexicano es deportivo
Más de una vez he hablado de la falta de ídolos que tenemos los mexicanos. Estamos ávidos de esos héroes, de esas personas que enaltecen nuestros valores, nos hacen olvidar nuestras penas, aunque sea por un momento y nos muestran el camino a seguir.
Tristemente es difícil conseguir esos modelos en México. No porque no exista talento, inteligencia o carisma, pero muchas veces no están en el foco público. La irregularidad y la falta de constancia es uno de los mayores enemigos para esas figuras que aparecen, pero son muy fugases, pasajeras y están sujetas a modas, tendencias o movimientos, y después son tan efímeras como el mismo tiempo.
Estoy convencida de que el deporte es el lugar donde nos refugiamos, más buscamos y más ídolos encontramos. Muchas veces pecamos de malinchistas y miramos hacia afuera. No fue el caso de este fin de semana; en dos días Saúl 'Canelo' Álvarez y Sergio 'Checo' Pérez hicieron ondear la bandera mexicana con todo orgullo y dignidad.
No se puede ser más mexicano que estos dos; de entrada, el hecho de que ambos tengan un apodo los hace cultural y socialmente cercanos. Los dos fueron deportistas de los que se dudó hace un tiempo. Recibieron burlas y fueron objeto de todo tipo de memes, chistes, sarcasmo; ahora son los reyes de la ironía. Porque irónico es que sobresalgan los atletas en deportes que no es el nacional. ¿Dónde están los futbolistas? ¿A quién podemos seguir en el campo de fútbol? ¿A quién admiramos? Con profunda tristeza, puedo decir que a nadie.
No solo vencieron en el ring y en la pista. Vencieron en la cultura popular, en el cariño de la gente, en la duda colectiva y en la ilusión de cada uno de nosotros. Triunfaron en la constancia, la disciplina, la entrega y dedicación. Estuvieron por encima de cualquier cuestionamiento y ahora están al nivel de quien sea en el mundo.
Ojalá estas actitudes las veamos replicadas en muchos otros ámbitos: en la política y en la sociedad. Porque seguimos ávidos de héroes y los héroes se construyen todos los días. Brillan en la desgracia, pero conviven en la cotidianidad. Hagamos de lo extraordinario lo ordinario. Sigamos sumando, colaborando con este espíritu de nación, de humanidad que tan bien representaron Saúl y Sergio este fin de semana. El orgullo mexicano es deportivo.