"Ehhhhhh... puto" como identidad nacional
No nos distraigamos. El fútbol mexicano carece de personalidad de estilo y de identidad. Es por eso que destellos como el “eeeeeh puto” nos identifican, nos pertenecen. Como afición, ¿de qué nos mantenemos? ¿De títulos, de resultados, de estrellas, de rivales? Tristemente no nos podemos mantener de fútbol.
El grito es la única herramienta que tenemos cuando en la cancha somos rebasados. Y, para desgracia de quienes disfrutamos el fútbol, pasa más de lo que nos gustaría. Como afición jugamos. Y me queda claro que “la ola” no pone presión a nadie; si acaso, a nuestros propios futbolistas.
A nivel local o nivel mundial no tenemos un estilo que nos destaque; ni como individuos, ni como equipo. Si pensamos en los talentos mexicanos que destacan en el extranjero, no tenemos un sello, dependemos del talento individual y de la suerte. Si tenemos que basar nuestro fútbol, nuestro estilo y nuestra identidad en algo tan fugaz como el grito de “eeeeh puto”, estamos fritos. Y no quiero ser portadora de malas noticias, pero por si alguien no lo había notado, estamos fritos.
Defendemos más el grito sancionado por la FIFA que a cualquier equipo, que a cualquier futbolista. Nos enganchamos con lo único que sentimos real, propio o nuestro. Esto nace de modismos propiamente mexicanos y el hecho que nos lo prohíban o nos sancionen por ello, tristemente también raya en comportamientos culturales propiamente nuestros. Así que, autoridades, por ahí no es la manera.
Independientemente del grito, sus orígenes o su connotación, es de lo poco que tenemos tangible, auténtico o real del fútbol mexicano. Nos da orgullo y, lamentablemente, viene de fuera y no de dentro de la cancha. Es la prueba de que la tribuna rebasa al campo, al talento, la táctica y la estrategia entre 11. Es cuando el fútbol se vuelve el pretexto y no el protagonista.
Hoy vivimos una época en la que somos más afición que fútbol. Como afición nos queda mucho que aprender, que informarnos y que exigir. Aun así parecería que estamos por encima de nuestro fútbol. A los mexicanos nos cuesta tener ídolos, héroes. ¡Y vaya que los necesitamos! No hay otro Rafa Márquez y parece que en el futuro cercano no lo habrá. Así que nos parece validó gritar al rival para sustituir la irregularidad de nuestra selección.
Creo que nos debemos de preocupar más por desarrollar lo que no tenemos que por defender y destacar lo superficial, el accidente que sentimos como identidad y que nos impiden concentrarnos en lo esencial. El “eeeh puto” ni nos define, ni nos defiende, ni nos suma. No nos da más goles o puntos. Deberíamos de enfocarnos en lo que nos aporta. En la sustancia, en lo importante, y no distraernos en gritos que son más efímeros que el propio fútbol.
México debería de gritar. Deberíamos de gritar fuerte, juntos y unidos, por el fútbol, por nuestro fútbol. Que con que el balón consigamos identidad más allá del “eeeeh puto”.