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Manejamos el Toyota Prius: ¿Sigue siendo el mejor auto híbrido?

Aunque enfrenta nuevos rivales como el BYD King y tiene detalles por pulir, este pionero híbrido demuestra que sigue siendo una de las mejores opciones

Foto: Toyota
Luis Hernández del Arco
Actualizado a

Al momento de pensar en autos híbridos, es casi inevitable que el primer nombre que surja sea el Toyota Prius. En México, particularmente, este modelo ha sido un verdadero fenómeno, un consentido del público que busca eficiencia y una movilidad más amigable con el entorno.

En su actual generación no solo mantiene esa promesa, sino que, para muchos, la lleva a un nuevo nivel, especialmente en el apartado que por años fue su talón de Aquiles: el diseño.

Siendo honestos, las generaciones anteriores del Prius, si bien cumplían con creces su función, no destacaban precisamente por su estilo. Toda su figura estaba supeditada a la aerodinámica, a la eficiencia pura y dura. Pero esta vez, qué cambio.

Ahora, la imagen exterior es de lo mejor que le ha pasado al modelo. Se presenta con una silueta audaz, afilada, casi futurista. Ya no intenta encajar en las categorías tradicionales; no es ni un sedán ni un hatch puro, ni nada por el estilo.

Es, simplemente, un Prius con una identidad visual muchísimo más marcada y, hay que decirlo, atractiva. Es de esos autos que volteas a ver en la calle, y eso, para un Prius, ya es decir bastante.

Al adentrarnos en el habitáculo, la sensación de modernidad continúa. Si bien los materiales buscan la durabilidad y la funcionalidad, se percibe un salto en calidad y en diseño interior. También contiene un amplio equipamiento de serie, lo cual siempre se agradece.

Desde sistemas de infoentretenimiento actualizados hasta un buen número de asistencias a la conducción, el Prius busca ofrecer una experiencia completa desde sus versiones de entrada.

Manejamos el Toyota Prius: ¿Sigue siendo el mejor auto híbrido?
Foto: Toyota

Un auto híbrido 100%

En su nueva línea para México, el Toyota Prius ofrece el mismo sistema híbrido que ya conocíamos en esencia, con un motor cuatro cilindros de 1.8 litros. Este propulsor a gasolina, al trabajar en conjunto con el motor eléctrico, entrega una potencia combinada de 138 caballos de fuerza y 185 libras-pie de torque.

Aquí es donde algunos podrían arquear una ceja, pues se mencionaba un aumento de potencia considerable. Ciertamente, hay un incremento respecto a la generación anterior que rondaba los 121 caballos, lo cual se agradece y se siente al volante, otorgando una respuesta más ágil.

Lo verdaderamente interesante es que con todo y el aumento de potencia, el consumo combinado se mantiene en unos impresionantes 22 km/l. Esta cifra es, sin duda, uno de sus mayores argumentos de venta y una de las razones principales de su éxito continuado. No hay duda que la excelente economía de combustible sigue siendo su carta de presentación más fuerte.

Pero, ¿cómo funciona este sistema para lograr tal eficiencia? Es como tener dos fuentes de poder trabajando de manera inteligente. Por un lado, el motor de gasolina, que es el principal para carretera o cuando se necesita más empuje. Por otro lado, un motor eléctrico alimentado por una batería.

Al arrancar o a bajas velocidades, el auto puede moverse usando solo electricidad, sin gastar una gota de gasolina y sin emitir contaminantes. Cuando se acelera más fuerte o la batería necesita recarga, el motor de gasolina entra en acción.

Y aquí viene la magia: al frenar o desacelerar, en lugar de que esa energía se pierda como calor (como en un auto convencional), el sistema la aprovecha para recargar la batería. Es un ciclo constante.

A largo plazo, el desgaste principal suele venir por el lado de la batería. Como cualquier batería recargable (pensemos en la de un celular), con el tiempo y los ciclos de carga y descarga, va perdiendo un poco de su capacidad de retener energía.

Afortunadamente, las baterías de los híbridos de Toyota están diseñadas para durar muchos años y kilómetros, y su tecnología ha sido probada y refinada extensamente. Los demás componentes, como el motor de gasolina, sufren un desgaste similar al de cualquier auto, aunque al trabajar en conjunto con el motor eléctrico, en muchas situaciones el motor de combustión opera bajo menor estrés, lo que puede contribuir a su longevidad.

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Foto: Toyota

Sensaciones al volante

Una vez tras el volante, el Prius ofrece un manejo fácil y conforme. No pretende ser un deportivo, para nada. Aquí el enfoque es de suavidad, en la conducción relajada y, sobre todo, eficiente.

En ciudad, es una delicia por su silencio en modo eléctrico y la agilidad que le da el torque instantáneo del motor eléctrico para los arranques. En carretera, se defiende bien; los 138 caballos son suficientes para mantener ritmos legales y realizar rebases con anticipación. La suspensión está orientada al confort, absorbiendo bien las irregularidades del asfalto mexicano, que no son pocas.

La larga lista de características estándar contribuye a una buena experiencia. Dependiendo de la versión, encontramos elementos como pantallas, cargador inalámbrico, diferentes puertos USB, y un conjunto de sistemas de seguridad Toyota Safety Sense, que es un punto muy valioso.

Un nuevo retador: BYD King

Aunque sólido, el reinado del Prius empieza a ver competencia seria. Con la llegada de BYD a México, este modelo tiene un fuerte rival. Se trata del BYD King, una sedán que llega con una propuesta muy agresiva. A un precio similar, el King ofrece una mecánica híbrida enchufable (PHEV).

Como bien sabemos, la ventaja de un PHEV es su mayor autonomía en modo puramente eléctrico, que puede ser significativamente superior a la de un híbrido convencional como el Prius. Por ejemplo, el King declara una autonomía eléctrica que podría cubrir los traslados diarios de muchas personas sin gastar gasolina (más de 40 kilómetros). A la vez, presume de una potencia total superior, con 205 caballos de fuerza totales.

Claro está, esta tecnología PHEV tiene sus particularidades. Hay que enchufarlo a la luz para aprovechar al máximo esa autonomía eléctrica. Y aquí es donde entra el factor de la infraestructura. Si no se cuenta con un cargador en casa o en el trabajo, o si la rutina no permite cargarlo regularmente, de tener la infraestructura para ello, no hay los resultados esperados de consumo.

Es decir, si se usa mayormente con la batería descargada, funcionará como un híbrido convencional, pero cargando con el peso extra de una batería más grande, lo que podría mermar un poco su eficiencia comparativa en ese escenario.

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Foto: Toyota

Fortalezas perdurables y áreas de oportunidad del rey

A pesar de la nueva competencia, el Prius tiene ases bajo la manga que son difíciles de igualar. Fiabilidad, calidad y disponibilidad de refacciones están garantizados con Toyota, una marca con una reputación legendaria en estos aspectos.

Desde siempre, el precio de reventa del Prius también suele ser muy bueno, reflejando la confianza del mercado en el modelo. Se puede decir que el Prius es el auto ideal, tanto para ciudad como carretera, para quien busca un balance probado y comprobado.

Con todo, hay elementos que podrían mejorar. Un detalle que algunos señalan es que, en ciertas versiones, no tiene rines de aluminio de serie, presentando tapones que, si bien funcionales, desentonan un poco con el diseño tan moderno del resto del vehículo.

Otro punto es que, si bien el sistema híbrido es eficiente, no es el más moderno o potente que Toyota ofrece a nivel global, como el que está disponible en Estados Unidos, que sí ofrece un mejor desempeño con cifras de potencia cercanas a los 200 caballos. Esta versión más potente, sin duda, le daría aún más argumentos frente a rivales como el mencionado King.

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Foto: Toyota

¿Sigue siendo el rey?

Entonces, ¿el Toyota Prius sigue siendo el rey indiscutible de los híbridos en México? La respuesta es compleja. Por trayectoria, por confiabilidad probada y por una eficiencia que sigue siendo su estandarte, el Prius conserva un lugar privilegiado en el imaginario colectivo y en las listas de ventas. Su nuevo diseño es un acierto rotundo que lo ha rejuvenecido y lo ha vuelto mucho más deseable.

Frente a propuestas como el BYD King, con más potencia y la opción de una mayor autonomía eléctrica (siempre y cuando se enchufe), el Prius juega la carta de la simplicidad probada y una red de servicio robusta.

Para el comprador que busca una solución híbrida “sin complicaciones”, que no quiere o no puede depender de un enchufe, y que valora por encima de todo la fiabilidad a largo plazo y un excelente consumo en cualquier circunstancia, el Prius sigue siendo una opción tremendamente lógica y atractiva.

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Quizás su corona ya no brille en solitario, pues la competencia es fuerte y trae consigo tecnologías interesantes. Aun así, este veterano renovado ha demostrado que tiene cuerda para rato y que su fórmula, aunque conocida, sigue siendo altamente efectiva y muy difícil de batir en el cómputo general. Sigue siendo el rey.

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