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REPORTAJE | SANTOS VS CRUZ AZUL

Una vida en Cruz Azul: "Éramos una verdadera familia"

Antonio Mera trabajó para la Cooperativa de 1968 a 2005. 'Cementero' de prosapia, recuerda con nostalgia "mejores momentos" de la empresa y el equipo: la exitosa década de los 70.

Ciudad de México
Una vida en Cruz Azul: "Éramos una verdadera familia"
Cortesía

- ¿Qué hará si Cruz Azul es campeón?
- De perdida, una botellita de whisky (ríe). Una para abrir apetito. Ahora, primero que sea campeón. A ver si sí.

Antonio Mera habla con el desenfado de quien no sostiene deudas con la vida. Y, también, con un dejo de añoranza. Entre raccontos y raccontos siempre asoma una risa cómplice. No hay recuerdos solemnes, sino vibrantes, remojados en tinta celeste. Los 37 años entregados en cuerpo y alma a la Cooperativa Cruz Azul, el culto irrenunciable al trabajo, las fiestas 'de la cuadra' a las que se unían Miguel Marín, Fernando Bustos, 'Kalimán' Guzmán, Eladio Vera; la satisfacción del deber cumplido después de 24 horas en los hornos de cemento; el sosiego de quien puede mirar al pasado a los ojos; a la voz de 85 años, tan serena como vehemente, le sobran los recuerdos y le faltan las culpas. "La paso bien, a todo dar. Me jubilé hace 15 años y disfruto de la vida, como siempre". Don Antonio es feliz, a pesar de Cruz Azul.

Para Antonio, vivir era trabajar. El esfuerzo como ética, prosperidad y plenitud. Ingresó a la Cruz Azul en 1968 y se jubiló en 2005. Desde su primer día en la cementera vive en la Ciudad Cooperativa (antes Jasso). De ahí no se mueve. Nunca. "Es mi hogar, aquí fui y sigo siendo feliz", porque Cruz Azul es más que una empresa o un equipo de fútbol, dice, "Cruz Azul es fiesta para mí, es cariño, es familia".

En su juventud, la pasión de don Antonio no era el fútbol 'soccer', sino el americano. En los campos del Instituto Politécnico Nacional ensayó tackles mientras en las aulas hacía cálculos en dinámicas de fluidos. Se graduó como ingeniero químico a inicios de los años 60; los 'emparrillados' siguieron tatuados en su piel, pero fue el fútbol el que entró en su corazón poco a poco en cuanto el incipiente equipo de la Cooperativa hizo de la victoria una costumbre. Fútbol y corazón, ligados no solo por consecuencia, y una pizca de cemento, sino por esa maravillosa coincidencia que algunos suelen llamar 'destino'. En realidad, Antonio y Cruz Azul no fundieron sus caminos en 1968, cuando Mera se enroló en la Cooperativa; el romance había empezado cuatro años antes, en 1964, cuando Antonio y Victoria decidieron unir sus vidas en matrimonio al paralelo del ascenso de 'La Máquina' a Primera División.

De aquellos años, además de las memorias, queda un privilegiado toque de pelota, dice él. "Todavía echamos patadas, a base de pura triangulación, puro colmillo de gente grande. A veces hacemos partidos en las reuniones familiares, cuando las había, y les llegamos a ganar a los chavos, casi sin correr, caminando", ríe. Eso, en los tiempos de ocio. Dentro de la planta, el trabajo era minucioso, extenuante: jornadas maratónicas, a veces de 24 horas en fila, todo para cuajar la "calidad extrema" del cemento Cruz Azul. "Vigilábamos cada punto de la producción como vigilábamos nuestro hogar", rememora. La selección de las materias primas como quien escoge la mejor fruta en el mercado, el paso de la mezcla por los hornos, los catalizadores, los molinos. Don Antonio supervisaba el control de calidad con devoción artesanal: "Trabajábamos como un relojito. No nos despegábamos hasta llegar al punto perfecto".

Gran parte del país habría querido tener como vecinos a los de don Antonio en Ciudad Cooperativa. Marín, Quintano, 'Chino' Estrada. De hecho, el 'garage' de Fernando Bustos colindaba con la casa de Mera. "Eran muy buenos cuates todos. Los invitábamos a nuestras reuniones y siempre venían. Llegaban a las comidas, a los desayunos. Le entraban al pastel, al vino. Las esposas decían 'estamos muy orgullosas de vivir de la patada', porque nada más llegaban a las finales y les daban sus coches último modelo. A nosotros nos daba un poco de celo", se carcajea

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Los 70 fueron una época de esplendor en la Ciudad Cooperativa. El presente no es tan radiante: "Cumplíamos con los deberes de trabajo, pero socialmente éramos muy felices. Éramos uña y mugre todos, los trabajadores, los dirigentes, los jugadores. Todos éramos una verdadera familia, la familia Cruz Azul". El conflicto entre la administración de 'Billy' Álvarez y la 'disidencia', hoy en poder de la Cooperativa, ha arrasado con el clima de cordialidad que imperaba, considera don Antonio. "En 35 años que trabajé en Cruz Azul siempre fuimos como hermanos. Desgraciadamente, ahora hay mucha división, afloraron las malas ideas (...) Todos dicen que aquellos son buenos y los de acá (los líderes actuales) son los malos. Los de acá dicen que son malos los de allá y buenos los de acá. Todos se echan la bola", lamenta.

- Nuestra Cooperativa se está cayendo. No me gusta lo que está pasando.
- ¿Se decepcionó de 'Billy'?
- Lo queríamos mucho. Apapachábamos a todos los jefes. Nos saludaban como verdaderos cuates. Cuando venían hacíamos cola para darles un abrazo. Había mucho cariño. Lo recibíamos con alfombra en el campo del Cruz Azul. Ahora ya no hay nada de eso. Con tanto que le sacaron dije, 'uta, ¿ese era nuestro jefe?' Se fue, era lo mejor, pero nos dejó volteada la Cooperativa.

"La ciudad está algo triste", describe. "La Cooperativa está compuesta de socios y trabajadores, socios muy jóvenes ahora. Hay que trabajar mucho para tener algo bueno y recuperar lo que fuimos alguna vez", continúa don Antonio, quien ahora se dedica a la cosecha, traslado y venta de maíz, alfalfa, trigo, frijol, ajo, plantas aromáticas. De su familia primeriza sobrevive solamente su hermano mayor, de 88 años. "Somos medio 'tragones' de años. Imagínate, cuando teníamos 60-70 ya nos decían que éramos ancianos", se desternilla. Ciudad triste, vida feliz. Cuatro hijos, siete nietos, una dosis de vacuna contra el COVID-19 (el 1 de junio recibirá la segunda). Y sobran los recuerdos, rebosa el deseo de gozar, y faltan las culpas: "Mi tiempo en la Cooperativa ya pasó. Ya no tenemos nada que ver. Ahora es tiempo de disfrutar de la jubilación".

- ¿Se animará la ciudad si Cruz Azul es campeón finalmente?
- El día que Cruz Azul sea campeón, újule, la gente va a pintar sus carros, van a echar cohetes. El pueblo será toda una fiesta.
- ¿Ya toca?
- Ya, a ver si ahora sí.