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La élite futbolística es joven

Ciudad de MéxicoActualizado a

El fútbol de élite es muy duro. Es muy cruel y complicado de vivir para una persona. Son muchos sacrificios y esfuerzos para una vida productiva que, en realidad, dura muy poco. Es por esto que solo algunos llegan a lo más alto.

Últimamente el fútbol de élite se ha vuelto menos profesional. Llegar a la élite parece que es el principio del retiro, que a partir de eso todo es más fácil. Ahora los futbolistas tienen que estar muy consentidos, lo exigen; deben tener minutos, estar contentos, jugar con amigos, ser millonarios, tener proyectos y ganar. Si no, parecen no ser productivos. El mejor ejemplo es Messi, que mucho se ha quejado cuando gana 50 millones de euros netos al año. Ha vivido su carrera rodeado de grandes futbolistas, aunque no siempre sean los que él hubiera elegido; estuvo en el campo con el brazalete de capitán en las dos remontadas de Champions al Barcelona y la más reciente humillación con el 8-2 ante el Bayern.

Neymar parece ser el rey de esta situación. El brasileño se contrata junto a sus “toys”, sus amigos a los que el club también les paga un sueldo por acompañar al futbolista, mantenerlo ocupado y contento. Desde que juega en Europa, Neymar no se ha perdido un solo cumpleaños de su hermana en Brasil; muchas de estas veces ha podido viajar porque está lesionado, el chiste se cuenta solo.

Zidane perdió el fin de semana contra el Valencia por darle minutos a sus futbolistas de confianza, para cumplir con ellos, para tenerlos contentos, justificar las decisiones que ha tomado y tratar de que el vestuario fluya lo más fácil posible. Parece más el club de miss Gaby que un equipo profesional de fútbol, llamado el más grande del siglo.

Las lesiones, las publicaciones en Instagram, los tatuajes, la vida de rockstar parecen ser ahora más parte de los futbolistas que el campo y el balón. ¿Se está perdiendo el fútbol? ¿El fútbol de élite se ha vuelto una ilusión más que una profesión o un estilo de vida?

Los jóvenes con hambre recuperarán el juego, el gusto y la pasión por el fútbol. Hay que volver a los principios futbolísticos, porque lo que pasa en la actualidad financieramente es insostenible y está perdiendo su esencia.

El Leipzig llegó a la semifinal de la Champions en su primera temporada después de que, de los 31 fichajes que hicieron en los últimos tres años, solamente seis superaban los 23 años de edad. Nadie en el plantel supera los tres millones de euros en sueldo.

El Milan, con Zlatan de 38 años en su alineación titular, tiene el promedio más joven de una plantilla en la Serie A. Mantiene el invicto en liga y parece que el club vive su mejor momento en años. Todos los futbolistas en su posición son tan buenos como cualquiera en Europa. Las finanzas son sanas y esta parece ser la fórmula de éxito para regresarle al club el protagonismo que algún día tuvo.

Otro ejemplo. El Ajax logró en 2017 el subcampeonato de su liga y de la Europa League, después de 21 años de no disputar una final continental. La media de edad de aquella plantilla estaba por debajo de los 23 años; la mayoría de los jugadores canteranos y lograron una racha de 20 partidos invictos.

Llegar a la élite, a los grandes equipos, ganar millones de euros; ser conocido en todo el mundo es el principio, no el fin. La carrera de un futbolista es tan corta que hay que exprimirla en su mejor momento porque, cuando menos te das cuenta, pasa. Ahora las estrellas son divas y los jóvenes son los más profesionales, la élite futbolística es joven