Centro de Guadalajara, campo de batalla en protesta por Giovanni López
Es el punto cumbre de una batalla desatada en las calles de la Perla Tapatía durante una protesta por Giovanni que ha salido el control.
La imagen resulta escalofriante por sí sola: una persona con cubrebocas estira la mano y derrama un líquido en la espalda de un policía; enseguida, le prende fuego. El uniformado arde por segundos que parecen eternos. Se tira al suelo, en el centro histórico de Guadalajara. Le auxilian y logran apagarlo. Es el punto cumbre de una batalla desatada en las calles de la Perla Tapatía durante una protesta por Giovanni que ha salido el control.
El caso del joven de 30 años que fue detenido por la policía de Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco, el pasado 4 de mayo y apareció muerto un día después, con presuntas huellas de tortura, ha desatado la indignación de la sociedad. Por eso, se convocó a una marcha para exigir justicia para Giovanni, la tarde de este jueves. Pero todo se salió por completo de control, desatando caos y violencia en el primer cuadro de la ciudad de Guadalajara.
La estrategia inicial de la policía fue no estar presente. El avance del contingente de más de mil personas, de acuerdo a cálculos de medios de comunicación presentes, fue vigilado por elementos del cuerpo de bomberos. Pero al llegar a Palacio de Gobierno, lo que había sido una protesta pacífica, con gritos de “¡Giovanni no murió, el estado lo mató”, se convirtió rápidamente en un caos. Manifestantes prendieron fuego a dos patrullas de la policía estatal.
Dentro de los vehículos había cartuchos de armas de fuego que comenzaron a explotar entre las llamas. Otros manifestantes comenzaron a vandalizar el Palacio de Gobierno, que fue grafiteado. Otros más, retiraron un teléfono público con todo y poste. Fue eso lo que utilizaron para golpear la puerta del recinto hasta vencerla. Una vez dentro, comenzaron a hacer destrozos.
Entonces intervino la policía que resguarda el Palacio de Gobierno, lanzando gas lacrimógeno. Los uniformados estatales finalmente hicieron su aparición, hora y media después de iniciada la marcha. Fue ahí donde comenzó la batalla entre manifestantes y antimotines. Las agresiones fueron constantes y tocaron incluso a miembros de los medios de comunicación que informaban lo que sucedía en ese momento.
Según reportes, fueron al menos tres ocasiones en las que se lanzó gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes, que poco a poco comenzaron a retroceder. Más tarde, elementos en motocicleta se pararon a mitad de la calle, mientras los gritos, agresiones y detenciones continuaban. Entonces sucedió lo que dejó profunda huella en la memoria colectiva. Uno de los protestantes prendió fuego a un policía.
Tras lograr apagarlo, algunos manifestantes comenzaron a retroceder. Los ánimos cedieron y casi tres horas después del inicio de la marcha, en la Plaza Universidad, a dos cuadras de Palacio de Gobierno, pudo verse a un grupo de jóvenes arrodillados con el puño derecho en alto. Delante de ellos, los antimotines que los habían replegado con gas lacrimógeno. Guadalajara ha vivido un jueves violento, en el que se exige justicia por Giovanni.