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Liga MX

Doña Margarita, la mamá que convirtió a un niño beisbolista en el mejor árbitro de Liga MX

En entrevista con As México, la madre de César Arturo Ramos nos cuenta cómo fueron los primeros contactos de su hijo con el arbitraje.

Mexico City
Doña Margarita, la mamá que convirtió a un niño beisbolista en el mejor árbitro de Liga MX

Como a casi todos los niños de Culiacán, Sinaloa, a César Arturo Ramos Palazuelos le encantaba el beisbol y hasta soñaba con convertirse en un profesional cuando creciera. Pero doña Margarita, su mamá, lo llevaba de su mano justo enfrente de casa, al Centro Cívico donde el licenciado Silva dirigía a los Panditas, un equipo de futbol de niños de cuatro años.

El señor Silva era profesor en una preparatoria, pero también árbitro de futbol. Y fue ahí, con él, como César comenzó a enamorarse del arbitraje, un amor que le dura hasta hoy y que lo tiene ubicado como uno de los mejores silbantes de la actualidad en Liga MX.

Doña Margarita Palazuelos, hoy, recuerda con mucho cariño aquellos inicios de su hijo en el arbitraje: “A él (César) le gustaba mucho el beisbol, pero a los cuatro años lo llevaba a los Panditas, al futbol, enfrente de la casa estaba el centro cívico y ahí jugaban futbol con un maestro de la prepa que era arbitro y pedían agua y les llevaba los garrafones para darles agua y de ahí mi hijo empezó a saber y a preguntar que tenía que hacer para ser arbitro y este señor lo ayudó mucho”, relató la mamá del silbante en entrevista para As México.

Como toda mamá, Margarita solo quería lo mejor para su hijo, así que cuando César le expresó sus deseos de dedicarse de lleno al arbitraje, aunque no estaba del todo segura, lo dejó seguir adelante en la búsqueda de su sueño a cambio de cumplir una condición:

“Cuando me dijo que aquí era todo lo que podía hacer porque ya había ido a varios nacionales representando a Sinaloa como árbitro, me dijo ‘mami, ya no puedo aspirar a más, quisiera irme y quisiera que me apoyes’, ¡Diosito santo!, dije yo, mi hijo se me quiere ir y es el único, pero le dije que sí lo apoyaba con la condición de que hiciera una carrera porque el arbitraje no dura mucho, y sí me cumplió porque estudió Ciencias de la Comunicación y me trajo su título, aquí lo tengo en la casa”, señaló.

Fan por televisión

Por increíble que parezca, doña Margarita nunca ha ido a ver pitar a su hijo a un estadio. Siempre ha preferido apoyarlo desde la televisión, donde las críticas que recibe César por parte de los comentaristas, de plano, no le afectan a su mamá.

“No me molesta, a palabras necias, oídos sordos, que Dios los bendiga y a mi hijo que no lo desampare ¿no cree? Nunca he ido al estadio, no sé, aquí me pongo con mi negocio en casa y ya en la noche que va a pitar pongo la tele y lo veo. No me da coraje, conozco a mí hijo y sé cómo es, una persona decente, que siempre quiere hacer el bien y no el mal, allá ellos con sus comentarios”, aseguró.

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Osvaldo AguilarMEXSPORT

Ya perdonó a Cristiano

Uno de los días más felices en la vida de Margarita Palazuelos fue cuando su hijo le habló para compartirle que había sido designado para representar a nuestro país en el Mundial de Rusia 2018, consumando así el sueño que persiguió desde que inicio en este oficio.

“Me habló por teléfono, venía bajando del avión porque iba a pitar un partido, le hablaron, y me habló inmediatamente, me dijo ‘ya la hice, voy a ir al Mundial de Rusia’, me dio mucho gusto y lo felicité, mucha felicidad y en los juegos, cuando pitaba, se venía toda mi familia aquí a la casa para echarle porras”, comentó entre risas.

Una imagen que dio la vuelta al mundo de la participación de César Ramos en Rusia 2018, es la del astro portugués Cristiano Ronaldo gritándole en el rostro al silbante mexicano después de que éste decidiera amonestarlo tras cometer una falta durante el partido entre Portugal y Uruguay. Quizá otra persona le guardaría rencor a Cristiano por esa actitud, pero no la mamá del árbitro mexicano, quien se lo toma hasta con humor: “Si la vi, cómo no. Hasta me entrevistaron a raíz de eso. Fue al calor de que lo había amonestado, mi hijo muy ecuánime. Me contó César que Cristiano le ofreció disculpas después así que ya lo perdoné”.

Y aunque ve poco a su hijo, ya que César radica en Tijuana y ella sigue en Culiacán, doña Margarita mantiene intacto el orgullo por su hijo: “De saber que iba a ser tan bueno César, hubiera tenido más hijos”.