La MLS rebasa por la derecha a la Liga MX
Con la noticia del fichaje de Rodolfo Pizarro a la MLS es inevitable el análisis sobre el crecimiento de esa liga. Ha crecido en nivel, en inversión, en poder económico, en aficionados y, sobre todo, en fichajes. Lo que empezó como un crecimiento muy planeado ahora parece seguir ese rumbo hasta por inercia.
Hace cinco años los sueldos de los futbolistas en la Liga MX era 5 ó 6 veces más altos que los de la liga profesional de EEUU. Esto hacía que pocos futbolistas mexicanos migraran al fútbol estadounidense e incluso que varias figuras extranjeras y mexicanas vieran a la Liga MX como un buen aterrizaje para el ocaso de su carrera.
Hoy por hoy, la MLS ha triplicado el ingreso para sus futbolistas; aún así, en México se puede tener un sueldo del 20-30% más. Además, la eliminación del “pacto de caballeros” y la inexistencia de un tope salarial hace que en nuestro país la competencia y la oferta económica para los futbolistas siga siendo más atractiva. Sin embargo, en los últimos tres mercados se concretaron 16 transacciones de la Liga MX a EEUU y solamente ocho en dirección contraria.
La MLS es una liga en crecimiento que quiere seguir creciendo. El nivel, la calidad de las instalaciones, de la infraestructura y de la tecnología no lo tienen muchos clubes en Europa. EEUU está acostumbrado a un sistema que rodea el deporte. Así lo hacen en disciplinas como el fútbol americano o el basquetbol; desde los planes educativos en secundaria y educación superior, hasta el desarrollo de talento universitario que nutre sus distintas ligas. Saben que una liga no es solo un par de equipos en competencia: es todo un mundo que lo soporta, sustenta y mantiene hasta que se logra ser autosustentable.
También estoy convencida que el prestigio llama prestigio. A la MLS han llegado estrellas de calidad mundial que ya no tienen el nivel para jugar en Europa, pero que aún tiene la calidad suficiente como para aportar y competir en esa liga. Ahora están llegando futbolistas en el auge de su carrera porque saben que en MLS pueden ser titulares, convertirse en figuras y, gracias a eso, situarse en una buena posición con miras a jugar en Europa. Este fenómeno solo es el comienzo.
El ingreso económico para las súper-estrellas puede ser igual o mayor que en México y, aunque para un jugador promedio o promesa puede ser menor, hay factores como los minutos de juego, el peso en el equipo y la calidad de vida para sus familias que influyen al tomar una decisión.
La adaptación es mucho más fácil por horario, altura y clima. Se juega en la misma confederación, no se está muy lejos del país, etcétera. La comunidad latina en EEUU es enorme y la liga que más siguen es la mexicana, así que al llevar jugadores mexicanos que conocen y con los que se sienten identificados, dirigen la atención a la MLS. Esto se traduce en mayor audiencia en televisión, venta de playeras y asistencia a estadios. Este no solo es un golpe mediático, sino competitivo. Por ejemplo, en los últimos dos torneos del futbol mexicano han migrado a Estados Unidos cuatro jugadores que rondan los 20 millones de dólares en contrato; a ellos se les sumará Pizarro con una oferta de 15 millones.
El crecimiento de la MLS es innegable e imparable. Está apoyado en buenas ideas, con un modelo de éxito ya probado en otros deportes y la inversión económica para sustentarlo. Es un crecimiento que puede parecer local, pero tiene objetivos y ambiciones mundiales. La Liga MX no puede crecer ensimismada, cerrada a otros mercados y sin estructura. Si la tendencia se mantiene, la MLS rebasa por la derecha a la Liga MX.