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Barça: mover el balón, no los votos

Ciudad de México

Las últimas horas en el Barcelona han sido una auténtica locura. El club destituyó a Ernesto Valverde como entrenador después de haber perdido frente al Atlético de Madrid la semifinal de la Supercopa de España, un torneo que estrena formato y ahora parece más de partidos amistosos o de beneficencia que un título serio.

Valverde sufrió dos años consecutivos remontadas históricas en etapas definitivas de la Champions League y mantuvo el respaldo de la directiva y del vestuario tras ambas humillantes eliminaciones. Messi que tiene un peso importante en el club, dio el respaldo al entrenador tras caer en la semifinal del pasado jueves.

El Barça vive una crisis futbolística, la tiene desde hace tiempo, eso no es nuevo. Valverde ha ganado tres de nueve títulos que ha disputado. Ahora, el rendimiento del equipo no es el ideal: la defensa tiene muchos errores, Messi ha tenido que brillar y rescatar puntos y Ter Stegen es factor en todos los partidos. Sin embargo, son líderes de LaLiga, clasificaron primeros en su grupo de Champions y están peleando la Copa del Rey. No había los argumentos para destituir al técnico.

¿Qué pasó? ¿Por qué la directiva ha creado una crisis mayor a la que existía en el campo? ¿Por qué ahora? ¿Por qué sin tanto sentido y a tan alto precio? La urgencia de correr a un técnico, algo que no pasaba en el club blaugrana desde el 2003, es prácticamente incomprensible. Y más si el equipo se mantiene vivo en todas las competencias importantes. La imagen del club se ha visto manchada; no parecen profesionales, parecen niños jugando a ser directivos y parchando errores que ellos mismos van cometiendo por malas decisiones en malos momentos. Bartomeu no se cansa se demostrar lo pequeño que es como presidente y lo rebasado que está por las situaciones.

De nada te sirve sustituir a un entrenador si las opciones que tienes no son mejores. No puedes empezar a negociar a luz pública la destitución cuando pretendes mantener al técnico unos meses más; es ridículo y nadie puede trabajar así. Es, incluso, indigno. Es ir a negociar con una de tus figuras históricas como lo es Xavi Hernández y recibir un 'no' un tanto soberbio. Es sacar nombres del aire para ver quién te “hace el favor” de entrenar a una de las franquicias más importantes del mundo.

Para entender esta locura es importante saber que el periodo de Bartomeu en la presidencia blaugrana termina en junio del 2021 y no tiene opción para la reelección. Todo lo que pasa ahora en el Barcelona debe entenderse en un marco preelectoral. Hay varios puntos que tienen un peso importante en este sentido: los títulos que se puedan seguir sumando a la era Bartomeu, la construcción del nuevo estadio, el técnico que dirija al Barça y, sobre todo, la renovación de Messi, que inicia negociaciones a mediados de este año (además tiene la cláusula de que, si no está contento, podría salir gratis del equipo).

La actual directiva tiene a su candidato, a quien quiere pasar estafeta y seguir al frente del club. Emilio Rousaud actualmente es vocal del Barça, lo que quiere decir que es parte de la directiva de Bartomeu. Vive en el anonimato, un perfil similar que el actual; es poco conocido en el mundo deportivo, pero tiene grandes contactos en el mundo empresarial.

Por otro lado, en la oposición, como contrapeso, se encuentra Victor Font. Un empresario catalán que tiene grandes compromisos económicos en Catar y que cuenta con el respaldo de figuras como Xavi, Puyol y Joan Laporta (expresidente) que, para hacer esta novela más interesante, éste último también ha pensado postularse nuevamente para las elecciones.

Xavi dijo que no al Barça y por muchos motivos. En primer lugar, no tiene necesidad de tomar al equipo en la situación futbolística actual en la que se encuentra. Luis Suárez está lesionado, Messi pronto estará pensando en su contrato y tiene un vestidor lleno de amigos que, además, apoyaban a Valverde. Nada de esto es el escenario ideal para arrancar una carrera como técnico con las presiones, las expectativas y los reflectores que genera el Barcelona.

Xavi no lleva buena relación con la directiva actual. Tiene un compromiso con Font y, en caso de dar los resultados esperados, no va a hacerle campaña a Bartomeu. Se mantendrá con sus compromisos en Catar, adquiriendo más experiencia y tomando, hasta cierto punto, una decisión inteligente, además de política.

Bartomeu sabía que las posibilidades a la negativa de Xavi eran muy altas, pero tenía que intentarlo. Tratar de seducirlo y de recurrir al amor por los colores, a ser el héroe en una crisis. Además, así mataba dos pájaros de un tiro, porque el contratar a Xavi significaba un golpe muy fuerte a la candidatura de Font.

El dinero, la política, los intereses y estrategias en el Barcelona están por encima del futbol y sus resultados. Y, tristemente, parece que esto solo está empezando. Por eso se han tomado decisiones innecesarias y a destiempo, porque el foco está en otra cosa, los objetivos son otros. Como aficionada quiero un presidente, un técnico y un equipo que estén más preocupados por mover el balón que los votos.