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Los triunfos de Guardiola han sido su tumba

Ciudad de México

El pasado fin de semana, Guardiola declaró: "Desde que gané el sextete con el Barça he fracasado todos los años. Lo acepto, no hay problema". Independientemente si es una declaración un tanto soberbia, pues es el único técnico en la historia con ese mérito y que, a partir de eso, todo se le medirá como fracaso, tiene razón: ha fracasado y lo importante es saber por qué.

Pep dirigió al mejor Barcelona de la historia; probablemente, el mejor equipo de todos los tiempos. Además, lo tuvo en una época en la que no tenía mucha competencia, no existía ningún club que pudiera hacerle sombra. Partiendo de ese hecho, creo que hay muchas cosas que se le deben de reconocer y no demeritar tan fácilmente.

En primer lugar, tomó decisiones valientes y arriesgadas: sacó del equipo a jugadores como Eto'o y Ronaldinho, algo que no es poca cosa, menos para un técnico que no había dirigido en Primera División. Logró llevar a su estado más puro el estilo de juego y la filosofía del Barça, misma que tenía inculcada desde niño como jugador de La Masía; lo llevó de lo utópico a lo práctico, a un equipo dominador e invencible.

Pep, además, forjó esta idea alrededor de un niño de 16 años; lo rodeó de jugadores muy bajos, poco corpulentos, pero talentosos y técnicos. Pero, para mí, el mayor mérito de Guardiola con aquel Barça fue la motivación. Debe ser difícil inspirar a jugadores que lo habían ganado todo a salir y dominar, golear y gustar en un partido de liga contra el Valladolid. Y así lo hacían. Nunca se salieron del sistema, nunca probaron cosas distintas y no tenía la necesidad de buscar otros recursos. Es ahí donde recaen los posteriores fracasos de Guardiola.

El sistema funcionaba por los jugadores que tenía a su disposición, que crecieron con esas ideas. Aunque se había intentado antes, ningún equipo podía llevar a cabo tal concepto futbolístico como ese Barça; fue, hasta cierto, punto muy novedoso. Ahora es un poco anticuado, muy cerrado; no deja a los jugadores ser libres e improvisar; los críticos estipulan que el estilo es predecible y fácil para los defensas.

Pep es el técnico que más gasta en fichajes a nivel mundial. En 11 años como entrenador profesionales, sus equipos han invertido un total acumulado de 1,307 millones de euros. Cuenta con mucho talento que no puede llegar a su máximo potencial, porque el sistema está por encima de la imaginación. El futbol tiene que tener estructura, claro está, pero también magia, espontaneidad, chispa.

Ningún jugador en un equipo de Guardiola tira a puerta detrás del área grande, todo se basa en la posesión y control del juego. Es por eso que se le complican tanto los equipos rápidos y, una vez que se lee el partido, no habrá sorpresa; faltan recursos que no desarrolló, porque durante mucho tiempo no los necesito.

Las plantillas que ha dirigido son de nivel mundial. Ha dirigido en tres ligas distintas, aunque la Champions ha sido el título más deseado y el que más se le ha negado, a pesar de sus dos conquistas con el Barcelona (2009 y 2011). Eso también es prueba de lo complicado que es ganarla, es un torneo de la más alta exigencia y nivel. Pep llega a jugarlo todos los años con el mismo método; en las fases finales, a partidos de ida y vuelta con una defensa bien ordenada y un contragolpe rápido, suele quedarse fuera.

Actualmente, lo veo cansado y poco motivado. Cuando tenía al Barça en su máximo esplendor apareció Mourinho con el Madrid a pelear esa serie de clásicos que nunca olvidaremos, porque la rivalidad iba más allá del campo. Se palpaba y respiraba en las salas de prensa, en los entrenamientos, en las tribunas y en cada declaración. Y, aunque al final se le notaba rebasado por esa tensión que “The Special One” siempre supo manejar mejor, era algo que le daba mucha vida y sentido a su trabajo, a su fútbol.

Guardiola debe renovarse. Guardiola debe de creerse sus declaraciones, ha fracasado. Debe volver a tomar el gusto por dirigir. Debe de estudiar y desarrollar nuevas ideas que se adapten a cada liga, a cada equipo y a cada jugador. Tiene la capacidad. Debe de olvidar que levantó el sextete y tener hambre por volver a ganar. Porque los triunfos de Guardiola han sido su tumba.