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NBA EN MÉXICO

El síndrome post-Nowitzki no tiene efecto en los Mavericks

En la primera temporada después del retiro del alemán, el máximo estandarte de su historia, los Mavs están en plena cabalgata rumbo a los playoffs de la NBA.

Ciudad de MéxicoActualizado a
El síndrome post-Nowitzki no tiene efecto en los Mavericks
RALPH ORLOWSKIREUTERS

La temporada 2018-2019 fue la gira del adiós de Dirk Nowitzki. El alemán fue santo y seña de los Dallas Mavericks, único club en el que militó durante sus 21 temporadas en la NBA. Ningún otro jugador vistió más los colores de un mismo equipo durante tanto tiempo en la Asociación. Ningún otro tuvo tal repercusión en la resurrección de una franquicia otrora condenada al perpetuo fracaso. Nowitzki convirtió a los Mavericks en protagonistas y contendientes, una quimera en otras épocas, casi todas. Claro, la inyección bursátil del exuberante Mark Cuban abonó a la incremento del nivel de vida en el American Airlines Arena. Pero la épica (y el mítico tiro 'flamenco', fadeaway con la pierna derecha doblada en el aire) la puso 'El Bombardero de Wurzburgo'. 

Abanderados por Nowitzki, los Mavericks clasificaron a 15 playoffs de forma consecutiva, alcanzaron dos finales y conquistaron el trofeo Larry O'Brien por primera (y hasta ahora, única) ocasión en su historia, en 2011. Además, el teutón fue galardonado como MVP de la temporada 2006-2007, fue citado 14 veces al All-Star, integró alguno de los mejores tres quintetos del año en 11 ediciones y venció a LeBron James en la carrera por el MVP de las finales. Tal bagaje es incontestable. La despedida de un icono de tal envergadura no haría más que minar la potencia y las aspiraciones de cualquier equipo. Ejemplos sobran en la historia de la NBA. Los Bulls post-Jordan, los Rockets post-Olajuwon, los Cavs post-LeBron. Pero los Mavericks son inmunes al síndrome. 

De acuerdo a la clasificación de la Conferencia Oeste antes de enfrentar a los Detroit Pistons en la Arena Ciudad de México, los Mavericks ocupan el tercer sitio de la zona, con marca de 16 victorias, siete derrotas, y mejores perspectivas que Rockets, Nuggets y Jazz. Las previsiones de Five Thirty Eight estiman que los Mavericks tienen un 97% de probabilidad de pasar el corte de los playoffs por primera vez desde la temporada 2015-2016. Los últimos tres cursos, el roster de Rick Carlisle debió lidiar con el declive de Nowitzki (descendió paulatinamente su porcentaje de tiro hasta 35% de campo y 15.6 minutos de juego), el revoltijo en el vestidor (pasaron por las filas texanas DeAndre Jordan, Andrew Bogut, Deron Williams, Harrison Barnes y un largo y menos ilustre etcétera), sudokus, crucigramas y amenazas de Mark Cuban, incluido un escándalo de acoso sexual al interior de las oficinas del club. El arribo de Luka Doncic en transferencia desde los Atlanta Hawks como tercera selección universal del draft de 2018, y el tándem con Kristaps Porzingis, protagonista de una carambola a cinco bandas con los New York Knicks en febrero, reactivó a los Mavs. Carlisle y Cuban ya preparaban la era post-Nowitzki.

El síndrome post-Nowitzki no tiene efecto en los Mavericks

"Nadie como él. Fue un poco raro para mí. Estuvimos 11 años juntos. Era mi mejor compañero. Pero sí, con Luka y Porzingis ayuda mucho a pasar la página. En Dallas nunca se van a olvidar de él ni de lo que era para la ciudad", explicó a AS JJ Barea, veterano guardia puertorriqueño, sobreviviente de la vieja guardia que gobernó la NBA en 2011 y formó una sociedad con Nowitzki un tanto similar a la que poseen Luka y Porzingis, basada en la batuta de uno, su capacidad de soportar la pelota con marca en espera del corte del receptor, y la potencia de otro, dotado de gran tiro exterior y cerco reboteador. "Me sirvió mucho estar cerca de Nowitzki. Todo mundo sabe lo que ha hecho por la NBA. Por los jugadores internacionales. Y fue un placer haber compartir este año con él", confesó Luka, quien fue ungido, de facto, como el sucesor de Dirk aunque su juego sea diametralmente opuesto, más allá de que compartan origen europeo. 

El rendimiento segunda unidad de Carlisle también explica el pleno estado de forma de los Mavs. Finney-Smith supera el 63% de dobles, Hardaway promedia 13 puntos por noche, Jalen Brunson roza el 50% de campo y Barea anota casi un punto por cada dos minutos sobre el parqué. Hace dos semanas, en la caída 114-99 ante los Clippers, el boricua embocó 12 unidades en el tercer cuarto. El combustible de los Mavs son Luka y Kristpas, pero el fondo de armario dota de volumen su baloncesto. Es la fórmula para superar el síndrome post-Dirk.