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NBA EN MÉXICO

La redención de Kristaps Porzingis en Dallas Mavericks

El letón sufrió en 2018 una de las lesiones más temidas para cualquier deportista: rotura de ligamentos cruzados anteriores. En Dallas se ha reencontrado con su mejor versión.

Ciudad de México
La redención de Kristaps Porzingis en Dallas Mavericks
Katharine LotzeAFP

6 de febrero de 2018. New York Knicks y Milwaukee Bucks se miden en el mítico Madison Square Garden. Faltan 8:45 minutos para que termine el segundo cuarto. Michael Beasly retiene la pelota de espalda al aro, en espera del corte hacia la pintura de Kristaps Porzingis. El letón recoge del suelo el pase interno, enfila hacia la canasta y, como un reflejo, surge de la nada Giannis Antetokounmpo para acompañar el vuelo. Porzingis hunde el balón en el cesto, pero su pierna derecha aterriza sobre el parqué en sentido contrario al giro que realizaba del resto de su cuerpo. La figura de Porzingis fue un dibujo asimétrico, o quizá un jeroglífico egipcio, los cuerpos en perspectiva, torsos frontales y extremidades ladeadas. Lo cierto es que los ligamentos anteriores cruzados de su rodilla se hicieron añicos. Fundido a negro. El pívot desapareció de la escena. Su carrera entró en hipoteca. 

El 23 de octubre de 2019, terminó el calvario para Kristaps. Aún entre algodones, los Knicks le enviaron con destino a Dallas en febrero, a cambio de DeAndre Jordan, Dennis Smith Jr. y Wesley Matthews; en la transacción también entraron Courtney Lee y Tim Hardaway Jr. 623 días después de la pesadilla, una cirugía, una lenta y dolorosa recuperación y una temporada completa fuera de circulación, Porzingis estaba otra vez sobre la duela. El American Airlines Center le recibió con honores. Y el letón respondió a su manera: con 23 puntos, cuatro rebotes y dos asistencias; 43% de campo, 42% de triples y +3 en la valoracion +-. Kristaps estaba de vuelta. 

La carambola contractual resultó en un tándem europeo que es el cimiento del proyecto de los Dallas Mavericks en la era post-Nowitzki. Porzingis-Doncic. Forjados en el baloncesto español (Sevilla y Real Madrid), poseedores de un mortífero disparo exterior y complemento uno del otro en el pick&roll que tanto pregona Rick Carlisle. La llegada de Porzingis ha revitalizado las aspiraciones de los Mavs y le ha devuelto las sensaciones al letón. Kristaps se ha vuelto a sentir basquetbolista. "Estoy muy bien físicamente. No noto nada de la rodilla, ni pienso en eso cuando juego, voy bien y quiero seguir mejorando", aseguró al llegar al hotel en el que los texanos dormirán durante su estancia en la capital del país para enfrentar a los Detroit Pistons en la Arena Ciudad de México. 

La dupla con Doncic parece llevar años de ensayo. Sin embargo, solo han coincidido durante los primeros 23 partidos de la temporada 2019-2020. Luka, en los controles. Kristaps, que se abre paso en la pintura y detrás del perímetro. Los alley-oop del esloveno hacia el letón ya son rubrica en el juego de los Mavs. Eso sí, para Porzingis, el dúo aún tiene potencial por explotar: "Llevamos 20 partidos juntos y nos queda muchísimo por aprender uno del otro y conseguir esas sensaciones, esa química en la pista. Pero creo que con cada partido iremos mejorando como dúo y vamos a ir a mejor y tenemos muchísimo espacio para crecer", explicó a pregunta expresa de AS. Su cautela también aplica para el momentum del equipo, encumbrado en el tercer sitio de la Conferencia Oeste, su clasificación más alta en ocho años después de un cuarto de temporada. Aún no es tiempo de echar campanas al vuelo. "En mi carrera tenia momentos que ganábamos varios partidos y nos sentíamos bien, pero no tenía la sensación de que podíamos sostenerlo, pero, en este caso, hemos puesto todos los fundamentos para seguir ganando. Seguro que vamos a tener altibajos en la temporada, pero iremos a mejor", matizó.

Por ahora, Porzingis juega 30.2 minutos por noche, promedia 16.4 puntos, 8.7 tablas, 38% desde el triple y 2.0 bloqueos (44 en total, el sexto mejor de la NBA en el casillero). Las perspectivas de los Mavs son, en gran parte, obra suya. Mientras sus rodillas de cristal soporten el trajín, el showtime continuará en Dallas.