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El fútbol que no merecemos

Ciudad de México

Mucho se dice que tenemos lo que merecemos. Después de la jornada 14 del fútbol mexicano, me niego a pensar que este es el fútbol que merecemos. Es verdaderamente asqueroso: empezó y terminó con acciones atroces que solo nos hace cuestionar el poder del futbol y la influencia que tiene que sobre los valores que debería promover.

Club Deportivo Tiburones Rojos de Veracruz

El viernes, Veracruz planeó una protesta histórica en contra de su dueño, Fidel Kuri. Llevan varios meses sin cobrar, no solo los jugadores de Primera, los equipos juveniles y el femenil, sino el cuerpo técnico, médico, y todo aquel que trabaja en la institución. Independientemente de los malos resultados del equipo jarocho, un profesional debe de cobrar.

La protesta consistía en permanecer tres minutos sin jugar en el terreno de juego. Este acto se había pactado con los jugadores de Tigres, el rival en turno y la plantilla más cara del fútbol mexicano, pero, al pasar un minuto del encuentro, los felinos decidieron anotar dos goles, bajo el argumento de que el acuerdo había sido solamente un minuto.

Hay muchos puntos de análisis, empezaré de menos a más. Como deportista debe ser tristísimo aprovecharte de un rival que no está dispuesto a competir por un problema que va mas allá de la cancha. ¿A qué saben esos dos goles? A humillación.

Tigres tuvo la oportunidad perfecta de dejar una buena imagen, de verse solidario, de dar la sensación de unión entre colegas, de establecer un precedente para ellos y para la liga. De defender su profesión, a compañeros de profesión, de darle valor al futbolista y su trabajo. En cambio, lo que lograron es dividir la opinión, desviar los reflectores y la conversación hacia si hicieron mal o no, si hubo o no un problema de comunicación. Todo, en lugar de dejar la atención en lo verdaderamente importante; Veracruz es un equipo que no paga a sus jugadores y que nadie hace nada por la situación.

Atlético San Luis

Es todavía más triste que se tuviera que llegar a estas instancias para que la Liga MX y la Federación Mexicana de Fútbol se pronunciaran sobre el tema. Me pregunto, ¿la Federación no sabía nada? Y no sé que es más grave, el no saber lo que pasa en tu Liga, con tus equipos, o el saberlo y no hacer nada. La Federación es de papel. Y cómo no va a hacerlo si el negocio es primero, el fútbol es el pretexto. Si un equipo puede pagar por permanecer en Primera División, como fue el caso de Veracruz, no se puede esperar mucho. No cumple con estándares mínimos para mantenerse en la máxima categoría, se rebaja el fútbol y el nivel a algo tan absurdo como el dinero, algo que, irónicamente, es ahora lo que no tienen. Esto es muy grave porque es un problema de sistema; está roto, al igual que la competencia. El FairPlay no existe ni en la cancha ni en los escritorios. La Liga está rebasada y la Federación no existe.

El domingo en el Estadio Alfonso Lastras en el duelo entre San Luis y Querétaro, el terror invadió la cancha. Un grupo inició una ola de violencia en las gradas que se multiplicó y terminó en estampidas, múltiples heridos y el abandono de muchos aficionados por el terreno de juego, niños entre ellos. Las imágenes fueron escalofriantes: niños llorando y temblando de miedo; personas ya indefensas en el piso, cruelmente golpeadas por grupos de personas. El terror y la violencia fueron protagonistas de un partido de fútbol un domingo por la tarde.

Vivimos en una época en la que la gente está muy enojada. El enojo y la frustración son canalizados en escenarios donde no deberían de existir y de maneras que deberíamos de condenar todos. Es responsabilidad de nosotros como aficionados, como sociedad, de mantener el fútbol como lo queremos. No hay justificación.

Este es un problema que no sucede por primera vez. Si es que hay soluciones, nunca llegan a nada y los hechos están a la mínima provocación de que se repitan. Si vetan al estadio y castigan a los equipos, sea económicamente o en lo deportivo, me parece secundario. La prioridad debe ser identificar a quién participó en esta barbarie, que sea entregado a las autoridades y reciba un castigo conforme la ley.

De raíz, el problema tiene múltiples soluciones que deben de trabajar en conjunto para mejores resultados. Las barras ya no deben de existir. Tenemos el ejemplo de Inglaterra y cómo logró erradicar la violencia de sus canchas. Los aficionados deben de ser identificados y monitoreados por parte de sus clubes. La venta de alcohol debería de estar prohibida o limitada en un espectáculo familiar.

Este fin de semana, la exhibición del fútbol mexicano estuvo por debajo del pobre nivel que tenemos. Estas dos lamentables situaciones podrían parecer temas aislados, pero la cancha debe de poner ejemplo y el viernes y el domingo no se respetó el futbol.

No tengamos el fútbol que no queremos, el fútbol que no merecemos.