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Chivas: un problema de sistema

La crisis de las Chivas va más allá de sus jugadores y sus técnicos. Es un problema de fondo. Marina Ortiz desglosa las incógnitas del Rebaño.

Marina Ortiz
Ciudad de México Actualizado a

Técnico que estrena, gana. No fue el caso de Chivas en el Clásico Nacional, partido para el cual cambiaron al técnico para, por lo menos, tener el resultado positivo ante el archi-enemigo y así calmar un poco el malestar de la afición y soñar con meterse en la pelea de los ocho primeros lugares por primera vez en el torneo.

Esas son, ahora, las aspiraciones de Chivas: ganar un Clásico y tratar de tener a la afición lo menos enojada posible. Gracias al tema del 'Pollo' Briseño y Giovani, los reflectores del Clásico se desviaron y se olvidaron un poco del tema futbolístico, el cual ya es muy grave; el descenso ya es asunto serio para el Rebaño.

Las decisiones en Chivas se toman mal, desde el estómago. Parecen más caprichos que decisiones que el resultado de una planeación con objetivos y un camino de trabajo claro. Parecen más el antojo del momento que el fruto de la paciencia y la visión.

Muchas aristas tiene este análisis. Hay quien habla de que el Guadalajara necesita empezar a contratar naturalizados, sino es que ya aceptar a extranjeros en su plantilla. No creo que Chivas necesite dejar de lado la filosofía y uno de los mayores valores del club: ser el equipo de los mexicanos es uno de sus pilares y el orgullo histórico. Sin embargo, lo que sí creo, es que se tiene que hacer con mucha cabeza. Si ya vas a estar limitado para fichar, tienes que hacerlo bien. El dinero se tiene que ir a las fuerzas básicas y a la visoria de futuros talentos.

¿Necesita Chivas descender? Creo que el castigo haya sido suficiente. La actualidad de Chivas es consecuencia de malas decisiones y eso no te lo sacudes de un día para otro. Aunque, para la realidad de hoy en día, pareciera que las sacudidas no han sido suficientes. No hay reacción por parte de los dueños del club ante unas arenas movedizas en las que solamente se hunden más.

Tras el Clásico Nacional, la pregunta se asoma: ¿qué se debe de pensar en el próximo torneo? Repito, ¿qué va a cambiar? ¿Qué no se ha cambiado? Hay que tener claros tus límites. Si la familia Vergara no quiere vender al equipo, lo mejor es dejar que alguien más lo administre y tome decisiones, estando ellos completamente alejados de ese proceso.

El primer cambio que yo haría es poner a Ricardo Peláez como director deportivo. Se necesita un líder que pueda arrastrar e inspirar a los demás. Ricardo es una de las personas que más admiro en el fútbol mexicano y más allá de su capacidad, por su integridad. Es un profesional que, además, confía ciegamente en su producto y en el valor añadido que puede aportar.

Esta probado en el fútbol mexicano, hizo ganar y no salió de buena forma con el acérrimo rival, lo que también le daría morbo y atención mediática a la contratación. Chivas lleva dos años sin Liguilla y ha tenido cuatro técnicos en un año. Una figura de autoridad rompe con la inestabilidad e incertidumbre. En América, el exdelantero fichó a Sambueza, Moisés Muñoz y Oribe Peralta, entre otros. Cruz Azul sumó a Milton Caraglio, Pablo Aguilar, Rentería y Orbelín Pineda a sus líneas. Es un tipo que sabe, que estudia y que se sabe rodear de gente preparada, apta y competente.

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No soy la representante de Peláez, pero me queda claro que, si no lo dejan actuar al cien, no se va a comprometer. Si quieres los resultados de Peláez, necesitas no interferir; como muestra está el paso del directivo con Cruz Azul. Creo que ahora, más que nunca, tiene los límites muy claros.

Uno de los peores enemigos de las Chivas es el control interno para gente muy preparada y muy profesional. 23 técnicos en 17 años. Y ni hablar de la cantidad de futbolistas. Los números no mienten, cuando nadie es suficiente, cuando nadie parece capaz, no es un problema personal. Lo de Chivas es un problema de sistema.

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