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ENTREVISTA | JUEGOS PANAMERICANOS

Paula Fregoso iba por la medalla de oro en Lima 2019; y cumplió

La primera medalla de oro para México en los Juegos Panamericanos la entregó la taekwondín tapatía, quien repasó con AS su camino, sus inicios, sus sueños y metas.

Ciudad de MéxicoActualizado a
Paula Fregoso iba por la medalla de oro en Lima 2019; y cumplió

El taekwondo llegó a la vida de Paula Fregoso (Guadalajara, 2000) como azar del destino. Tenía solo ocho años cuando quedó embelesada frente al televisor con el triunfo de María del Rosario Espinoza en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Entregada al deporte desde que tiene uso de razón, probó suerte con el voleibol, la natación y baloncesto antes de dedicar su vida al taekwondo. "Desde pequeña me gustaron mucho las artes marciales. Cuando vi que (María del Rosario) ganó, quería ser como ella". Fue amor a primera vista. La brutal cascada de medallas mexicanas en Lima 2019 (37 de oro, 136 en general) empezó con la niña que se maravilló con las hazañas de los taekwondoínes tricolores hace ocho años.

El destino llamó a su puerta cuando la escuela primaria en la que estudiaba presentó un programa para practicar taekwondo. Los instructores irrumpieron en su salón de clases para convencer a los estudiantes para que se inscribieran. Paula no lo pensó dos veces. Era una señal. Todo se acomodó para que llegara ese instante; la fiebre post-olímpica y el impulso definitivo, el taekwondo que se colaba hasta sus narices. En un principio, era una actividad extracurricular más, pero las metas ascendieron conforme el tiempo pasó. Tras alcanzar la cinta negra, llegó el momento de competir. En el horizonte aguardaban, aunque ella no lo sabía, medallas de oro en Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Mundiales y una distinción como la Mejor Competidora en la edición de China Taipei 2018.

Eso sí, Paula escogió una modalidad distinta del taekwondo. El combate, el que el gran público reconoce por su inclusión en los Olímpicos, la atrajo a la disciplina, pero el poomsae es donde encontró su mundo. El poomsae es una rutina una base de movimientos, defensas y patadas que artista marcial realiza como simulara un ataque contra un contrincante imaginario; es poesía en movimiento, cuerpo y espíritu en armonía; ritmo, control, respiración, serenidad entre el caos.

"Voy por la medalla de oro"

Paula pertenece al Ejército Mexicano. Después de ganar la medalla de oro en China Taipei, recibió una invitación para integrarse a los representativos deportivos adscritos a la SEDENA. La recomendación llegó, precisamente, por intervención de su ejemplo, su inspiración: María del Rosario. El destino, una vez más. Después de realizar los trámites, Paula se dio de alta como representante del Ejército mexicano en abril. Soldado Fregoso. "Es un honor para mí. Me han apoyado mucho, la SEDENA, mi general Secretario de la Defensa (Luis Cresencio Sandoval). Han sido muy importantes para mí". Su rol es estrictamente deportivo, aunque, después de colgarse el oro en Lima, fue ascendida a cabo.

A Lima, Paula llegó con dos medallas de oro colgadas al cuello: Centroamericanos y Mundial. Ganar los Panamericanos, con la etiqueta de favorita, le llevó a afrontar con la mayor seriedad el reto más grande su carrera, hasta el momento. "Necesitaba mucha concentración, mucho enfoque, saber lo que tenía que hacer y disfrutar la competencia, porque en los entrenamientos ya lo habíamos dado todo", recordó. Después de las eternas mañanas de entrenamiento, del dolor, los golpes, las caídas, los meses que se juntan, llega el día de la competencia; y solo está ella en el tatami: "Lo que pienso antes de competir es: 'tranquila, solo relájate y haz lo que más te gusta'. Es mi objetivo al momento de competir, disfrutarlo; si lo disfrutas te va a salir bien, y si lo disfrutas va a salir el resultado". Cuando vio en la pizarra su puntaje de 7.660, todos los sacrificios valieron la pena. "Es la recompensa a todo el trabajo que he hecho y después, cuando vi que había ganado, fue mucha emoción. Fue lo que estaba buscando". Previo a los Juegos, Paula había sentenciado: "Voy por la medalla de oro, es para lo que me estoy preparando". Y cumplió.

¿Y después de Lima, qué?

Con el oro panamericano que cuelga reluciente de su cuello, Paula, con la sonrisa imborrable, ya traza sus siguientes objetivos. En octubre competirá en un torneo en Estados Unidos y, en mayo de 2020, se presentará en el Mundial de Dinamarca, donde intentará defender su corona. Los Juegos Olímpicos de Tokio no están en la agenda, porque el poomsae no forma parte del programa olímpico del taekwondo. Sin embargo, podría ingresar como deporte de exhibición e, incluso, World Taekwondo está pujando por su inclusión como el programa de París 2024. "Sería un sueño", desea Paula. Pero, hasta entonces, no queda más que volver al Centro Nacional de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento cada mañana, practicar las rutinas, las piruetas, las patadas al aire; y luego, llegar a tiempo a clases por la tarde. Paula estudia administración y dirección del deporte en la Universidad Anáhuac, con la perspectiva de prolongar su vida ligada a los deportes después de que termine su trayectoria como atleta: "Tengo un enfoque para ser directora en alguna empresa deportiva, hay muchos ámbitos en mi carrera", confiesa. Por ahora, su prioridad es el poomsae, pero también está abocada a su formación académica. "Soy una buena estudiante, de hecho. Creo que sí se puede hacer todo sabiendo administrar los tiempos", enseña.

"Es mi objetivo al momento de competir, disfrutarlo; si lo disfrutas te va a salir bien, y si lo disfrutas va a salir el resultado"

Paula Fregoso

Paula Fregoso, cabo del Ejército Mexicano, campeona panamericana, estudiante y atleta. El éxito de Lima le confirió un ascenso en la jerarquía militar y la posible mejora del apoyo económico que le otorga el fideicomiso de alto rendimiento (Fodepar; $25,952 brutos según el padrón del segundo trimestre de 2019), en el que está inscrita. Su deseo, incrementar su cosecha de medallas, perfeccionar sus movimientos y seguirse encontrando a sí misma sobre el tatami. Y, para el desarrollo deporte mexicano, "más igualdad de oportunidades para todos los deportes, preguntar a las federaciones qué es lo que más conviene a cada cual, más cursos para los entrenadores". El camino que trazó el destino. El sueño apenas comienza.