75 peloteros emblemáticos de la LMP: Miguel Sotelo
Sotelo guió con su brazo a los Naranjeros de Hermosillo y en el camino, dejó marcas que se mantienen hasta la fecha en la Liga Mexicana del Pacífico.
La Liga Mexicana del Pacífico celebrará 75 años de una historia llena de leyendas sobre el diamante. Con motivo del aniversario, la LMP anunció la creación de una lista con sus 75 peloteros más emblemáticos desde su creación. Por tal motivo, en AS México decidimos darnos a la tarea de seleccionar a las figuras, estrellas y leyendas que resaltan sobre el resto con su madero, guante y brazo. La lista continua con Miguel Sotelo, una estrella que brilló al lado de Héctor Espino.
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Miguel Sotelo, el As de los 60's
Los Naranjeros de Hermosillo tomaron control de la pelota invernal en el comienzo de la década de los 60's. En gran parte se debió al aporte ofensivo de Héctor Espino, quien construyó un legado único en el béisbol mexicano. Sin embargo, a su lado se encontraba Miguel Sotelo, un lanzador derecho capaz de opacar al mismísimo 'Superman de Chihuahua', con una calidad tan implacable que solo puede explicarse con cada marca y cada logro impuesto a lo largo de su carrera.
Para comenzar, fue el Jugador Más Valioso de la Liga del Pacífico en las dos temporadas del bicampeonato de los Naranjeros. En la campaña 60-61 terminó con 17 victorias, 1.95 de efectividad y 114 ponches. Sin ser suficiente, Sotelo se superó un año después con una línea estadística de 18 triunfos, efectividad 1.63 de efectividad y 145 bateadores retirados por la vía de los tres strikes, en una de las mejores campañas de un lanzador en la pelota invernal. En realidad, esos 18 juegos ganados son una marca que se mantiene hasta la fecha.
Asimismo, fue elegido en tres ocasiones como el pitcher del año en la LMP, mientras lideró el circuito en victorias y ponches en el mismo número de oportunidades, así como en blanqueadas en una oportunidad. Su cifra de triunfos llegó a 130 al momento de su retiro, mientras su 2.59 de efectividad es la séptima marca más baja en la historia de la LMP. De igual manera, sus dos juegos sin hit quedarán marcados por siempre en la liga.
Sus logros le permitieron ingresar al Salón de la Fama del Béisbol Mexicano en 1985 y recibir el honor de ver su número retirado de la organización de los Naranjeros. Sus rivales le recordaron siempre como un lanzador con una recta potente, así como un slider y curva que completaban un repertorio de terror, capaz de llevarlo a ganar 13 partidos de manera consecutiva, otra marca histórica de la pelota invernal.