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Se retira Omar Bravo: adiós al goleador, hola al técnico

El Estadio Jalisco, en Guadalajara, fue el escenario donde Omar Bravo anunció su retiro, lo hizo junto a familiares, amigos y hasta un par de aficionados.

Guadalajara (México)Actualizado a
Se retira Omar Bravo: adiós al goleador, hola al técnico

Omar Bravo ha puesto punto final a una destacada trayectoria como futbolista. Su último partido como profesional se remonta a noviembre del año pasado, en estados Unidos. Dejó pasar el tiempo para convencerse de que la decisión era la adecuada: el máximo anotador en la historia de Chivas anuncia su retiro este lunes. Ahora, estudia la carrera de técnico para comenzar una nueva faceta, ligada a la cancha.

“Antes de entrar a los agradecimientos, empezaría por decir por qué tomo la decisión de terminar mi etapa como jugador profesional. Podría decir que estoy muy emocionado y muy feliz, pero la verdad es que estoy muy triste. No es algo fácil, dejé pasar tiempo porque quería tener certeza de que aquel sentimiento, aquella voz interior que de algún modo todos tenemos que me decía que ya, quería tener certeza de que fuera cierto, que fuera real. Por eso el tiempo que dejé pasar y la verdad es muy real”, explica.

“Ha terminado para mí esa etapa como jugador, desde algún lugar creo que fue una carrera muy digna, con muchas bendiciones, muchas alegrías y tristezas. Pero bueno: es todo, se acabó. Vamos a entrar en otra etapa donde espero contar con la misma fortuna, donde me sienta igual de privilegiado y bendecido de lo que fui como jugador. Hay muchas personas a quienes agradecer, empezaría por Dios porque siempre estuvo ahí para mí en todos los momentos, los malos y los buenos”, añade, en la cancha del Estadio Jalisco, el lugar elegido para decir adiós al futbol.

Durante su discurso, agradece a los clubes por los que ha pasado, en especial aquellos donde no le fue bien como Tigres, Cruz Azul y el Deportivo La Coruña. Pero guarda un momento especial para los clubes tapatíos. Es uno de los pocos que puede presumir de ser un símbolo chiva y haberse ganado el respeto de la afición del acérrimo rival.

“Gracias al Atlas, que después del paso por Cruz Azul me dio la oportunidad de reivindicarme para cumplir mi tercera etapa en las Chivas. Gracias a ese gran grupo de jugadores de saber las limitaciones que teníamos y un entrenador como Tomás Boy que sacó lo máximo de nosotros, para librar una situación tan difícil como el descenso. En mi caso, tratar de mostrarle a la afición que era un profesional y podía hacer mi trabajo bien. Fue una gran experiencia para mí, a pesar de toda la animadversión que había cuando llegué al Altas”, asegura.

“Después, gracias a Chivas. Viví tres etapas maravillosas en las Chivas. La primera de ensueño de verdad, un equipo siempre protagonista, alegre, más allá de algunos golpes como perder la Final ante Pumas, después el título con 'Chepo' en el 2006, creo que fue una etapa muy bonita. La segunda, con un equipo plagado de jóvenes, muy poca gente mayor y también un sabor amargo por estar tan cerca de ser campeones de Copa Libertadores. Para nosotros fue una gran experiencia y también nos dejó un gran aprendizaje. Fue una etapa maravillosa, con jóvenes deseosos de trascender. Y la tercera etapa fue la más difícil porque el equipo nunca había estado en una situación de descenso”, relata Bravo.

“Eso es algo anormal en un equipo como el Guadalajara, tuve compañeros fantásticos, con los que compartí vestidor mucho tiempo. Algunos incluso casa club, que los conozco prácticamente desde el '98 cuando llegué aquí. Les agradezco su amistad más que nada y todo lo que compartimos dentro y fuera de la cancha. En la tercera etapa decidí irme a Estados Unidos, tras librar el tema porcentual, primero con José Manuel y después con Matías Almeyda. Yo desde algún lugar, a Chivas siempre le voy a desear lo mejor, es el equipo de mis amores, todo mundo lo sabe, yo no puedo negar la cruz de mi parroquia. Es el equipo que me posicionó como jugador profesional y como persona. A Jorge, su presidente, donde quiera que esté, siempre le voy a desear lo mejor”, sentencia.

En la parte final de su despedida, la emoción brota. “Gracias al futbol y al balón, que yo veo a mi hijo y es mi arquetipo... siempre le voy a estar agradecido”, afirma, mientras las lágrimas lo obligan a interrumpir el discurso. Inhala. Exhala. Busca en el oxígeno la calma necesaria para continuar.

“Veo a mi hijo y me hace sentir un niño. Me hace sentir feliz, me hace reír, me hace llorar el futbol. El balón para mí lo es todo. Siempre lo voy a llevar en mi corazón. El deseo siempre ha estado, pero hay que saber reconocer cuando ya no estás más. Muchas gracias a todos. Desde luego, para mí este momento siempre va a quedar en mi memoria y en mi corazón. Ojalá, una vez terminado esto, pueda pasar por esa portería que tantas alegrías me dio siempre, con el gol, aunque no empecé de centro delantero, pero así terminé. Gracias a todos”, concluye.

Después, se dirige al arco Sur del Estadio Jalisco, aquel donde tantas veces vivió el romance con el gol. Junto a familiares y amigos, se toma una última fotografía. Omar Bravo ya estudia la carrera de director técnico. Así, seguirá ligado al futbol, pero no como directivo. “No me imagino en el escritorio, lo mío es la cancha”, concluye. Adiós al goleador, hola al entrenador.