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Mundial 2018

Infantino, el hombre que sonríe a las preguntas incómodas

Rusia
Infantino, el hombre que sonríe a las preguntas incómodas
MAXIM SHEMETOVREUTERS

Nunca pierde la calma. Siempre tiene control de la situación. Al menos, esa es la impresión que busca dar desde el primer instante. Gianni Infantino, presidente de la FIFA, entra a la sala de conferencias del Estadio Luzhniki y hace a un lado el protocolo. Hará el balance de la Copa del Mundo de Rusia 2018, dos días antes de la Final, pero no lleva traje. En lugar de eso, viste la misma chaqueta que usan los 17,000 voluntarios que han trabajado en el torneo.

Se trata de una persona preparada. Responde lo mismo preguntas en inglés, que en francés o portugués. Tienen perfecto conocimiento del terreno que pisa y de las necesidades de quienes están enfrente de él. Por eso, recién se sienta cuando el sonido de los clicks de las cámaras inunda el lugar. Él sabe qué hacer: voltea hacia la derecha, pulgar derecho en alto, luego al centro y finalmente a la izquierda. Todos los fotógrafos presentes tienen la toma.

En teoría, hasta aquí todos felices. El discurso de Gianni Infantino tiene bromas ocasionales que rompen con el hielo. Y que sirven para hacer a un lado la seriedad del protocolo. Se diría que aligeran la atmósfera de la conferencia. Aunque siempre hay algo que acaba con los planes. Un par de preguntas destacan en la comparecencia del presidente de la FIFA por ser duros cuestionamientos.

Durante su discurso, ha dicho que Rusia 2018 es el mejor mundial de la historia y que la percepción de este país ha cambiado en el planeta. Entonces, se le cuestiona si lo mismo pensará el pueblo ucraniano (con el que se ha sostenido un conflicto armado en el pasado) o si la FIFA usa el torneo para encubrir a un país que quizá pretenda que se le reste atención a lo que ocurre, por ejemplo, en Chechenia o a las constantemente señaladas faltas a los derechos humanos.

Entonces, Infantino sonríe. No pierde la calma. No explota. Simplemente, responde. "Bueno, en el mundo hay muchas injusticias. Hay cosas a nivel mundial que no funcionan como desean los ciudadanos, muchas cosas tendrían que cambiar y nos gustaría cambiarlas. Hay muchas cosas que no nos satisfacen no solo en un país sino en muchos, en todo el mundo. Entre todos debemos intentar hablar para que las cosas cambien, siempre que podamos. Pero aquí estamos en el Mundial, nos estamos centrando en el futbol, celebrar el futbol y creo que algo que nos falta en el mundo es capacidad de dialogar los unos con los otros. Esa es la base para resolver algunos de esos temas, si no existe debate, ya no digo entendimiento, sino al menos algo de respeto, entonces es imposible avanzar, no iremos a ningún lado", explica.

"El mundial puede contribuir a abrir vías de diálogo entre quienes toman decisiones, que al menos inicien la conversación y vean que hay seres humanos en el mundo en mejores y peores condiciones. Entonces, si logramos eso, hemos aportado un pequeño grano de arena. Eso es el futbol, que no puede resolver todos los males del mundo, el futbol no puede cambiar el pasado, pero si repercutir en el futuro. Y quizá algunos de los que toman decisiones importantes podrían ver lo que hacemos en el futbol y quizá inspirarse en nosotros para al menos resolver estas cuestiones", añade Infantino.

En lugar de estallar, ha resuelto el problema con elegancia. Sonriente. Lo mismo ocurre minutos más tarde, cerca del final de la conferencia, cuando es cuestionado sobre su atuendo. Se le recuerda el elevado salario que cobra en la FIFA, mientras los voluntarios, que visten una chaqueta idéntica a la suya, trabajan gratis para el organismo que dirige. La pregunta es dura: ¿Se trata de una falla moral?

Y el responde con esa misma calma. "Bueno, creo que todos aquellos que aman al futbol y a la sociedad, no sé si usted la ama, todos hemos sido voluntarios en algún momento de nuestras vidas. Muchos se sienten muy agradecidos de poder hacerlo, se sienten agradecidos de participar y mostrar aquí en Rusia el impacto que tienen las sonrisas de los voluntarios para su país, para su gente, darle este ambiente especial a esto. Los eventos deportivos en todo el mundo se organizan con ayuda de voluntarios, yo he venido con esta chaqueta de voluntario y claro que les doy gracias por su trabajo", afirma.

"Vengo con esta sudadera de voluntario sabiendo que claro que a mí me pagan, pero todos hemos sido voluntarios en algún momento, quizá no en el Mundial, pero sí acompañando a nuestros hijos en torneos de baloncesto, preparamos bebida, hacemos comida, ayudamos en restaurantes. Todos somos personas normales y esta es la base de cómo se organiza al deporte, que funciona gracias a la gran ayuda de los voluntarios. Los miles que contribuyeron este Mundial, merecen muchísimo respeto, así como las gracias del presidente de la FIFA y todos los que se han beneficiado de su trabajo", concluye Infantino.

El calvo presidente de la FIFA sonríe. De nuevo el pulgar arriba cuando se retira de la sala, aunque los fotógrafos ya han sido retirados de la misma desde hace un buen rato. Es parte de esa serenidad que en todo momento trata de transmitir. Incluso en las preguntas incómodas.