100 HISTORIAS DE LA COPA DEL MUNDO | 53
Tardelli y el grito que vio renacer a Italia
El mediocampista de la Azzurra hizo uno de los goles que le dieron a su selección su tercera Copa del Mundo, no obstante, su enérgico festejo es lo más recordado de aquella anotación.
“Sentí como cuando dicen que vas a morir y vuelves a ver toda tu vida. Volví a ver cuando empecé a jugar fútbol, cuando era niño. Como volver a nacer”. Así describe Marco Tardelli ese momento. El momento en que un balón que salió disparado desde su pierna izquierda tocó la red para hacer el gol que le daría a Italia su primer campeonato del mundo desde 1938.
Las emociones, el renacer del mediocampista de la Azzurra, se reflejaban sin ningún filtro en la celebración de su anotación. Un grito continuo de gol que acompañaba el movimiento de puños y cabeza de quien no puede dar crédito de una hazaña de esa magnitud.
Pero ese festejo en el Santiago Bernabéu, tal vez el más recordado y genuino de una Copa del Mundo, fue sólo el puntal de una Italia que se plantó en España ’82 con discreción y una defensa simplemente impasible.
El Brasil de Zico y Socrates, la Argentina de Maradona y Pasarella, la Francia de Platini y Genghini, cualquiera menos ellos, los que comenzaron el torneo con tres empates y apenas lograron calificar a la siguiente ronda sobre Camerún, los que llegaban al país ibérico con la fuerte polémica de apuestas en el calcio.
Ese combinado italiano, formado con una gran base de jugadores de una de las mejores Juventus de la historia, llegó hasta el encuentro final contra Alemania Federal sin ninguna derrota a cuestas.
Un 11 de julio de 1982, Dino Zoff y compañía se presentaban en Madrid con la firme intención de levantar su tercer título mundial. Los germanos eran un hueso duro de roer y así lo mostraron durante una apretada primera mitad.
Tuvo que ser Paolo Rossi, bota y balón de oro del torneo, quien llegó a destrabar el partido al 57’ con el gol que adelantaba a la Nazionale. Posteriormente, vino el recordado tanto de Tardelli, además de otro par de anotaciones de Altobelli para los eventuales campeones, y de Breitner para el conjunto albinegro, aunque solo sirvieron como adorno para el marcador.
Fue así que llegó la ‘terza coppa’. La que significó 44 años de espera. La que nadie creyó que se pintaría de azul. La que coronó a una brillante generación de jugadores. Y la que desahogó el grito de una nación que resurgía en su calcio.