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Madrid-PSG: un dolor de muelas para los dos equipos

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Cayó la bomba del sorteo. Ningún madridista quería que el PSG nos tocara en una eliminatoria tan lejana aún de la final de Kiev en mayo. Pero me da que también en París hay mucho tembleque y se ha desatado desde que han visto su bola equiparada a la del campeón de tres de las últimas cuatro ediciones de la Champions. Ninguno de los dos equipos quería verse ahora las caras, pero como me gusta decir a mí: “No hay gloria sin sufrimiento”.

Para Zidane y sus chicos es un reto especial hacer frente a un PSG construido a golpe de talonario, con ese tridente de ataque que ha deslumbrado en lo que va de Copa de Europa. Mbappé (que pudo ser del Madrid este verano), Cavani (lanzado a por la Bota de Oro) y Neymar (que es un viejo sueño de Florentino para incorporarlo a la causa blanca) forman un ataque demoledor, con Rabiot, Verratti y Motta construyendo un muro en la medular y una defensa con el eterno Alves dando guerra por la banda derecha y Marquinhos mandando en el eje. Sólo flaquean en la portería. Ahí debe aprovechar el Madrid, con el gran Cristiano al frente, las debilidades de un rival al que le falta experiencia en estos grandes duelos.

Cierto que esta vez no habrá un Aytekin que les amargue la vida, pero de nuevo Emery se jugará su prestigio con la fama amarrategui que se ha ganado por amedrentarse en los grandes días. El jeque ya ha deslizado que podría despedirle en los próximos meses. Lo que está claro es que jugando la vuelta en París se torna decisivo el encuentro del Bernabéu. Ahí cuento con Cristiano, que justo esta semana recogió su quinto Balón de Oro en París, muy cerca de la casa del próximo  rival de octavos. Una metáfora de lo que puede ocurrir en el cruce más esperado de la Champions. ¿Se imaginan de nuevo a Cristiano coronándose en la Torre Eiffel? Quién sabe si ese día pondrá el portugués la primera piedra para ese sexto Balón de Oro que ya ha profetizado…