Atlético de Madrid empata con Chelsea y es eliminado de Champions
Ni el Atlético pudo pasar del empate ante el Chelsea ni el Qarabag echó una mano en Roma. Los de Simeone, a la Europa League cinco años después.
El milagro nunca llegó a ser real, sólo una metáfora. El Atleti había perdido pie en la Champions ante el Qarabag. Y ayer no volvió a estar dentro. Ni siquiera unos minutos, entre lo que pasaba aquí y allí, en Londres y Roma. Y eso que el Atleti salió en tromba, para que lloviera rojiblanco en Stamford Bridge. Presión alta y robo rápido. Y, en cuanto robaban, rapidísimo hacia Courtois, buscando el gol. El Chelsea esperaba con paciencia atrás. Algunos lo llamarán dejarse dominar, para Conte es saber encerrarse atrás. A la espera de que ese intento de tormenta se convirtiese en sirimiri mientras, la grada, sólo se escuchaba cantar español y la radio decía que en Roma todo seguía igual, 0-0.
El primer disparo de verdad, sin embargo, fue azul, fue de Morata. Al borde del área, se giró en una baldosa y se sacó un remate a la escuadra que se fue silbando fuera. El Atleti era dominio pero el peligro de un disparo de pistola de agua. El Chelsea cada vez que agarraba el balón detenía la respiración. Fulgurante, Morata, en apenas dos minutos, exigió la presencia de Oblak, sus manos milagrosas. Sería
El Atleti se difuminaba, entregaba balones fáciles, mientras el Chelsea afilaba sus dientes en las botas. Conte celebraría gol al ver un tiro de Zappacosta, a la base del poste, pero su celebración la detendría un guante. De Oblak, con salto de gato. Es ese héroe que siempre aparece.
El primer grito rojiblanco sería un golpe en la madera, un balón de Filipe y remate posterior de Koke de cabeza. Anticipo de ese momento en que la tarde pasaría del frío al calor, del abismo al grito. En Roma marcaría primero el Roma y en Londres respondería el Atleti, con gol de Saúl. Otro de los héroes que siempre aparecen en estos partidos. Fue de cabeza, fue tras un córner, fue después de que Torres se lo lanzara al segundo palo de cabeza.
El milagro estaba en Londres, que el Atleti ganara este partido, ante un Chelsea que dejaba de lanzarle puñetazos, granizo, balones a Oblak. Adonde no llegaba el portero, que llegaba a todo, se lanzaba Giménez, para sacarlo de cabeza, defender su red como si fuese un hijo. Pero la entrada de Pedro le había dado al Chelsea velocidad mientras que Simeone quitaría a Torres y su equipo se volvió invisible. No podría retrasar más lo inevitable. El gol del Chelsea. Se lo haría Savic, lo provocaría Hazard. Recibió de Cesc y se internó en el área provocando el caos. Disparó y desvió el central a su propia portería. Un disparo en propio pie. Los que más duelen.
Lo lloró el Atleti sobre su hierba, porque había regresado allá donde una vez fue feliz, sólo para descubrirse cuatro años más viejo y fuera de la Champions. No volvería a ser ni sirimiri. El partido terminó antes en Roma, la sentencia, el 1-0 al Qarabag. Batshuayi lanzaría otro balón casi a la escuadra para despedir al Cholo de Stamford Bridge. Ellos siguen Road to Kiev, al Atleti siempre le quedará Lyon.