Guaita reinó entre dos golazos

La historia guardará en sus libros que el Getafe también ganó en el derbi histórico que reencontró a los dos equipos de la Zona Sur en Primera División. También guardará que el Bomba Arambarri, un chico desconocido hasta ayer, marcó el primer gol, y vaya gol. Que cada cual valore los méritos, los derbis, como las finales, no se merecen, se ganan.

Entre el golazo de Arambarri y el también bueno de Álvaro Jiménez, el rey fue Guaita. El Leganés fue más valiente, dominó y tiró más, pero el Getafe tiene portero. Don Vicente había hecho ya dos intervenciones de mérito cuando llegó el pseudo penalti. Salvó una vez y las siguientes. Fue una muralla para desesperación de un estadio que nunca había vivido con tanta pasión esta rivalidad. En ese momento empezó el derbi. Ya había habido polémica, empezaron las tarjetas, las dudas…

Y ahí el Getafe de Bordalás se maneja como nadie. La ida y vuelta, la bronca, le va mejor. Y así llegó el gol de Álvaro, la victoria que fue mitad alegría y mitad alivio en el rincón azulón. Se había sufrido mucho, llevaban un año por detrás del vecino y podían salir del derbi sin victoria y con el rival como líder. La perspectiva era dura, pero se convirtió en jubilosa.

Porque al final los derbis son de los aficionados. Y más éste, en el que ningún jugador lo había visto antes. Y las dos aficiones dieron todo un recital. LaLiga pondrá alguna multa, es inevitable, pero Leganés y Getafe pueden presumir de que este derbi histórico fue un ejemplo que se vive en familia, pero ya ve todo el mundo. Guaita espantó dudas, Arambarri se dio a conocer y Álvaro Jiménez firmó la victoria. Nuevos ídolos de esta generación azulona.