La tormenta y la desazón ahuyentaron a la afición del Azteca
Pobre entrada en el Coloso de Santa Úrsula. Durante la ceremonia de himnos nacionales, el Estadio no estaba ni al 30% de su capacidad.
Se cumplió la mitad del adagio. No hubo cancelación del partido, pero la afición no acudió en masa al Estadio Azteca para atestiguar el posible pase al Mundial de Rusia de la Selección Mexicana.
Dos horas antes del partido, cayó una gran tormenta al sur de la Ciudad de México que ocasionó que varios accesos al Coloso de Santa Úrsula quedaran inundados. La explanada principal se vio franqueada por un gigantesco charco que obligó a la seguridad a habilitar entradas a los costados de los torniquetes. Además, varias escaleras para accesar a las tribunas se convirtieron en auténticas cascadas, lo que obstaculizó el ingreso de los hinchas. Tras el temporal, la lluvia pertinaz no cesó, aunque su intensidad amainó. No fue poco común ver a los aficionados ataviados con capas e impermeables para sortear una tormenta más en la Ciudad de México.
Aunado al clima, otra preocupación de la Federación Mexicana de Fútbol era la venta de boletos. En los días previos, se lanzó una promoción de 2x1 para incentivar la presencia de aficionados y presentar un Azteca con mejor color. Sin embargo, la respuesta no fue la esperada. Tormenta y desazón, una mala combinación para la Selección Mexicana en el Azteca.