Premio a la resistencia del Geta

El Athletic se encontró con una roca en su estreno liguero. El Getafe es un recién ascendido que parece llevar toda la vida en Primera. Bueno, en realidad, su registro entre los grandes no data de tanto tiempo atrás y se desenvuelve según esa heráldica. Ni contra diez, tras expulsión de Jiménez en el minuto 65, más un Aduriz que se sumó a la causa desde el banquillo, pudo el cuadro rojiblanco por el orden estajanonista azulón, aunque Williams fue una pesadilla continua. Ziganda hizo debutar a dos nuevos leones: el central Núñez y el extremo Córdoba.

En 20 minutos pasaron muchas cosas, desde un gol no concedido hasta la lesión del hombre de hierro De Marcos, que sufrió un esguince en el tobillo izquierdo al cuarto de hora en una jugada inocente. En el 9’ Bergara se adelantó a Laporte y remató un centro de Fajr que sacó en dos tiempos Arrizabalaga de dentro. LaLiga ha optado por no emplear el VAR y no hay chips de esos chivatos en las porterías de San Mamés, así que la fortuna sonrió esta vez a los locales.

Bordalás lo lleva haciendo media vida en Segunda. Se rodea de once espartanos que abultan como quince, los reparte ordenadamente por el verde y parece que ponen muros de hormigón para que no pase nadie. Hay emboscadas en cada metro cuadrado. Mete cuatro atrás, otra línea cercana por delante y dos arriba en permanente expedición, uno de los cuales suele incrustarse en medio campo para aumentar la agresividad y el ambiente pegajoso.

Hubo un agarrón a Susaeta, pero el árbitro dejó seguir y le llegó un balón precioso a Williams. A Iñaki, que salió de nueve, le falta aún forro para anidar cerca de la portería rival, pero su motor deja a muchos rivales en vuelta perdida y eso le da una ventaja gigantesca. Definió alborotadamente. Y Muniain juega de interior pero en realidad es un volante maquillado, que revolotea en cuanto puede entre líneas con la medialuna del área llamándole. Y eso hizo pasada la media hora en una jugada que aproximó el uno a cero. Casi todo el picante bilbaíno nació de sus botas.

El ritmo cayó a niveles de post-pretemporada en el último cuarto de hora de la primera parte. El Athletic estuvo cerca del siniestro. En la segunda parte el debate siguió sin ritmo por las faltas y las protestas al árbitro. Hubo un chispazo efervescente. Cala agarró dentro del área largo tiempo a Laporte en una falta y cometió un penalti no pitado y acto seguido remató en el otro área para el paradón de Arrizabalaga. Ziganda preguntó a Williams si se veía para 90 minutos y éste asintió esperando mejores acontecimientos. Estos llegaron con la segunda amarilla a Jiménez, al que borró Muniain primero con un agarrón sostenido sobre él y minutos más tarde con una patada. Dejó a su equipo en inferioridad durante 25 minutos. Ya antes había salido Aduriz, que hizo la jugada del día con un regate en una baldosa a Bergara. Pero falló un par de balones claros, algo extraño en él, en el arrebato final.