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México

El Madrid de Zidane reaccionó justo a tiempo. Benzema, James, Asensio y Lucas conquistaron Ipurua con un fútbol total. Cambio climático para viajar a Nápoles. 

Benzema ‘on fire’.

Esta semana tuve la oportunidad de conversar largo y tendido con una persona que conoce muy bien a Benzema. Me explicó que yo haría mal si le perdiera definitivamente la fe al francés. Corría ese peligro, para qué engañarles a ustedes. Me insistió en que está mucho más enchufado de lo que el madridismo pueda imaginar y que en su cabeza sólo está seguir ganando títulos de blanco. Me convenció hasta el extremo de que ayer escribí en estas páginas, antes del partido, de la necesidad de darle un voto de confianza a Karim. Y no me dejó mal. Al contrario. En Ipurua vimos a ese Benzema versión Nápoles que aplazaría cualquier debate mediático y de barra de bar si siempre jugase con esa fe y entusiasmo en todo lo que hace. La ausencia de Bale, Cristiano y Morata le ayudó a implicarse. Se sintió en el foco de la diana y respondió al reto con grandeza. Los dos primeros goles llevaron su firma. Además, en la posición de nueve-nueve. Un doblete que aplacó el fuego de un Eibar que se vio desarmado por el espíritu colectivo y la aplicación memorable de un Madrid por fin reconocible. Karim suma 176 goles en 350 partidos de blanco. Y los dos de ayer se los dedicó a Raymond Kopa, otro francés ilustre que dejó su sello en el Bernabéu con tres Copas de Europa (1957, 1958 y 1959). Benzema ya lleva dos (Décima y Undécima). Ojalá en Cardiff pueda igualar a su compatriota. La bendita realidad nos dice que Benzema mostró el camino de la goleada y de la conquista de Ipurua. ¡Allez Karim! 

Marco Asensio marcó.

El juego de palabras me sirve para rendir pleitesía a este mallorquín de 21 años que juega como los ángeles y al que sólo vemos de luna en luna llena. Sólo disfrutamos de gotitas de la ‘esencia de Asensio’. Basta decir que en sus 14 partidos como titular metió siete goles. Es un cheque al portador. Juega con la elegancia de un futuro Balón de Oro y su zurda esconde secretos confesables que tienen encandilada a la afición. Un poco de Asensio es mucho. Ayer compartió triplete de ataque con Lucas Vázquez y Benzema, con James dirigiendo el tráfico en la media punta. La sinfonía fue total. Sólo recuerdo ver a un Madrid tan brillante y seductor en el partido de Copa ante el Sevilla en el Bernabéu. Esa noche también estaban Lucas y Asensio. No es casualidad. Hambre, juventud, desparpajo y compromiso. Cuando un equipo va a por todos los balones divididos es que viaja en la dirección correcta. Cuando vuelvan el martes Bale y Cristiano deben tomar nota. Son top mundiales, pero en el Madrid no hay escondites. En Nápoles hay que jugar a muerte, como hicieron ayer esos meritorios que se merecen de una vez el papel de starring. 

Fair play.

Chapeau a la afición de Ipurua, que rindió una ovación cerrada a Modric cuando fue sustituido. Y otro aplauso para la hinchada del Madrid, que cantó varias veces “el Eibar es de Primera”, ganándose el cariño de todo el estadio eibarrés. 

A San Paolo.

Los vikingos sueñan con la conquista de Nápoles tras la gran victoria de ayer. Me lo dicen las peñas Los Blancos de Sestao, Mahonera, Andoain, La Bella Easo, Pamplona Blanca, Vikingos de Bilbao, Eibarresa, Drakkars Blancas de Ermua, Errenteria, Dragón Blanco de Mondragón, Diosa Blanca (Salamanca) y Altura (Castellón). Y va por Doña Manolita, Melchor y el Nenu del bar Monterrey (Segorbe) y la mamá de Mingo, de Menorca, una gran señora. Descanse en paz.