David Johnson, el auténtico motor de los Cardenales de Arizona
El runningback de segundo año está llevando exitosamente el peso de la ofensiva de Arizona en la primera parte de la temporada 2016.
Lógicamente, el duelo entre Arizona Cardinals y Seattle Seahawks del pasado domingo había de centrar nuestra atención. Fue un partido muy físico, intenso, de los que se dice al terminar que los jugadores se dejaron la piel. Las dos defensas se comportaron de manera ejemplar, evitando que el ataque rival pisase una sola vez su zona de anotación. Sin embargo, en medio de tal exhibición defensiva quería aprovechar esta semana para destacar a un runningback que está siendo el mejor atacante de su equipo y uno de los mejores de toda la NFL. Hablo por supuesto de David Johnson. En un encuentro en el que cada yarda costaba “sangre, sudor y lágrimas” terminó con 113 yardas en 33 jugadas de carrera y 58 yardas de recepción en ocho capturas.
En los dos primeros años de Bruce Arians al mando del equipo (2013-2014) los Cardinals fueron un conjunto predominantemente pasador. El ratio de jugadas pase-carrera fue de un 59,3% y un 60,0% en favor del juego aéreo. Adquirir un corredor en el draft de 2015 fue una necesidad para equilibrar la ofensiva. Ameer Abdullah era el deseado por el staff de Arizona, pero Detroit truncó esa idea. El destino quiso que finalmente fuera Johnson el que recalara en la franquicia del desierto. Seguro que ahora los Cardinals agradecen el movimiento de los Lions en aquel momento.
Arians equilibró el ratio de jugadas pase-carrera a un 56,6% el año pasado a favor del pase y Arizona completó una fabulosa temporada en ataque, finalizando número 2 en puntos anotados y nº 1 en yardas producidas. Johnson fue un factor clave en el segundo tramo de campaña y grandes cosas se esperaban de él para 2016. Durante los tres primeros partidos, saldados con dos derrotas para los de Arians, la ofensiva no pareció la misma. Una de las causas problemáticas que se señalaron fue la poca cantidad de trabajo que se volcó en Johnson. En esos cuatro choques iniciales tocó el balón 20-15-22-21 veces. El ratio de los Cardinals se disparó a un 65,2%, a pesar de que sólo en el compromiso con Buffalo el equipo encaró una desventaja significativa.
El head coach tomó nota y a partir de ese momento ha venido utilizando a su runningback como un “workhorse”, un auténtico caballo de batalla como dicen los norteamericanos. Arizona venció con solvencia los dos siguientes choques y empató el domingo un partido con Seattle que debió haber ganado en el tiempo regular con un poco más de acierto (o menos desacierto habría que decir) en equipos especiales. En estos tres encuentros Johnson ha tocado el balón 30-25-41 veces. En consecuencia, el ratio pase-carrera se ha equilibrado hasta el 51,8%.
El esfuerzo de Johnson ante Seattle podría calificarse de titánico. Disputó 87 de las 95 acciones ofensivas de su equipo, un 92%. La distribución de todos esos snaps fue la siguiente:
Los Cardinals no tienen un fullback en plantilla, de ahí el bajísimo número de snaps compartiendo backfield con un compañero. En esos casos suele ser un tight end el que le acompañe.
Las habilidades de Johnson son numerosas. Como corredor destaca por su paciencia y visión. Me recuerda mucho a Le´Veon Bell, runningback de los Steelers, en el hecho de que suelen pararse en la misma línea de scrimmage antes de atacar un hueco. Normalmente esa técnica suele tener resultados funestos, pero estos dos jóvenes jugadores poseen una visión, un juego de pies y una habilidad para realizar poderosos “jump cuts” que les colocan rápidamente en disposición de encontrar un agujero que en principio no existía. Fijaos en la jugada, la carrera estaba destinada a ir por el guard derecho. Seattle revienta los bloqueos, Johnson resetea y con un par de movimientos encuentra espacio por el tackle izquierdo. Ganancia de cinco yardas en una acción en la que más de un runningback se habría chocado en la línea de scrimmage.
Otra de las virtudes de Johnson es su potencia. Con su 1.85m y 102Kg es un corredor enorme capaz de bajar la cabeza y empujar para sacar las “yardas duras”. En esta acción del choque con Seattle consigue llevarse por delante a Michael Bennett, uno de los más poderosos líneas de defensa de la competición y arrastrarlo hasta que su compañero Earl Thomas le ayuda a cortar la carrera.
Podría pensarse que Johnson es un buldócer, pero estaríamos cometiendo un grave error. Su tamaño superior para ser runningback no le impide contar con movimientos en campo abierto. Es mucho más elusivo de lo que parece. Aquí vuelve a mostrar su excelente visión y sexto sentido para anticipar la llegada de un defensor y lo deja sentado con un quiebro más propio de un hombre más pequeño. El hecho de que el defensa que termina placando aire sea el gran Earl Thomas le da más mérito a la jugada (a su pesar la ganancia de yardas fue anulada por un holding decisivo).
Visión de juego, potencia y movimientos en campo abierto, ¿qué más queremos para un runningback? Johnson añade a este repertorio un abanico inmenso de posibilidades como receptor. Corre tan bien las rutas que en ocasiones entrena directamente con los wide receivers. Sus manos son muy naturales y parece atrapar el balón sin esfuerzo, lo que le permite coger los pases en carrera y ganar muchas yardas tras la recepción. En la jugada de la imagen Arizona mostró tal confianza en él como receptor que lo aisló en el lado izquierdo y fue el destinatario de un “fade” a la end zone. A lo largo del choque llegó a ser cubierto por Thomas y Richard Sherman, lo que indica el respeto con el que le tratan los rivales en esta faceta del juego.
Para poner la guinda al pastel Johnson es un adecuado bloqueador. De no ser así no jugaría tantos snaps en tercer down. El domingo formó parte de 44 jugadas de pase, saliendo 35 veces a ruta y quedándose solo 9 veces a bloquear. Esto es parte del ADN de Arians, al que le encanta sacar en la mayoría de acciones los cinco receptores elegibles. En las pocas ocasiones que le toca quedarse a proteger a su quarterback cumple. Y como muestra un botón:
Éste es a grandes rasgos David Johnson, el jugador con más yardas de scrimmage tras siete semanas en la NFL con una diferencia considerable sobre el segundo. Nadie ha podido dejarle hasta ahora en menos de 100 yardas totales en un compromiso. En vista de que el juego de pase no termina de funcionar al nivel de 2015, Arizona seguirá contando con su joven corredor para llevar el peso de la ofensiva.