Eres uno de los entrenadores mejor tratados, más buscados y aplaudidos del momento; no importa que tu equipo esté en sexto lugar de la tabla o que no tenga victorias como visitante, tus seguidores te aman y están entregados a tu carisma. Pero cuando se te pregunta del último juego, sin pensarlo, tachas de "fascista" el himno del rival.
Así es el entrenador del Cruz Azul, al que, como siempre, casi nadie le dirá nada por volver a "incendiar" el ambiente, ¿por qué?, no lo sé. Puede que a muchos les dé miedo, no vaya a ser que además de ladrar, sí muerda.
Es claro que a Tomás Boy le molestó que su equipo no pudiera ganarle a un rival fundido bajo el fuerte sol que se sentía el domingo al medio día en Ciudad Universitaria (el horario es problema de los locales, que insisten en jugar a esa hora), cuadro que venía de disputar un muy pesado cotejo en Asunción, Paraguay. Pero en lugar de hablar del polémico penal del Maza Rodríguez y de su posterior expulsión, que los dejó con 10 hombres, el "Jefe" prefirió asegurar que el himno universitario, que tiene 76 años de existencia, fue creado... ¿como propaganda fascista?
Bueno, puede que pensara que al haber sido escrito cinco años antes de la abolición del régimen nazi, era suficiente coincidencia para pensar en ello.
Bien, puedo entender que a Boy lo que le llama la atención es la señal que hacen jugadores y aficionados durante la interpretación del himno (levantando el brazo al frente) y que ciertamente puede parecer un saludo militar, no necesariamente fascista, pero igual me parece una exageración sacar esa lamentable comparación cuando estás respondiendo sobre algo tan sencillo como un resultado de fútbol.
No soy nadie para pedirle a la gente que lea y se documente un poco antes de hacer un comentario ofensivo, pero nunca está de más hacerlo.
Por ejemplo, a mí me llegaron mensajes por Twitter asegurándome que los "antecedentes" del ex rector de la UNAM, José Vasconcelos, autor del famoso lema "Por mi Raza hablará el espíritu", tachado (años después de su muerte) de comunista, antiyanqui y hasta de nazi, por sus detractores, son evidencias de que hoy Tomás tiene razón. Caray, no se pueden mezclar cosas tan distintas y tan distantes, como comparar al futbol con la política y más aún con una criminal práctica antisemita y racista.
En fin, se le agradece buscar nuevas polémicas, pero siempre será más sencillo recurrir al tradicional "el árbitro nos robó" y no andar regando el tepache de esa manera.