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¿Por qué esta maleta de 70 años de antigüedad es especial para Porsche?

Se trata de una bolsa de cuero para herramientas catalogada como un salvavidas de los pilotos.

Luis Hernández del Arco
Luis Hernández del Arco
ldelarco
MéxicoActualizado a
¿Por qué esta maleta de 70 años de antigüedad es especial para Porsche?

En ocasiones, las leyendas del mundo del automóvil, no son precisamente los vehículos per se o los pilotos, sino también hay piezas que no tienen nada que ver sumamente apreciadas como es el caso de la maleta de herramientas de cuero de Herbert Linge, considerado como uno de los mejores mecánicos y pilotos en la historia de Porsche.

Este preciado maletín de herramientas lleno de llaves inglesas, abrazaderas y bujías que preparaba cuidadosamente y llevaba consigo por todo el mundo tiene casi 70 años de historia.

Todo se remonta a la carrera Mille Miglia de 1954. Allí ocurrió algo que fue noticia en todo el mundo. En aquella edición de la conocida carrera de resistencia italiana, Hans Herrmann y su copiloto Herbert Linge se impusieron en la categoría de vehículos de hasta 1.5 litros y terminaron en sexto lugar en la clasificación general tras avanzar por un paso ferroviario a nivel con la barrera bajada.

¿Por qué es sumamente especial?

Sin duda, esta hazaña no habría sido posible sin el maletín de cuero de Linge, dado que su Porsche 550 Spyder necesitó cierta reparación durante esa jornada. En su interior llevaba todo lo importante para poder reparar un automóvil de aquella época, En el Passo della Futa, el auto no iba del todo bien por un problema en el distribuidor. Fue entonces cuando el copiloto echó mano de sus herramientas y, junto con su compañero de equipo, siguieron la marcha hasta cruzar victoriosos la bandera a cuadros.

Cuando Herbert Linge empezó sus estudios de mecánica en Porsche KG en Zuffenhausen, en 1943, tenía catorce años. En la década de 1950 recorrió todo el mundo con su equipaje de cuero. Si hacía falta un copiloto para correr la Carrera Panamericana en México, allí estaba Linge para cubrir el puesto; si había problemas mecánicos en algún lugar de Estados Unidos, acudía Linge para resolverlos. En efecto, era capaz de reparar, coordinar y conducir. Lo que hiciera falta.

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Siempre llevaba con él su maletín. Eran inseparables, hasta el punto de que a veces recibía comentarios irónicos por ello. Aún hoy, Linge responde encogiéndose de hombros: “Siempre encontraba en él lo que necesitaba”. Todas las llaves, marcadas con su nombre, son testigos de mil batallas; los mangos de madera de los destornilladores están desgastados; la llave para pretensar los amortiguadores está rayada y el paño de taller con la inscripción Porsche aún huele a aceite.

Debido a que las herramientas son propensas a desgastar cualquier maleta, Linge le encargó a un guarnicionero que cosiera bolsillos interiores especiales para que pudieran soportar los embates. “Esa maleta suponía un lastre, pero en caso de emergencia era un auténtico salvavidas durante las carreras. Por eso iba siempre conmigo”, comenta Linge.

¿Qué otra función tenía además de la de mecánico?

Pero además de mecánico, Linge fue piloto oficial de Porsche en muchas ocasiones. Solo en las 24 Horas de Le Mans lo fue hasta en once ocasiones. También se puso al volante en el estreno en competición del 911, en el Rallye de Montecarlo de 1965. A eso hay que añadir Nürburgring, Targa Florio, Spa o Sebring. En total, más de cien carreras y unos treinta triunfos en su categoría.

Y así, hasta llegar a la década de 1970, cuando Ferdinand Piëch se convirtió en jefe de Desarrollo en Porsche. En ese momento, Linge tuvo que decidir entre seguir siendo piloto oficial o convertirse en Director de Operaciones del Centro de Desarrollo de Weissach, que abrió sus puertas en 1971. Se inclinó por lo segundo.

De esta manera, terminaba la andadura en las carreras de un hombre cuya importancia se resume en la diversidad de sus talentos y que vivió la marca como aprendiz, piloto y director de planta. Terminaba igualmente sus días de actividad aquel maletín de cuero, un objeto mundano que, en las manos correctas, fue vital para la victoria de Porsche en muchas carreras.