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La neurociencia y los autos: ¿Qué tan ligadas están una de la otra?

El cerebro humano está siendo explorado como una nueva frontera para mejorar la seguridad, el rendimiento y la experiencia de conducción.

Luis Hernández del Arco
Luis Hernández del Arco
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La neurociencia y los autos: ¿Qué tan ligadas están una de la otra?

A primera vista, podría parecer que la neurociencia, el estudio del cerebro y el sistema nervioso, no tiene mucha o poca relación con la industria automotriz.

Después de todo, los autos son máquinas hechas de acero, tecnología y sistemas mecánicos, mientras que la neurociencia está enfocada en entender cómo funciona nuestra mente y cuerpo.

Sin embargo, Nissan ha demostrado que estas dos áreas pueden estar más conectadas de lo que pensamos, especialmente cuando se trata de mejorar la experiencia de conducción y la seguridad vial.

De manera coloquial, la neurociencia es la rama de la ciencia que se dedica a estudiar el cerebro y su funcionamiento. Ayuda a entender cómo pensamos, aprendemos, recordamos y cómo nuestras emociones influyen en nuestras acciones. Desde el movimiento de nuestras manos hasta la forma en que tomamos decisiones complejas, todo está controlado por el cerebro.

Pero, ¿qué tiene esto que ver con los autos?

Nissan, a través de su proyecto “Brain to Performance”, está utilizando principios de la neurociencia para hacer que las personas sean mejores conductores. Este proyecto, liderado por el Dr. Lucian Gheorghe, director senior de Nissan UX Innovation, busca entender cómo ciertos elementos del cerebro humano pueden influir en el rendimiento de los conductores.

Durante el evento Wired Summit powered by Nissan en el World Trade Center de la Ciudad de México, el Dr. Gheorghe presentó este programa a un público de jóvenes entusiastas de la tecnología, académicos y miembros de la industria.

Claramente la meta del proyecto es: usar la tecnología para estudiar el cerebro de los conductores y, a través de esto, desarrollar herramientas que permitan mejorar su capacidad de manejo. Esto no solo aplica a conductores de carreras, como los pilotos de Fórmula E, sino también a cualquier persona que se ponga al volante. Así, la neuroestimulación, un proceso que ayuda a entrenar y mejorar ciertas funciones cerebrales, juega un papel clave en este enfoque.

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Mejorar el rendimiento a través del cerebro

Todo el equipo de BTPRP ha logrado avances impresionantes en el entendimiento de cómo el cerebro puede ser optimizado para mejorar el rendimiento de los conductores. Según el Dr. Gheorghe, desde el inicio del programa notaron que la neuroestimulación tenía el potencial de aumentar el aprendizaje y la retención de habilidades.

Esto se traduce en mejores tiempos de reacción, mayor precisión en la toma de decisiones y una mayor capacidad para enfrentar situaciones estresantes en la carretera.

Y es que cuando hablamos de conducir, muchas de las decisiones que tomamos son automáticas o impulsadas por el subconsciente. Nuestro cerebro está constantemente analizando la velocidad, la distancia y otros factores en fracciones de segundo.

Cualquier mejora en esta capacidad puede hacer una gran diferencia, no solo en el rendimiento de los pilotos profesionales, sino también en la seguridad de los conductores cotidianos.

Tecnología de las pistas a la carretera

Este proyecto “Brain to Performance” también tiene implicaciones fuera de las carreras. Nissan está explorando cómo esta tecnología podría aplicarse a los vehículos eléctricos del futuro. Junto con la Universidad de Texas en Austin, la compañía está investigando cómo los sistemas de entrenamiento basados en la interfaz cerebro-ordenador podrían ayudar a los conductores a mejorar sus habilidades de manejo más rápidamente.

Esto significa que en un futuro cercano, es posible que al llevar nuestro auto al taller, podamos optar por un entrenamiento mental que nos permita regresar a casa no solo con un vehículo en óptimas condiciones, sino también con una mejor capacidad para manejarlo de manera segura y eficiente.

Basta imaginar un escenario en el que, mientras se espera a que le den mantenimiento al auto, se pueda participar en una breve sesión de entrenamiento que mejore la capacidad de concentración y toma de decisiones al volante. Esta es una de las visiones a futuro que tiene Nissan, y es un claro ejemplo de cómo la neurociencia y la automoción están comenzando a cruzar caminos.

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Impacto en la seguridad vial y la experiencia de usuario

Todos los avances del programa BTPRP no solo tienen que ver con el rendimiento, sino también con la seguridad. Al conocer mejor el comportamiento del cerebro en situaciones de conducción, Nissan puede desarrollar vehículos que sean más intuitivos y seguros. Por ejemplo, los sistemas de asistencia al conductor podrían evolucionar para detectar cuándo un conductor está fatigado o distraído y ajustar el comportamiento del vehículo en consecuencia.

Además de ello, la comodidad y la experiencia del usuario también pueden mejorar. Si comprendemos cómo reacciona el cerebro ante diferentes estímulos durante la conducción, los vehículos futuros podrían estar diseñados para ser más agradables y menos estresantes de conducir. Desde la disposición del tablero hasta la retroalimentación sensorial que recibimos del auto, todo podría estar optimizado para hacer la conducción más fácil y placentera.

El futuro de la conducción está en el cerebro

Nissan, a través del Brain to Performance Research Project, está mostrando cómo la neurociencia puede transformar la forma en que conducimos. Y aunque todavía estamos en las primeras etapas de esta tecnología, el futuro parece prometedor. No solo podríamos ver conductores más seguros y eficientes, sino también vehículos que se adapten mejor a nuestras necesidades cognitivas y emocionales.

Queda claro que la neurociencia y los autos pueden estar mucho más conectados de lo que inicialmente pensamos. Con proyectos como el de Nissan, el cerebro humano está siendo explorado como una nueva frontera para mejorar la seguridad, el rendimiento y la experiencia de conducción.

Quién sabe, tal vez en unos años, todos nosotros podamos entrenar nuestro cerebro de la misma manera que entrenamos nuestros músculos, para convertirnos en mejores conductores y hacer de nuestras carreteras lugares más seguros para todos.

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