¿Cómo nació la rivalidad entre barras de Atlas y Querétaro?
Hace 15 años, el descenso de Gallos Blancos en el Estadio Jalisco dio origen a un conflicto que finalmente explotó de forma grave este sábado
Domingo 29 de abril. Cancha del Estadio Jalisco. En la tribuna, más de 15 mil aficionados del Querétaro viajaron con una sola ilusión: salvarse del descenso. Para ello, debían vencer al Atlas como visitantes. Una invasión extraordinaria para un encuentro de vida o muerte. Pero la esperanza de los Gallos Blancos murió frente al conjunto rojinegro. Aquella tarde, nació la rivalidad que este sábado detonó en imágenes trágicas.
Los dos goles del uruguayo Nicolás Olivera mandaron al conjunto queretano a la entonces conocida como Primera “A”. El equipo había perdido la categoría en la última jornada. En la grada, miles de aficionados lloraban por el fracaso de su equipo. La frustración fue grande y no podía quedarse simplemente en eso. Había que cobrar factura… fuera como fuera.
La Calzada Independencia se convirtió en un campo de batalla. Barristas de ambos equipos se enfrentaron. Golpes, a puño o palo. Corretizas por las calles aledañas. Heridos. Detenidos. Y burlas de los seguidores del Atlas hacia el recién descendido. Eso encendió una mecha que no se apagó con el correr de los años.
Entonces, el Atlas-Querétaro se convirtió en una rivalidad considerada de alto riesgo. No volvieron a enfrentarse hasta 2010, cuando los Gallos Blancos volvieron a la Primera División. Ahora el escenario fue La Corregidora. Los rojinegros prometieron llevar a miles de personas. Había que cobrarse la “invasión” de la última vez.
Y cumplieron al presentar una gran cantidad de seguidores en las gradas. Esta vez, el resultado fue a favor del Querétaro. Pero el desenlace resultó igual de lamentable. Nuevamente hubo enfrentamientos en las tribunas. Primero entre barristas del Atlas y policías. Después, entre los grupos de ambos equipos, al salir del inmueble para “toparse” en la calle. Se reportaron al menos 30 detenidos.
Entonces se encendió la primera señal de alerta. Se acordó en aquel momento prohibir viajar las barras visitantes. Afición del Querétaro no podría entrar al Estadio Jalisco y la del Atlas no tendría acceso a La Corregidora. Eso sirvió. Calmó los ánimos. Las siguientes veces que se enfrentaron, los actos de violencia, que siguieron existiendo por la rivalidad ya existente, fueron aislados, no masivos.
Pero alguien consideró que quizá con el tiempo se olvidarían las cuentas pendientes. Grave error. Para 2013, con los equipos luchando por salvarse de descenso, nuevamente se presentaron las barras de ambos. Como era natural, volvió a darse un enfrentamiento que dejó como saldo varios lesionados, detenidos y destrozos a las afueras del Estadio Jalisco.
Los enfrentamientos se han seguido dando a lo largo de los años. Incluso la barra del Atlas hacía en uno de sus cánticos, cada que se enfrenta a Gallos Blancos, alusión de aquel descenso. Lo ocurrido este sábado en La Corregidora no es un capítulo aislado, es consecuencia de una rivalidad que creció sin que las autoridades tuvieran mano firme para frenarla.
Es el capítulo, eso sí, más grave en el historial de enfrentamientos entre barras de Querétaro y Atlas. Las autoridades no han reportado personas fallecidas hasta el momento, aunque los primeros datos extraoficiales hablaban de varios. Comenzó con un descenso y ahora ha terminado con una tragedia que obligará a la reflexión por parte de todo el futbol mexicano.
Incluso entre los barristas, lo ocurrido el sábado en La Corregidora es considerado de gravedad. “He estado en muchos pleitos porque cuando te metes en esto, es lo que te toca, pero nada como lo que vivimos esta vez. Superó todo. Temí por mi vida”, dijo uno de los rojinegros al volver a la ciudad de Guadalajara.
Se han roto códigos que existen entre barristas al momento de cruzarse en un enfrentamiento. Seguidores que prefieren no dar sus nombres aseguran que algunas de las “leyes” que se entienden al formar parte de uno de estos grupos son no golpear cuando el adversario esta caído, tampoco tocar a mujeres o niños, ni pelear “a matar”. Nada de eso respetó. La rivalidad que nació hace 15 años, llegó a su punto más álgido y ahora tocará las autoridades procurar que no se repita.