Las eliminatorias de Concacaf rumbo al Mundial de Catar 2022 nos llevan a tierras cuscatlecas, tierra hostil para la Seleccion Mexicana de Fútbol.
Alejandra, una muy querida amiga salvadoreña a la que conocí en Madrid hace unos años, me contó que en su tierra "se vuelven locos" cada que la Selección Mexicana visita el país. Y razón no le faltaba. Los exseleccionados nacionales y futbolistas en activo con los que he intercambiado impresiones a lo largo de los últimos años suelen describir los viajes a El Salvador como quien se refiere a una visita al dentista para extirpar una muela de juicio. "Es un partido jodido", soltó con elocuencia hace unos días Sebastián Córdova, palabras que se superponen con los desaforados cánticos de cientos y cientos de aficionados salvadoreños que arrojaron humo azul, rayos láser, insultos y rosarios de cohetes y bengalas (y algún cohete con estallido de bomba) durante casi tres horas al hotel en el que pernoctaron los jugadores del Tricolor.
Lo cierto es que, hasta antes de la verbena, las palabras de Alejandra parecían un falso augurio. Las camisetas de 'La Selecta' brillaban por su ausencia en las calles. Los taxistas no parecían demasiado entusiasmados con el partido. La prensa salvadoreña apenas acudió en media docena, no más, al entrenamiento del equipo nacional en el Estadio Cuscatlán por la mañana del martes; había mayor representación mexicana. Todo dio un vuelco al caer la noche. La bacanal inició cuando el Tricolor regresó a sus cuarteles de su reconocimiento de cancha al 'Coloso de Montserrat', custodiado por las unidades de élite de la policía salvadoreña (que blandía armas largas en los pasillos del recinto), y se extendió hasta casi la medianoche.
Las ráfagas de cohetes tronaban sin cesar, las 'bombas' hacían retumbar los vidrios, una bandera cuscatleca fluía como una salvaje ríada sobre la calle, un coche armado con megáfono circuló la bahía vehicular del hotel solo para entregar un mensaje en las mismísimas puertas del edificio: "Mexicanos, hijos de puta". Un reportero fue alcanzado en la pantorrilla derecha por un proyectil, sin mayores daños, pero con algún dolor. Los más animosos, que no eran pocos, sacudían a los automóviles que lograban abrirse paso entre el gentío. Otros vehículos, cuando pasaban por la zona, sumaban el sonido de sus bocinas al creciente coro de estruendos y mentadas. "Venimos a que vean que les va a costar ganarnos", decía uno de los líderes antes de arrancar con la 'serenata', que de romántica tuvo muy poco. Al dormir, el sistema auditivo zumbaba insoportable. Con que esto es Concacaf.
¡Esto ya se descontroló! 😱
— AS México (@ASMexico) October 13, 2021
La afición salvadoreña ha sabido poner el ambiente en las calles para alentar a @LaSelecta_SLV.
Así el ambiente en las eliminatorias de #Concacaf
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"Desde niños crecemos con esa mentalidad de que a México le tienes que ganar porque es la potencia de Concacaf. Cuando ya estás dentro del medio te das cuenta que es una rivalidad deportiva. La afición, lastimosamente, la hace todavía más grande", explica a AS Diego Mejía, exseleccionado salvadoreño, autor de un gol en una célebre victoria de 'La Selecta' sobre 'El Tri': 2-1 en julio de 2003, en Carson, California, partido que supuso la despedida de un ícono cuscatleco, Mauricio Cienfuegos. ¿De dónde proviene 'el odio', entonces, si se le puede llamar así?, "lo podemos denominar de esa forma cuando muchos inmigrantes van hacia Estados Unidos y pasan por territorio mexicano. Es ahí cuando empieza es molestia por el maltrato, porque nos ven menos, porque se sienten más, porque sus jugadores están en ligas más importantes. Eso piensan. Creo que es una rivalidad tonta. Es un partido de fútbol nada más", diserta Mejía.
"Al Mundial no vamos, pero a México le ganamos", es un lema nacional en El Salvador. Todas las entrevistas que he hecho en dos días en el país han mencionado invariablemente esas palabras. Incluso las entonaron algunos aficionados durante el carnaval que organizaron a las afueras del hotel. "El Salvador se juega la final del Mundial contra México", declaró Felipe Ponce, futbolista nacido en Durango que actualmente milita en las filas del Municipal Limeño, en entrevista con AS. "Debemos aprender de ellos y seguir sus valores y no quedarnos con esa famosa frase. Creo que es momento de que el fútbol salvadoreño deje de ser mediocre y empecemos a creer", critica Mejía. José Hernández, narrador cuscatleco de larga trayectoria en Estados Unidos (ESPN, BeIn Sports, TUDN), coincide con el exfutbolista: "Se puede competir siempre y cuando exista buena planeación, se tenga talento y un proyecto seguro, fijo, apoyado por la Federación, los clubes, la afición, la prensa. Se pueden conseguir cosas más importantes y no quedarse con ese objetivo tan simple, que es simplemente vencer a México".
Diego Mejía espera un partido en donde @LaSelecta_SLV presione y demuestre su mentalidad 🇸🇻💪🏼
— AS USA (@US_diarioas) October 13, 2021
🗣💬 “Es el momento para hacer historia”
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"El factor socio-económico es muy importante para explicar la rivalidad", abona Hernández. "Muchos salvadoreños que cruzan la frontera para llegar a EEUU tienen que pasar por México. Cuentan sus historias, sus experiencias, que son muy negativas. Eso tiene mucho que ver. También está el hecho de que un equipo chico siempre le quiere ganar a un grande", expone. Tal nexo geopolítico entre ambas naciones, sumado a la conformación futbolística de la zona, dan como resultado un explosivo y complejo cóctel social que se concentra en un partido de fútbol. "Están las declaraciones de Hugo Sánchez en el hexagonal de 1981, cuando dijo que en Centroamérica se juega con un balón cuadrado. Eso va agregando, un granito sobre otro. Esta rivalidad, que ya existía, ha ido creciendo. Y también esto es una vitrina para el jugador salvadoreño, la quieren aprovechar y se crecen. Lo entregan todo", continúa el narrador.
Y a todo esto, ¿tiene posibilidad 'La Selecta' para triunfar, para hacer valer la incendiaria 'serenata'? "Será un partido muy duro para México. El Cuscatlán es un estadio complicadísimo para cualquier equipo, desde el pasto, que es alto y lento. Espero a una selección de El Salvador que presione, que demuestre ese cambio de mentalidad que dicen traer en la actualidad con el entrenador Hugo Pérez. Y también espero que México salga a hacer lo suyo, a buscar goles, a tratar de no cuidarse. El ambiente es hostil, pero la gente que está afuera no juega", asevera Mejía. "El Cuscatlán va a jugar su papel. Es una cancha que come piernas, un publico que va a estar haciendo la vida muy difícil al rival. México tiene que llegar preparado para esas adversidades, porque van a ser muchas. Sí creo que El Salvador puede sacar el resultado. No será nada fácil, porque se está enfrentando a una de las dos potencias de la región", vaticina Hernández.
El Cuscatlán, un coloso blanquiazul en reposo, aguarda por un partido trascendental. Tanto que hay en torno a 22 futbolistas: las esperanzas, designios, miedos y sueños de un país. La tranquilidad de la víspera, solo rota por el amago de negativa de la Fesfut para acreditar a la prensa mexicana sin derechos de transmisión, resuelto gracias a la intervención de la FMF, contrastará con el bullicio y el fervor de la noche del miércoles. La 'serenata' de la noche anterior solo era el calentamiento. La antesala al 'infierno azul'.
Quizá, después de todo, Alejandra tenía razón.