México MEX
1
Jorge Sánchez 20'
Canadá CAN
1
Jonathan Osorio 41'
Finalizado

MÉXICO 1-1 CANADÁ

México y Canadá empatan en partido eliminatorio rumbo a Catar 2022

El Tri no pudo hacer valer la localía pese al regreso de la afición a las tribunas. Sánchez y Osorio, autores de los golpes. El ‘grito discriminatorio’ apareció y el partido se pausó. 

México
Adrian MaciasMEXSPORT

Un partido como un baldazo de agua fría. Agua de las Cataratas del Niágara en invierno. Hasta el día antes, las buenas noticias eran boletín en la FMF: México marchaba como líder del octagonal clasificatorio para Catar 2022, la afición regresaría al Azteca y el castigo por proferir agravios homofóbicos ya había sido pagado. La noche del 7 de octubre en el Estadio Azteca cambió el color del panorama. La velada le costó al Tri dos puntos y quizá mucho más. Canadá declaró no tener miedo y así fue. Osorio hizo valer sus palabras y canceló el tanto inicial de Jorge Sánchez en una noche de terror en Santa Úrsula con un tufillo a 2013. Y mucho frío.

Cuando Hirving Lozano toma la pelota, al Estadio Azteca le abraza una brutal descarga eléctrica. Todo vuelve a la normalidad de repente; los coreos, los vítores, ese runrún que aguarda a la espera de un suceso mágico. Percutió Lozano por su parcela favorita, la izquierda, y Miller salió al furibundo encuentro. Crepeau embolsó el disparo subsiguiente de Herrera ante el bullicio de las tribunas. De pronto, la turbulenta noche de hace un mes contra Jamaica quedó muy lejos en el tiempo. Casi como lo está Catar. Y es que al partido no le faltaron frentes de guerra; en el que se avizoraba más decisivo, Jorge Sánchez le hizo saber a Alphonso Davies que a cada encuentro le retaría con cuchillas y grilletes. En el tercer careo, el incombustible lateral del Bayern esquivó a Sánchez con infernal viraje sobre la carrera; Layrea se plantó en la frontal y desembuchó, pero Ochoa, estoico, soportó la metralla con manoplas de titanio reforzado. El partido, desenfrenado, tenía el ritmo de una canción de Rush; Geddy Lee al bajo, claro.

Interpretaron la partitura Lozano y Jiménez, sabedores de que las incursiones de Buchanan y los recorridos defensivos de Johnson abrían un túnel entre las Montañas Rocosas de Alberta. Entonces arrancó desbocado Raúl, recorrió las millas que la fractura le robó, cruzó a pie la tundra del Yukón, siempre con la pelota atada al pie, mientras su estela perforaba el centro del campo; Lozano, muy gozoso, imaginó un final ad hoc a tan bello y eléctrico desarrollo futbolístico, pero su pie derecho no obedeció a sus ínfulas artísticas. El disparo excedió fuerza y frustración. Si no los hace, mejor que los sirva. Poco después del yerro, Lozano volvió a cortar camino por los terruños de Johnson, pero ahora el picoteo, impregnado del tacto del que adoleció el disparo anterior, cayó a pies del personaje más insospechado, Jorge Sánchez, quien controló y anotó en dos tiempos, como el metrónomo de Lee y la estética de Jiménez. O la de Lukaku. Un gol que no corresponde con las funciones (ni las cualidades) de su autor, pero que le reivindica en una sesión de máximo apremio.

No obstante, a ‘Les Rouges’ les corrió sangre. Sucede que la ‘generación dorada’ de Herdman ha hecho de la resiliencia un modus vivendi. Cuando las musas no acompañan, que venga la artillería pesada. Herdman desplegó a la policía montada y la división de infantería del Ejército canadiense, para acompañar las incursiones de Davies. Mientras Eustáquio y Osorio se encaramaron sobre Montes y Araujo, Canadá comenzó a coleccionar ocasiones y ánimos. Layrea saludó al público, Buchanan volvió a probar los reflejos de Ochoa y Davies se mostró misericordioso (o asustado por la temeraria barrida de Montes), cuando marró el tiro más sencillo de su vida (un trámite que Lewandowski habría firmado con los ojos cerrados). Canadá fue una tormenta de nieve hasta que la cabaña de Ochoa cedió al temporal: Davies, que rima y compone sobre el césped como Leonard Cohen, citó a Osorio con Ochoa. El mediapunta de Toronto liquidó a ‘Memo’ con un caricia de hoja de maple.

La noche enturbió en el Estadio Azteca. Un testarazo de Jiménez, que se bamboleó sobre las redes de Crepeau, descorchó un rosario de infortunios para el Tri. Cornejo declaró como ilegal el reencuentro de Jiménez con las redes, el placaje sobre Vitoria no está permitido ni por los reglamentos de FIFA ni por las leyes de uso de la fuerza en México. El encono creció, como los centímetros de nieve en el crudo invierno quebequense, hasta que el ‘grito homofóbico’ entró en escena. Volvió la afición, volvió el alarido prohibido, volvieron las angustias y los malabares políticos. La ironía: 20 minutos después de que la Federación hiciera de una lección de moralidad y de una petición de clemencia un espectáculo ‘rave’, a la afición la súplica le entró por un oído y le salió por el otro. Quizá habrán leído entre las luces de neón y los móviles el exacto contrario del mensaje que debía calar. No, no gritaron México. Y el partido se congeló, como el fútbol del Tri. La pausa tardó un par de minutos, al menos, pero la Selección no deshieló.

Canadá se parapetó en el Parlamento de Ottawa, custodiado por la misma policía montada que había causado destrozos a la retaguardia de Martino. El Azteca y sus corazones envalentonados helaron hasta el punto de congelación cuando Ochoa surcó los aires para abortar el cabezazo de Fraser. Oh, Canadá. El daño estaba hecho. El arrojo final, el empujón de mero tesón de Jiménez y Lozano no bastó para salvar la noche. Mientras FIFA ya redacta las multas por una nueva (enésima) violación sus códigos de ética, Martino y la FMF dormirán nerviosos. Y titiritando.

Clasificación
Clasificación PT PJ PG PE PP
1 8 4 2 2 0
2 8 4 2 2 0
3 6 4 1 3 0
4 5 4 1 2 1
5 5 4 1 2 1
Clasificación PT PJ PG PE PP
1 8 4 2 2 0
2 8 4 2 2 0
3 6 4 1 3 0
4 5 4 1 2 1
5 5 4 1 2 1

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