Tokio: los Juegos con libertad de decisión
Los Juegos Olímpicos de Tokio serán, sin duda, para la historia, independientemente de la circunstancia mundial del año pasado y durante el evento que han llevado a medidas extraordinarias. Tokio marcará un antes y un después, porque son los juegos del futuro.
Tokio son los primeros Juegos on demand, es decir, se han podido ver todos los deportes, sin interrupción, completos y a la hora que sea más conveniente. Herramienta que no solo aumenta el interés, sino que facilita el seguir y disfrutar de las competencias cuando hay, en el caso de México, 14 horas de diferencia con el país anfitrión.
Son la prueba de que los medios se consumen distinto. Ya no estamos en el proceso, ya es una realidad en la que en México vamos tarde. Estoy convencida de que los deportes y los eventos en vivo mantendrán a la televisión, pero el medio debe evolucionar y adaptarse a las necesidades del usuario que ya no es pasivo, sino activo. La entrega de contenidos debe ser inmediata, profunda y personalizada.
Esto no es una utopía, es una realidad y habría que reconocer la visión, el esfuerzo y el gran trabajo de las televisoras. Las transmisiones han sido constantes, con especialistas en cada una de las disciplinas y con posibilidad de darle seguimiento a los Juegos en la televisión, en apps o incluso en YouTube. A 10 días de la inauguración los podemos seguir disfrutando.
Uno de los deportes que más me gusta es la equitación; en específico, la disciplina de adiestramiento. Nunca en mi vida había podido seguir la competencia a menos de que fuera a través de una suscripción a la federación ecuestre internacional, eso evidentemente en años recientes. Podía haber participación de la delegación mexicana y ni siquiera se mencionaba. Ahora pude disfrutar de todo, puedo seguir haciéndolo. Es más, hasta hace unos días era el evento más visto en Discovery + en Inglaterra.
Esto me lleva a concluir que no es que mi deporte no fuera atractivo o que fuera aburrido, conclusiones que yo misma tuve que sacar para entender el porqué nadie lo conocía o no podía atraer interés. Mi deporte, como muchos, no se conocía. Ahora se ve, se vive y se disfruta.
Lo confesé la semana pasada, tengo fiebre de olímpicos cada cuatro años. Ninguno los he disfrutado como éstos, en los que he tenido libertad y el poder de decisión. No es que los eventos ya no llamen la atención, es que ahora se consumen de manera distinta y cuando se da la opción los resultados son abrumadores.
Creo que Tokio es un parteaguas, no solo para los Juegos Olímpicos, sino para todos los deportes. Si las ligas y ,sobre todo, los medios se logran adaptar al público y cubren sus necesidades, el deporte está a las puertas del mayor crecimiento de la historia. Tokio lo hizo posible. Tokio son los juegos con libertad de decisión.