'El Loco' Abreu cuenta cómo 'Pep' Guardiola y Juan Manuel Lillo mejoraron su juego
El delantero uruguayo contó a AS México cómo su entonces compañero y entrenador en Dorados, le “hinchaban las pelotas” para que modificara un aspecto técnico.
El uruguayo Sebastián Abreu tuvo un paso destacado en la Liga MX, del que se desprenden un sin fin de anécdotas e historias ricas por contar. Una de ellas se dio en Dorados de Sinaloa, allá por el 2005, cuando compartió plantel con “Pep” Guardiola, y con el estratega español, Juan Manuel Lillo. En esa buena etapa en el Gran Pez, el “Loco” se convirtió en el máximo goleador histórico en Primera División con 22 goles, en 34 partidos. Sin embargo, y pese a su capacidad goleadora, el delantero charrúa debió “ceder”, ya que en un principio estaba “reacio”, a modificar un aspecto de su juego a pedido del hoy entrenador del Manchester City, y de su ayudante, para beneficiar tanto su desempeño como al equipo.
“Venía de una cultura del futbol sudamericano donde el nueve de área se preocupaba más por cubrir la pelota, ser ese pivote para cubrir, asegurarla y después jugar. Los entrenadores en aquel entonces te exigían eso. Te decían “aguantala”, “aguantala”, “no la pierdas”. Entonces aguantabas al zaguero, con el pecho, con la planta del pie, y me fui adaptando a ese estilo de juego porque era el del futbol argentino y uruguayo”, relata el Loco.
“Cuando llego a Dorados, “Pep” y Lillo empezaron a decirme que estaba perdiendo segundos. Me hinchaban las pelotas con eso, y yo, que soy caprichoso, reacio, testarudo, y además, hacía goles, pensaba…‘estos que me joden con que estoy perdiendo segundos, si sigo haciendo goles”, continuó el uruguayo.
“Hasta que en un momento me saqué ese casco, el de ser una persona que no entendía quiénes me estaban hablando, de ver que tenían un camino, un aprendizaje mucho mejor y mayor, y empecé a escucharlos. Empecé a entender que había mucha coherencia en lo que me decían, en darle continuidad al juego, el posicionamiento, los perfiles, el control orientado, admitir que iba a crecer mucho más como delantero, y como futbolista. Que la jugada iba a tener mayor posibilidad de finalización para mí, el equipo, y ahí empezamos”, explica.
“Cuando me destrabé mentalmente y acepté las indicaciones de los dos, nos empezamos a quedar en los entrenamientos, poníamos esas estacas típicas simulando a un defensor y hacíamos movimientos de desmarque perfilándome siempre para que el control orientado tuviera una segunda situación de juego, pero hacia adelante, no siempre rebotar para atrás que no generaba nada. Lo fui incorporando, con la tecnología, que para eso sí era importantísima, me fueron mostrando partidos oficiales donde naturalmente estaba haciendo movimientos y acciones productivas para el equipo, para mí, y lo incorporé a mi forma de jugar y me dio mucho rédito”, concluyó el Loco.