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El atleta del año

Ciudad de México

Está por terminar 2020. El año que inició con la ilusión de los Juegos Olímpicos de Tokio y que ha terminado con la vida como la conocíamos. El mundo del deporte, como prácticamente todo, tendrá un antes y un después. Sufrimos un parón deportivo importante que ha modificado calendarios, resultados y rendimientos.

Ha sido un año completamente atípico del que parece todavía no nos recuperamos. Ha habido muchas sorpresas. Vendrá una revolución justa y necesaria en la que ahora el talento brillará más que el dinero. Por ello, quise hacer el ejercicio para dar la distinción al atleta del año, lo que me llevó a más preguntas que respuestas.

¿Cómo se mide, cómo se valora?

¿Pueden caber dentro de las mismas categorías de evaluación los profesionales, los amateurs, los paralímpicos con los que cobran sueldos multimillonarios y tienen todo un equipo a su servicio?

¿Los que van en solitario y los que van en equipo? ¿Los que a pesar de estar en un equipo lo superan y los que en realidad son lo que son gracias al equipo? ¿Los de los países y competiciones que tienen recursos frente a los que a penas pueden sobrevivir?

Tratando de poner un parámetro de medición se vuelve todavía más complicado dar la distinción. Pero el deporte profesional y de élite es muy cruel. Premia y sentencia a la par, con estándares muy altos, casi inalcanzables, perdiendo el contexto y muchas veces la realidad.

Y la realidad tiene muchos atletas para brindarles la distinción. Los que se levantan todos los días, se superan, se esfuerzan. Los que no siempre ganan, pero saben competir y respetan el esfuerzo propio y el del rival al que saben aplaudir con deportividad desde el segundo escalón del podio.

¿Cómo puedo destacar a unos sobre otros? ¿Cómo puedo premiar a unos sobre otros? Todos esos amantes del deporte son los que siguen día a día con la idea y la ilusión del esfuerzo por mejorar, mantener y promover sana alegría todos los días. Los que saben que el rival es su yo de ayer, que se miden dentro de sus propias capacidades y saben que siempre, siempre hay un margen de mejora. Es por eso que admiramos a los profesionales de élite que sí tienen que ser medidos con una vara muy alta. A todos los demás que viven fuera del reflector, pero que se esfuerzan igual o más, son los que reconozco como los atletas del año.

Ojalá pueda ser el del 2021. ¡Feliz año nuevo!