Totilas, el caballo leyenda
Hoy contaré una historia ejemplar, de esas que solo nos regala el deporte y que, por más que se ha repetido muchas veces, seguimos sin aprender. Una historia que reafirma que el trabajo y el talento no tienen sustituto en el dinero. Lo hemos visto en el fútbol y en el deporte olímpico, donde se hacen grandes inversiones sin proyecto, pensando que inyectar capital es suficiente en el deporte. Eso es lo maravilloso de esto, que no hay atajos. Es por eso que admiramos a los atletas.
El adiestramiento es una disciplina olímpica de la equitación. Ha sido dominada históricamente por los alemanes. A mediados de los noventa los holandeses se convirtieron en grandes competidores, lo que inició una acérrima rivalidad entre ambas escuelas, comparable a un Barça vs. Madrid o un Boca vs. River. No hay mayor estandarte del adiestramiento holandés que Totilas, uno de los mejores caballos de la historia. Se volvió una sensación mundial y el pasado lunes murió a causa de un cólico.
Totilas tocó la cima con Edward Gal, un jinete holandés que escribió junto a la belleza negra su nombre en la historia. Debutaron en 2007 y dos años después, en un Campeonato europeo, establecieron récords mundiales e iniciaron una nueva era en la disciplina.
En 2010 ganaron la Copa del Mundo y el Mundial, coronándose con tres oros. Juntos eran invencibles, un espectáculo armónico, poderoso que rozaba la perfección. Totilas levantaba estadios y era un imán para toda la afición como nunca lo había hecho un caballo de adiestramiento. Movió corazones hasta en su muerte, han sido miles las muestras de cariño, agradecimiento y admiración que se han visto en las redes sociales en los últimos días.
Tras coronarse en 2010, fue vendido al mayor criador de caballos en Alemania por una cifra récord de 28 millones de euros. Una vez más, Totilas estremecía al mundo de la equitación y en las redes sociales las reacciones no se hicieron esperar. El impacto de romper la mancuerna entre Gal y Totilas le dolió tanto a los fans como al jinete, que se despidió de su compañero con lágrimas.
Matthias Rath, equitador alemán, fue el encargado de seguir con la brillante carrera de Totilas. Su mejor temporada fue en 2011, en la que consiguieron la plata por equipos y un quinto lugar individual en un Campeonato Europeo.
Totilas tuvo una lesión y se perdió los Olímpicos de Londres en 2012. Le tomó dos años recuperarse, pero en el mismo 2014 se tuvo que eliminar de dos finales por las mismas dolencias.
Fue retirado de competencias en 2015 y se mantuvo como caballo reproductor. Ha tenido cientos de hijos; uno de ellos es Toto Jr., quien ahora pelea junto con Edward Gal un lugar para Tokio 2021. Verlo competir es una mezcla de nostalgia e ilusión. Es el vivo retrato de su padre de la mano del jinete que lo llevó a lo más alto. Es una muestra tangible de que los atletas se hacen, no se compran.
El éxito es un conjunto de circunstancias y situaciones. Es producto del talento, del trabajo duro y un poco de suerte. La mancuerna de Edward y Totilas es histórica, inspiradora y ahora es eterna, porque Totilas ya es una leyenda.