El deporte está en el ADN
El jueves 19 de noviembre nació Diego Canchola Garrido. Además de ser hijo de dos personas que quiero mucho, es el ejemplo perfecto de que el deporte es parte de nuestro ADN.
No había ni nacido y ya tenía el uniforme de los equipos de sus padres. Crecerá viendo tenis, jugando golf y fútbol. Aprenderá que Federer, al que seguramente no verá jugar, es una leyenda intocable.
El deporte lo llevamos en la sangre. Es una de las grandes herencias de nuestros padres y nuestros abuelos. Nos une a nuestra familia, a nuestros antepasados; es un puente entre el pasado y el futuro. Genera pertenencia, sentido de familia, de comunidad y llega a unir más que la sangre.
Los equipos y las ligas deben de ser consientes del poder y la responsabilidad que llevan en la sociedad, los valores que inculcan e inspiran sus colores y su afición. Debe existir un esfuerzo importante para esta labor. Debe de ser una prioridad, es una obligación.
Diego vivirá una época deportiva distinta a la de sus padres, distinta a la de sus abuelos, pero la vivirá con la misma pasión. Con una semana de nacido, el deporte ya está en su ADN.