Aguacateros vs. Fuerza Regia: una dinastía o una 'Cenicienta'
La Liga SiSNova llega al epílogo de su temporada 2020 con una final inédita. Aguacateros de Michoacán busca su primer título y Fuerza Regia, el tercero en cinco años.
Mientras el curso tambaleaba como un castillo de naipes, Aguacateros y Fuerza Regia tomaron caminos distintos hasta el último escalón. Los michoacanos, baloncesto de ritmo alto y pick & roll con trazas de 'showtime', engatusaron a la afición con rachas de victorias incontestables (debutaron con un 101-75 ante Astros) y ráfagas de juego demencial y huracanado, producto de la prodigiosa pizarra de Nicolás Casalánguida. La historia estriba en que un día antes del cierre de registros, los Aguacateros no habían confirmado su presencia en la LNBP 2020. Es más, en mayo, a su salida de la asamblea de dueños de la liga, anunciaron públicamente que no participarían. Las condiciones que la LNBP impuso para cumplir con los protocolos logísticos y sanitarios "no coincidían con el proyecto y la visión de la institución", explicaron en comunicado de prensa. Una rectificación de última hora, literalmente, cambió el destino de la competición. De la renuncia a estar a tres partidos de ocupar el trono del baloncesto mexicano hay un solo paso.
Los regiomontanos, en cambio, iniciaron el curso en depresión (2-6) y recobraron el ánimo a tiempo; solo cedieron dos cotejos en sus últimas ocho apariciones. A Fuerza Regia no le atacó el COVID-19, sino una plaga de lesiones, producto de una pre-temporada reducida, que orillaron a Paco Olmos a improvisar: las rodillas de Kelvin Jones, destinado a ocupar el pívot, no soportaron el trajín de su primera experiencia profesional y O.D Anosike cogió la estafeta. 'Penka' Aguirre y David Jackson Jr., MVPs en Argentina y Brasil, ídolos en ligas de abolengo, también transitaron por los servicios médicos. Aguirre, de hecho, pasó más de media temporada entre algodones y Jackson causó baja por un mes. Sin sus dos engranes centrales, Olmos recurrió a una receta confiable. David Huertas aún no sabía si Puerto Rico reiniciaría el Baloncesto Superior Nacional en tiempo y forma cuando acudió al enésimo llamado del coach valenciano. Campeón en 2018-2019, MVP de aquellas finales, santo y seña de la afición que solía congregarse en 'La Fortaleza' cada semana, el internacional boricua fue instrumental para enderezar al navío. Su instinto asesino y puntería de cazador apagaron las alarmas en los cuarteles de Olmos. La irrupción de Jaron Martin y el despertar de Nicolás Romano se unieron a la cruzada de Huertas.