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Tom Brady y Peyton Manning, la íntima rivalidad

Ciudad de México

Tom Brady y Peyton Manning se volvieron a enfrentar. Ahora, haciendo pareja con Phil Mickelson y Tiger Woods, respectivamente para un juego de golf en beneficencia para los afectados por el coronavirus. La expectativa, el resultado, el ambiente que se vivió, la nostalgia y los recuerdos, son dignos de análisis.

Tom Brady y Peyton Manning son dos de los mejores quarterbacks de la historia. Los midas con quien los midas, estos dos tienen la capacidad suficiente para superar a quien sea. En gran parte se debe a su rivalidad y a la historia que formaron juntos como competidores y exprimiendo lo mejor del otro. Cada uno con características muy distintas: Brady con un sistema que lo cobijó y que él impulsó a lo más alto para ser el más ganador en la historia. Ahora, para la próxima temporada con otro equipo, los Tampa Bay Buccaneers, tendrá un reto muy distinto que, de superarlo, callará las pocas dudas que todavía tiene su carrera.

Manning es un genio. Leía las jugadas como ninguno y, además, combinaba ese grandísimo talento con inteligencia y valentía de tomar buenas decisiones bajo presión en un mínimo de tiempo. Logró que sus compañeros siempre lo siguieran en esas locuras que daban resultados, cambian partidos y asombraban a todos. En ese rubro nunca nadie como él.

En el juego de golf se recaudaron alrededor de 10 millones de dólares entre cuatro atletas históricos cuyas fortunas suman en conjunto más de 1.63 billones de dólares, es decir, el equivalente del valor de las importaciones de fruta de China en 2009. Más allá del dinero, la expectativa de verlos juntos en un deporte que parece podría ser de los primeros en retomar sus competiciones, pero, sobre todo, en una actividad que no es su fuerte y en la que, como anécdota, se defendieron bien.

Un atleta que ha dedicado su vida al deporte, por lo general, es bueno para cualquier deporte. Se me ocurren los ejemplos de Michael Jordan y Jorge Campos, que salieron de su actividad para probar suerte en otras en las que no faltó el derroche de talento y disciplina. Solo como consejo: que los niños hagan deporte, les puede cambiar la vida.

Regreso al sentimiento que fue ver cara a cara a dos de los más grandes de la NFL. La nostalgia los invadió primero a ellos, que en cada hoyo se hacían bromas, se burlaban y se fintaban sabiendo que este no era solo un juego entre ellos, sino que era el juego de todos y que ahora ganaba la gente que más lo necesita en medio de una pandemia. Aún así se les veía con menos presión que en sus juegos oficiales.

Estamos hablando de una de las mejores rivalidades en la historia del deporte. Siempre he pensado que se sostuvo tantos años y a tan tremendo nivel por estar sustentada en el respeto y la admiración mutua. La prueba de esto la publicó Tom Brady en su cuenta de Facebook cuando Manning se retiró: una foto en la que salen en medio del campo, dándose la mano en la última batalla que lidiaron. “Congratulations Peyton, on an incredible career. You changed the game forever and made everyone around you better. It's been an honor.” (Felicidades, Peyton, por tu increíble carrera: Cambiaste el juego para siempre e hiciste a todos mejores. Ha sido un honor”)

Brady nunca había ganado tanto delante de Manning como lo hizo en su despedida. Agradecidos, es así como deben vivir. Uno no hubiera sido lo mismo sin el otro. Es la belleza de las grandes rivalidades deportivas. Claro que hay que disfrutarlos, claro que hay que admirarlos; también hay que enfrentarlos, encararlos, compararlos. Eso los llevo a ser Peyton Manning y Tom Brady.

El rival es parte fundamental de la carrera de un deportista. Es el parámetro con el que se mide y es medido. La excelencia llama a la excelencia; no te puedes quedar detrás. Y estos dos han sido excelentes. Han entendido que necesitan del otro para destacar, para brillar, para superarse y que la gloria sepa a algo, sepa a mucho.

Brady lo escribió de manera perfecta: “Peyton nos hizo mejores a todos”. Manning es un ejemplo a seguir. Me quedó con su inteligencia, el liderazgo, el temple y la clase. Por su parte, Brady es el hombre de los anillos, de los triunfos, de los sueños; es la sonrisa y es la carrera de película, la historia de éxito. Volverlos a ver juntos, aunque sea en un campo de golf, ha sido un privilegio, porque Brady y Manning son la íntima rivalidad.