El deporte, prioridad nacional
La ciudad de León postuló desde el año pasado su candidatura para ser sede de los Juegos Centroamericanos 2026. Esta será una edición importante e histórica de la justa regional porque celebra 100 años. Lamentablemente, por falta de apoyo del gobierno federal y de la Conade, la semana pasada se retiró la propuesta.
La elección para decidir quién alberga este tipo de eventos no es sencilla. Se presentan muchos requisitos y la inversión económica es fuerte. México ha sido anfitrión de eventos deportivos de alto nivel y siempre ha sido digno anfitrión, más en los últimos años. Y la pregunta para muchos es ¿conviene hacer ese gasto en un evento deportivo?
La respuesta siempre es sí. Una y mil veces sí. El gran problema es el manejo posterior, cuando se termina la adrenalina, la emoción y se nos pasa la fiebre deportiva. Somos muy malos manejando la resaca. Es por eso que, históricamente, esas cifras escandalosas parecen más gasto que inversión.
Los últimos Juegos Centroamericanos se celebraron en Barranquilla, Colombia, en 2018. La ciudad recibió durante el evento a más de 20,000 personas, de las cuales 5,854 fueron atletas y había periodistas de más de 37 países. La inversión fue de 1,093 millones de dólares, de los cuales 169 millones se utilizaron para la construcción de infraestructura deportiva.
Una de las últimas experiencias similares en México fueron los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, en los que la inversión rondó los 652 millones de dólares. Tuve la oportunidad de estar en más de una sede y la infraestructura y organización fueron espectaculares. Mostramos al continente y al mundo la capacidad y la calidad que tenemos como país anfitrión. Hoy por hoy, el 60% de esas instalaciones no se usan; se desperdició la oportunidad de impulsar el deporte en Jalisco, como pasó tras los Juegos Olímpicos del 1968. Eso es gastar el dinero, no invertirlo.
Nuestro país también acogió los Juegos Centroamericanos de Veracruz en 2014, que tuvieron un costo aproximado de 226 millones de dólares; son los segundos más costosos de la historia, solo superados por los 392 MDD que se pagaron en Mayagüez, Puerto Rico, cuatro años antes. Y entonces, si son tan caros, ¿por qué siempre hay ciudades que se pelean por tener algún megaevento?
Porque rebasa lo deportivo. Deja un legado en infraestructura, un precedente para espacios amplios, cómodos y certificados para las próximas competencias y para la vida de los ciudadanos de esa ciudad. En el caso de México, si un estado crece y sube de nivel en competencias nacionales y regionales, es fuente de inspiración para los demás.
Guanajuato buscaba utilizar la inversión no solo para infraestructura y organización. La candidatura había presentado un plan para sectores como la educación, obra social, carreteras, salud y seguridad. Y eso debe de ser prioridad para nuestro país a cualquier nivel; estatal y federal. La prioridad de inversión de una nación debe ser educación, seguridad y salud. Es lo que realmente cambia la calidad de vida de sus ciudadanos. El deporte es las tres. Por ello, el deporte debe de tener un presupuesto amplio, un plan inteligente y estructurado con un estricto seguimiento, porque mejora la calidad de vida.
Desde ese punto de vista la fiesta que se genera alrededor de un magno evento deportivo es pasajera, pero el trasfondo es qué se hace después. Lo que se aprende de tener ese espíritu deportivo, de competencia, y la continuidad que se le da a los espacios ya certificados donde se puede practicar. El deporte debe ser prioridad nacional.