Ramón Ramírez: "Contra Bulgaria, nos faltó personalidad"
El exfutbolista mexicano reconoció que el combinado europeo los sorprendió en los octavos de final del Mundial del 94' donde fueron eliminados en penales.
Durante siete Copas del Mundo consecutivas, la Selección Mexicana ha fracasado en la búsqueda del quinto partido. En todas superó la primera ronda, pero siempre quedó fuera en Octavos de Final. El primer revés de esa ya muy larga lista fue en Estados Unidos 1994. Tras quedar líder en el llamado “grupo de la muerte”, el Tri de Miguel Mejía Barón cayó en penales ante Bulgaria. El nayarita Ramón Ramírez reconoce, casi 26 años después, que el equipo se confió y le faltó personalidad.
“Fueron procesos bien interesantes, todos con gente muy capaz. Tendría que hablarte del ‘94 que quien inició el proceso fue César Luis Menotti y lo retoma muy bien el doctor Miguel Mejía Barón, que tenía la misma filosofía de equipos atrevidos, que corrían riesgos. Él tenía una frase, que a la Selección no van siempre los mejores, van los que él cree que son mejores para su estilo y me parece correcto. Hay técnicos con un estilo muy clavado pero si no tiene elementos para ese estilo de juego, terminará como fracaso. Mejía Barón agarró jugadores ligeros, que manejaran una o dos posiciones, que recuperaran la pelota, ese fue el proceso del ‘94”, explica.
“Ya en la Copa del Mundo, íbamos con incertidumbre, hasta desconfianza de si podíamos o no pasar. Noruega era el mejor de Europa en ese momento, Italia de los máximos campeones y el estilo de Irlanda nos podía complicar. El primer gran reto era calificar y lo hicimos, pero no sé si al mismo tiempo nos relajamos o confiamos, porque sentíamos que Bulgaria ya no era tan poderoso como los rivales de grupo y que eventualmente íbamos a pasar. Nos vimos sorprendidos”, relata Ramón Ramírez.
“Los europeos juegan distinto los amistosos que los partidos oficiales y nos sorprendió. Conforme pasaron los minutos, más allá de la polémica de los cambios (Mejía Barón no hizo una sola modificación en ese encuentro), que los técnicos tienen ese derecho, nos faltó más a los jugadores, más personalidad, más deseo de no llevarlo a tiempos extra y penales”, reconoce el ex futbolista de Chivas.
“Yo me quede con un sabor amargo, agridulce, porque creo que cumplí bien el proceso de eliminatoria, estuve siempre como titular en Copa América y Copa Oro, pero después del partido con Noruega, perdí el lugar, me fui a la banca. Regresé contra Bulgaria, así que perdí los dos partidos que jugué. No fue el Mundial que esperaba, al interior del grupo nos quedamos con la insatisfacción de que en los 90 minutos, con más atrevimiento hubiéramos ganado”, sentencia.
Durante una charla con el programa Pelota Querida, Ramón Ramírez recuerda el otro Mundial que disputó. “En Francia ‘98 fue otra camada, no sé si con la misma calidad individual del ‘94, pero ya con otra mentalidad, más despiertos, con menos complejos. El jugador ya quería hacer un gran Mundial para irse a Europa, en el ‘94 queríamos un gran Mundial para hacer un mejor contrato en tu equipo. Ya no había miedo de irse a Europa, encaramos el Mundial diferente: pensábamos que a Corea se le tenía que ganar, ya no era a ver cómo nos va, con Holanda estaba la posibilidad de perder, pero por qué no sacarle un empate y teníamos la sensación de que a Bélgica le podíamos ganar”, detalla.
“Se dio la calificación y contra Alemania (Octavos de Final), habla la gente con toda razón que faltó mentalidad y creo que lo que nos faltó fue contundencia. Si metemos las dos que tuvimos hubiéramos avanzado, me quedé con mejor sabor de boca en ese Mundial, pero cometí un gran error y me costó no jugar con Alemania. Me desesperé contra Holanda, me le crucé al árbitro, lo tomó como agresión y me expulsó. Nunca pensé que íbamos a calificar, de camino al vestidor, escucho la algarabía, supe que empatamos, que pasamos y no iba a jugar el siguiente partido. Como grupo, la contundencia marcó la diferencia”, concluye Ramón Ramírez.
Al América, respeto, pero no cariño
En 1999, Ramón Ramírez fue protagonista de una de las grandes polémicas en la historia de Chivas. Contra su voluntad, fue vendido al América, el acérrimo rival. Sólo estuvo seis meses con la camiseta amarilla. Hoy confiesa que por las Águilas guarda mucho respeto, pero no cariño.
“Le tengo mucho cariño a los equipos donde jugué, cada uno tiene valor. No olvido mis raíces: Coras de Tepic en la Segunda División, le tengo mucho cariño a mi tierra. De ahí brinco a Santos y le tengo muchísimo cariño porque me debutó, me abrió las puertas. Le tengo mucho cariño a Chivas, fui campeón, le tengo cariño a Tigres porque en una situación complicada siempre me dio la mano. Le tengo respeto al América, no puedo hablar de cariño porque sólo estuve seis meses, pero le tengo mucho respeto”, reconoce en charla con el programa Pelota Querida.
Y acepta que su venta a las Águilas fue dolorosa. “Por las circunstancias sí, en su momento sí porque pienso que un jugador de Chivas no puede brincar al América, ni uno del América puede brincar a Chivas. Pienso que no es lo ideal, pero si los clubes se ponen de acuerdo y el jugador decide que se quiere ir, se debe respetar, como pasó con Oribe. No fue fácil llegar al América, ni lo que se expresaba de mí, gente de Chivas. Aquí nadie me pidió mi parecer y cuando lo expresé, no se me respetó”, finaliza Ramón Ramírez.